Wálter Hernández soñaba con pensionarse para disfrutar esta nueva etapa de su vida, sin embargo, nunca se imaginó que ese sueño se convertiría en una verdadera pesadilla.

Hernández trabajó durante 38 años para el Ministerio de Salud como coordinador de Vigilancia de la Salud en la sede de Cartago y asegura que a la fecha no le han depositado ni un cinco de sus prestaciones de ley.

Este brumoso de 65 años debe pagar los servicios públicos de su casa, abonar a dos préstamos y pagar la tarjeta de crédito. Además debe comprar el tratamiento para la depresión que padece.

Pero el caso de don Wálter no es el único, pues el Ministerio de Salud le debe plata de prestaciones a 51 funcionarios, que se jubilaron desde finales del año pasado.

Jorge Araya, director financiero de Salud explicó, en parte, qué ocurrió.

“En junio del 2018 presentamos a la Tesorería Nacional el anteproyecto del presupuesto para el 2019. Pedimos ¢800 millones para el tema de prestaciones, sin embargo, nos aprobaron ¢100 millones, el 2019 lo comenzamos renqueando”, justificó Araya.

Pide prestado

Wálter comentó que la pensión que recibe de la CCSS es de la mitad del salario que percibía mientras trabajaba y que de la pensión complementaria, que tiene con el Banco Popular, recibe una cuota mensual.

Luego de cubrir sus gastos le quedan únicamente ¢39 mil para jugársela todo el mes. Tras de eso, por este motivo ya sumó una deuda más porque esposa Melany le presta plata para comprar sus medicinas.

Hernández lamenta su situación, pero además se pone en los zapatos de otros compañeros, que tampoco recibieron su platita.

“Con mi situación no puedo evitar sentirme mal, es una injusticia lo que me pasa. Tantos años de entrega a una institución y no me han compensado por el servicio brindado”, comentó.

Decenas esperan la platica

Araya confirmó que la resolución para depositar le liquidación de Hernández llegó a ese departamento en abril de este año.

“Los trámites en las instituciones públicas no son rápidos, se pueden tardar de tres a cuatro meses”, expresó.

Pese a la justificación, dice ser consciente de la deuda que tienen con los excolaboradores.

“Al día de hoy debemos un total de ¢475 millones en prestaciones. Esta situación se da porque desde hace tres años hay una generación de compañeros que se pensionan casi al mismo tiempo y no tenemos liquidez para depositarles”, expresó.

El funcionario comentó que en febrero se quedaron sin los ¢100 millones y desde entonces hacen de tripas con chorizo para ir pagando poco a poco.

“Estamos recurriendo al dinero de las plazas vacantes que no se llenan. En los meses de febrero, abril y junio pudimos tener un poco de dinero para ir saliendo del atraso, pero nos falta mucho. A los pensionados, el dinero se les paga de un solo y si ellos desean, pueden pedir el pago de intereses por el atraso generado”, señaló.

El director financiero explicó que le envió un correo a Hernández explicándole la situación del Ministerio, e indicó que espera depositarle la plata a finales de este mes.

“Yo quisiera pagarle a todos cuando recibimos las resoluciones, pero no es porque no quiera hacerlo”, finalizó.