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Sobreviviente de accidente en el que murió mejor amigo: “Siento que él me protegió al conducir la moto”

Geovanny Díaz recuerda las últimas horas que pasó con Jeudyn Espinoza previo al choque que sufrieron la madrugada del 21 de enero del 2013

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La vida es distinta para Geovanny Díaz desde del 21 de enero del 2013. Ese día por la madrugada, él y su amigo Jeudyn Espinoza sufrieron un accidente en moto al chocar contra una vaca, en Quebrada Honda de Nicoya, Guanacaste.

Ambos regresaban de una corrida de toros en Río Grande de Paquera, en la que participaron el domingo 20 de enero. Al finalizar la actividad, los jóvenes se fueron para sus casas, en el cantón de Cañas. Jeudyn iba manejando la moto de su amigo de toda la vida, una Honda Tornado 2010 y perdió la vida producto del choque.

“Ese día se armó una discusión porque había dos compañeros de monta que querían venirse conmigo. Entonces Jeuydin tomó las llaves de la moto, se las amarró en la faja y me dijo: ‘yo me voy con usted porque yo sí soy amigo suyo, los otros no’. Siento que con ese gesto él me protegió de morir”, contó Díaz, hoy con 33 años de edad.

Geovanny no llevaba casco al momento del choque y le tuvieron que coser la cabeza. Le hicieron 20 puntadas y estuvo incapacitado 15 días.

“Los toros siempre han sido mi pasión, pero luego del accidente me prometí nunca más ir a una corrida en Río Grande. Siento que al ir a ese lugar recordaría lo vivido y cada año, días antes al 21 de enero siento algo en el corazón, esto es algo que no se me va a olvidar nunca y menos luego de pensar que yo también podría estar muerto. Dios quiso que siguiera aquí y siempre pido por el descanso del alma de mi amigo".

Jeudyn falleció a los 28 años y era padre de unos gemelitos que cumplirán 13 años este martes 14 de enero. Uno de ellos vive con la madre del fallecido, en Purral.

Todo tranquilo

Geovanny y Jeudyn eran miembros del grupo de monta Los Cañeros y se conocían desde la infancia. Jeudyn vivía en Vergel de Cañas y Geovanny es oriundo de La Gotera, también en Cañas.

“Nos conocíamos de chiquillos y compartíamos la pasión por los toros. Jeudyn era el montador y se dedicaba a eso desde los 15 años. Cuando ocurrió el accidente tenía 28 años. Yo soy torero, me dedico a cuidar a los montadores”, aseguró el sobreviviente.

La mañana de aquel domingo 20 de enero del 2013, Geovanny estaba en Montezuma, en la casa de sus suegros. Él viajó solo a Río Grande en la moto y llegó al redondel a eso de las 5:30 p.m.

“Al día siguiente tenía que trabajar y por eso me llevé la moto, que era de mi suegro, para llegar más rápido. Ese día me esperaban mi esposa Sharlyn y mi hijo José Yanán, que tenía apenas 21 días de nacido”, recordó.

La corrida empezó a eso de las 8 p.m. y el evento transcurrió con normalidad. No era la primera vez que participaban en unas corridas en los festejos patronales de Río Grande, por lo que ya conocían el lugar.

Jeudyn montó a El Capuchino y en ningún momento hubo algo anormal cuando estuvieron en Paquera. Nunca tuvieron un mal presentimiento o algo parecido.

Geovanny contó que cuando se estaban cambiando, Jeudyn le regaló un pañuelo que usó en una de sus piernas, por un desgarre que tenía. Al dárselo le dijo: “tome, para que lo tenga de recuerdo”. Sin saber que el detalle se convertiría en una despedida.

Un recorrido sin contratiempos

A eso de las 10:30 p.m. salieron rumbo a Cañas. El trayecto estuvo tranquilo, no hubo ninguna preocupación en el viaje. En el camino conversaron de la corrida e hicieron una parada en Jicaral para echarle gasolina a la moto.

“Él no me dijo si sentía algún miedo. Al llegar al cruce de Nandayure me dijo que tenía hambre, eran las 11 p.m. pasadas y recuerdo que nos comimos un pedazo de costilla frita, papas a la francesa y un fresco. El recorrido total era de unos 120 kilómetros y aún nos faltaban como 65 kilómetros para llegar a Cañas”, comentó.

Jeudyn llevaba casco y Geovanny no. Este vecino de Cañas, quien trabaja para el departamento de Mantenimiento, en las oficinas regionales del Ministerio de Agricultura y Ganadería, en Las Juntas de Abangares, destacó que él estaba muy cansado y lo último que recuerda previo al accidente es que cruzaron la gasolinera que se ubica en el cruce de Quebrada Honda, en Nicoya.

Se nubló la mente

El accidente ocurrió a 100 metros de la gasolinera, buscando hacia el Puente La Amistad.

“Nos faltaban como 35 minutos para llegar a la casa. No sé qué pasó en el momento del choque”, aseguró.

Este guanacasteco afirmó que siente que estuvo inconsciente unos 15 minutos y al inicio le costó despertar. Estaba en media calle, sintió una herida en su cabeza y su camisa estaba empapada de sangre.

“Todo estaba muy oscuro, en eso vi que las señales de la moto se encendieron y ahí empecé a recordar que iba para mi casa, pero no tenía idea de con quién iba. Me levanté, intenté caminar hacia la moto y ahí vi a Jeudyn, que estaba a unos 10 metros, con la moto encima y una vaca a su lado. En el camino no vimos a ningún animal, creo que la vaca estaba a la orilla de la calle e intentó cruzar cuando escuchó la moto”, señaló.

Conforme fue recuperando el conocimiento, Geovanny se acercó a su amigo para pedirle que se fueran. Le tocó la pierna, pero él no reaccionaba. En ese momento vio un carro y le hizo señas para que les ayudara, pero el carro no se detuvo. A este cañero le dolía el pecho, le costaba respirar.

Cinco minutos después, se acercó otro carro que sí se paró a auxiliar a ambos jóvenes y lo primero que pidió Díaz fue que atendieran a Jeudyn.

“No recuerdo quiénes me ayudaron, pero me dieron agua, me intentaron tranquilizar y me quitaron la camisa para que me la pusiera en la cabeza. Uno de los muchachos vio a Jeudyn y se devolvió pidiéndome que me preocupara por mí. En ese momento me di cuenta de que mi amigo estaba muerto”, aseguró.

A partir de entonces, muchas cosas pasaron por la cabeza de Geovanny. No se podía explicar lo que le estaba pasando y sentía un dolor enorme, pues no podía creer que media hora después de cenar se encontraría con la muerte de su amigo.

“Antes de que llegara la ambulancia, uno de los muchachos que nos ayudó le tapó la cara con un pañuelo. Logramos quitarle la moto y me le acosté en el pecho; lloré mucho y al rato el muchacho me quitó para no dejarme desmayar. Cuando llegó la ambulancia me llevaron al Hospital La Anexión. El cuerpo de Jeudyn quedó ahí”, recordó.

Ya en el hospital, le hicieron placas y le cosieron la herida de la cabeza. Mientras que estuvo hospitalizado Geovanny no hacía otra cosa más que pensar en que de una u otra manera su amigo lo protegió de morir en aquel accidente.

“La vida le manda a uno mensajes que luego descifra con el paso del tiempo. Esa fue una verdadera muestra de amistad y me demostró una vez más que él era mi amigo en las buenas y las malas. Yo pasé 15 días incapacitado, pero por dos meses lo único que hacía era llorar y aún hoy hay días en los que se me vienen las lágrimas al recordar”, comentó.

Un nuevo comienzo

Geovanny no pudo ir al velorio de Jeudyn, pero sí asistió a su entierro. Al joven lo velaron en la casa de su mamá y el día de su funeral, unas horas antes, Díaz llegó a conversar con la familia de su amigo.

“Me recibió su mamá y yo pensé que me iba a hacer un reclamo. Yo la abracé y le pedí disculpas, ella me dijo muy serena, dentro de lo que cabía, que las cosas pasaban por algo y gracias a Dios pude despedirme de mi amigo”.

Por mucho tiempo, Díaz lloró a Jeudyn, pero un día un sueño le cambió su forma de ver las cosas.

“Íbamos en un bus en la parte de atrás y él se levantó pidiéndome que no llorara más por el, que estaba bien y que me quería mucho, como para que yo estuviera sufriendo. Luego de ese día le hice caso, sentí que me salió algo del alma y me he sentido mejor”, recordó.

Del accidente aprendió muchas cosas, entre ellas a valorar más su vida.

“Ahora sé que es importante andar con todos los implementos de seguridad y antes de salir de mi casa me encomiendo a Dios. Lo más importante es andar con cuidado en la calle, ese día no íbamos haciendo loco, pero no le puedo decir que íbamos despacio. Ahora no me importa llegar tarde”.

Yenci Aguilar Arroyo

Yenci Aguilar Arroyo

Redactora de la sección de Nacionales. Trabajó en las secciones de Deportes, Tiempo Libre y tiene experiencia en comunicación institucional. Cuenta con 18 años de experiencia, desarrollada principalmente en el periodismo escrito. Fue designada Periodista del Año del 2023. Trabajó en el Periódico Al Día.

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