Rubén Cairol Guzmán trabaja en la Municipalidad de San José y hace tres meses se contagió de covid-19 al atender a un compañero que era positivo y no lo sabía.
Él tiene 47 años y es un paciente cardiópata que está con su control al día. Labora en el área de Gestión de riesgo de desastres y además es paramédico, por lo que cuando puede ayudar a alguien que sufre una emergencia médica lo hace sin pensarlo.
Desde que inició la pandemia, Rubén ha sido uno de los trabajadores que le ha puesto más ganas a la prevención y por el puesto que desempeña ha capacitado a muchos de sus compañeros para evitar contagios.
"Yo no me contagié en una fiesta o por andar en la calle, lo hice porque atendí a un compañero que estaba contagiado y no lo sabía. Eso ocurrió el viernes tres de julio, él se descompensó y tenía una fiebre bastante intensa y lo ayudé en todo lo que pude.
"Unos dos días después de eso empecé a sentirme mal, me dio dolor de cabeza y de espalda, entonces el lunes seis pedí permiso en el trabajo para ir a hacerme la prueba de covid a la clínica Moreno Cañas. Me mandaron a cuatro días de aislamiento a mi casa mientras estaban los resultados, pero al día siguiente empeoré y empecé a sentir que me ahogaba, entonces en la noche me fui para la clínica Solón Nuñez y de ahí me mandaron al hospital San Juan de Dios.
“Me hicieron la prueba y dio positivo y como los problemas respiratorios que tenía eran tan serios me dejaron ahí de una vez. Me pusieron oxígeno, un monitor cardíaco y otras máquinas para tenerme vigilado. Solo tres horas después de que me internaron vi morir la primera persona por el virus”, recordó.
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Impacto sicológico
Rubén dice que el impacto sicológico de estar internado en una unidad de pacientes con coronavirus es muy fuerte.
"Estuve internado una semana en el San Juan de Dios y media semana en el Calderón Guardia y todos los días vi morir al menos a tres o cuatro personas, eso fue lo más duro de todo.
"Yo veía el esfuerzo de los médicos por salvar a los pacientes, pero el virus es muy fuerte. Era desesperante ver a la gente agonizar, prácticamente ahogándose; es que lo que uno siente no es que le falta el aire, es que de verdad no se puede respirar ", relató.
El sobreviviente dice que fue realmente duro estar conectado a las máquinas y saber que en cualquier momento era él quien podía ponerse mal.
"Es desesperante porque uno no puede hacer nada, el ahogo es terrible. Además, el estar incomunicado de la familia también afecta mucho; los allegados de los pacientes llaman y lo más que les dicen es ‘está estable’, ‘está delicado’, pero más de una vez escuché que le decían a una familia que su ser querido estaba estable y la siguiente llamada fue para informar que había fallecido.
“Al ver todas esas cosas entendí que solo había dos maneras de salir de ese hospital: en una bolsa para cadáveres o por la gracia de Dios y como soy creyente me aferré a Él y le pedí fuerzas”, contó.
Recaídas
El sobreviviente dijo que después de salir del hospital sufrió dos recaídas, en una estuvieron a punto de volverlo a internar, pero al final no fue necesario.
Los dolores de cabeza, en el pecho, el agotamiento extremo, son parte aún de su realidad, aunque ya pasaron tres meses de la crisis que sufrió por el covid.
"Si antes trabaja en la prevención de esta enfermedad, ahora lo hago con más entrega porque sé lo que realmente significa y el daño que puede hacer. Conozco personas que se han contagiado y ellos han contagiado a sus papás y desgraciadamente el virus le arrebató la vida a alguno de sus padres.
“Debemos aprender a vivir con esta realidad y con la responsabilidad que tenemos de proteger a nuestros seres queridos. En mi caso, mi esposa y mi hija también se contagiaron, pero gracias a Dios a ellas no les dio tan fuerte como a mí”, expresó.
El trabajador municipal dijo que tanto él como otros compañeros que también estuvieron contagiados sufrieron discriminación, por lo que como parte de las capacitaciones que brinda trata de hacer conciencia sobre el apoyo que necesitan quienes se enferman de covid.
“Por la naturaleza de los puestos de trabajo que tenemos muchos empleados municipales nos encontramos expuestos a contagios. Los recolectores de desechos, los que dan mantenimiento a la red pluvial, los oficiales de la Policía Municipal y otros tienen contacto a diario con mucha gente y eso representa un riesgo importante”, aseguró.