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Restaurante demuestra que las personas con condiciones especiales tienen mucho que aportar

En Buenagente trabajan personas con síndrome de Down y el espectro autista

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El restaurante Buenagente es un ejemplo de que tener una condición especial como síndrome de Down o el espectro autista no es una limitación para trabajar de forma excelente.

Este local está en Los Yoses y abrió sus puertas el 11 de febrero, hace apenas un mes, pero ya marcó el corazón de todas las personas que han ido a comer ahí.

Su ambiente cálido, su atención especializada y su deliciosa comida son una combinación que hace que todos sus clientes quieran volver, pero el sello más significativo es que cinco de las diez personas que trabajan ahí tienen síndrome de Down o son autistas.

Alexánder Navarro, uno de los dos socios fundadores del negocio, dice que la idea del proyecto nació hace ya unos dos años y que su fin era precisamente dar una oportunidad laboral a personas con condiciones especiales porque a ellas se les dificulta mucho más conseguir trabajo.

“Mi socio, Pedro, y yo ya tenemos otros proyectos gastronómicos y pensamos en desarrollar este de impacto social en el que combinamos el buen servicio y la equidad.

“La idea de nosotros al contratar a personas con condiciones especiales en el restaurante no es dar lástima sino naturalizar el que esas personas pueden y merecen y trabajar como cualquier otras”, explicó.

En un principio el local iba a ser una cafetería pequeña y cuando estaba a 15 días de abrir llegó el covid-19 a Costa Rica y tuvieron que posponer la apertura, ya que no querían exponer a sus colaboradores a contagios de coronavirus por la atención a los clientes.

Muy responsables

Alexánder dice que los trabajadores están muy contentos de poder demostrar sus habilidades.

“Llegan temprano siempre, cuando ya les toca salir preguntan si se pueden quedar otro ratito, nos han dicho los papás de ellos que cuando están libres también quieren ir a trabajar y en realidad eso es bueno porque significa que están a gusto y disfrutan lo que hacen.

“El día que se les dio el primer pago fue algo muy emotivo, estas personas llevaban años buscando trabajo y nadie les había dado la oportunidad y el día que recibieron su sueldo algunos hasta lloraron de la emoción. Recuerdo que uno de los muchachos me dijo, ‘ahora voy a poder invitar a comer a mi mamá y voy a poder pagar yo’”, contó.

Uno de los trabajadores del restaurante es Daniel Monge, un joven con síndrome de Down que estudió por tres años en el Programa Institucional de Inclusión de Personas con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior (PROIN), de la Universidad de Costa Rica (UCR). Se graduó como asistente de restaurante con un promedio de 98 en diciembre del 2019.

Él dice que tiene muchos sueños por cumplir y ahora que tiene trabajo será más fácil hacerlos realidad.

“Me gusta que al fin puedo trabajar en lo que aprendí, puedo usar el azafate y atender a los clientes, eso me gusta mucho. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me hace independiente, tengo un buen salario y me gustaría tener mi propio apartamento y aprender a conducir, yo sé cocinar, lavar ropa y hacer de todo, entonces puedo vivir solo”, aseguró el empunchado muchacho de 27 años.

El restaurante Buenagente está en Los Yoses, 25 metros al sur de la torre Latitud y abre todos los días de 11 a. m. a 7 p. m.

Negocio propio

Otra de las colaboradoras del local es Mary Paz Corrales, una joven con síndrome de Down y vecina de Coronado que disfruta mucho su trabajo.

“Me encanta lo que hago, estoy aprendiendo mucho, me gusta atender bien a los clientes para que se vayan contentos. Más adelante me gustaría tener mi propio Catering Service para organizar eventos”, narró la joven ilusionada.

Bryan Chaves, de 31 años, también trabaja en el restaurante y al igual que sus compañeros se siente realizado porque puede demostrar que es capaz de muchas cosas pese a tener síndrome de Down.

“Es la primera vez que tengo un trabajo y es una linda experiencia, estoy muy feliz. Tengo muchas ilusiones, me gustaría tener mi propio departamento, mi propio carro y ayudar a mis papás y sobrinos”, aseguró.

Alexánder dice que con este proyecto esperan demostrar que las personas con condiciones especiales tienen mucho que dar y pueden perfectamente desempeñarse en una empresa.

“Le digo a los empresarios que se den la oportunidad de trabajar con personas con condiciones especiales, son muy valiosas, agradecidas, honestas, leales y serviciales. Ellos merecen la oportunidad de que les abramos las puertas a un trabajo digno”.

En la segunda planta del local hay una tienda de artículos con diseños hechos por los muchachos con condiciones especiales. Hay medias con estampados diferentes con el lema “Diversos pero iguales”; también tienen camisetas, gorros, cosmetiqueras, entre otros.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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