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Sobreviviente de violencia doméstica: “una vez le pagó a un hombre para que me violara”

La víctima dice que los primeros seis meses de su relación todo fue perfecto

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La mayor parte de las relaciones tóxicas se inician como un cuento de hadas, pero poco a poco se convierten en una pesadilla que aprisiona y que puede llevar incluso a la muerte.

Pueden padecerlas tanto hombres como mujeres, pero es una triste realidad que son ellas quienes mayoritariamente acaban heridas o asesinadas.

Contaremos la historia de Ana (nombre ficticio), quien conoce muy bien el ciclo de la violencia doméstica porque la vivió cerca de cuatro años, pero la habilidad del agresor y la manipulación que ejercía sobre ella no le permitían darse cuenta y romper el ciclo.

La mujer –hoy de 40 años– contó su testimonio a La Teja, pero pidió no revelar su identidad.

Espera que con su relato muchas mujeres que estén viviendo un ciclo de violencia puedan abrir los ojos y pedir la ayuda que necesitan y que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Los agresores hacen a las víctimas sentir que son merecedoras de los castigos que les dan. Foto: Shutterstock.com.

– ¿Cómo conoció al hombre que se convirtió en su agresor?

En el 2013 llegué a un taller que él tenía y fue como amor a primera vista; él se portó muy bien y me pidió el número porque debía estar en contacto conmigo por temas del carro, después de eso empezamos a salir.

Los primeros seis meses fueron perfectos, él se fue a vivir a mi casa y formamos una familia con los tres hijos que yo ya tenía. Levantamos juntos el taller un montón y nos empezó a ir bien, hasta abrimos una sucursal.

– ¿Cuándo empezaron las señales de que algo andaba mal?

Cuando abrimos el otro taller nos íbamos para allá los fines de semana y una vez la muchacha que habíamos contratado para que se encargara de ese negocio me llamó y me dijo que mi novio había intentado abusar sexualmente de ella y que la única manera de que no lo denunciara era que le diéramos un millón de colones. Mi novio se las ingenió para convencerme de que todo era mentira, que ella (la muchacha contratada) lo único que quería era sacar plata, entonces seguí con la relación.

Los siguientes cuatro años los sobrellevamos, se llevó a vivir a mi casa una hija de él, pero era muy agresivo con ella, se excusaba diciendo que cuando él fue niño tuvo una infancia muy dura y no sabía cómo ser papá.

Luego empezó a quitarme cosas sin que yo pensara que eso estaba mal, me alejó de mi familia, me quitó las llaves del carro, me quitó las tarjetas bancarias y ni me dejaba ir al supermercado, era él quien iba a hacer las compras en mi carro.

Funeral de Eva Morera, joven asesinada por su expareja en Heredia. Foto Adrián Galeano
Este domingo los familiares de Eva Morera la despidieron en un funeral en Barva de Heredia. Ella fue víctima de un femicida. Foto Adrián Galeano.

– ¿Cómo le fue prohibiendo las cosas?

Yo no le puedo decir que él me dijo alguna vez que no podía ir donde mi mamá o que no podía manejar porque no fue así. Él empezaba a decirme cosas y a enredarme y al final yo creía tanto lo que él decía que yo misma pensaba: ‘ay, sí, de verdad que a mí no me gusta manejar’ y le daba el carro a él.

Fui aceptando que las cosas pasaran porque en ese momento no las veía mal y a los cuatro años de estar juntos nos casamos.

– ¿El matrimonio cambió la relación en algo?

Sí, claro. Cuando nos casamos él se terminó de convertir en un ogro y me empezó a pegar. Recuerdo que una vez él dijo algo y yo no lo escuché y como no lo oí me pegó una cachetada, yo me volví y le dije que por qué me había pegado y el me dijo que qué me pasaba, que nadie me había pegado, que yo estaba loca.

Eso era común, él decía o hacía algo y luego lo negaba. Me decía que yo estaba mal y que necesitaba ayuda psicológica. También era común que cuando me agredía se disculpara y como yo sentía que lo amaba lo perdonaba.

Empezó a usar drogas, usaba marihuana y cocaína y me decía que solo drogándose lograba dejar a atrás todo el sufrimiento que había tenido en la niñez porque, según él, hasta habían abusado de él sexualmente.

Pasaba también que cuando me pagaba me culpaba de haberme pegado, una vez hasta me quebró la mandíbula en un ataque se furia. La situación llegó al punto en el que cuando me agredía yo era la que me disculpaba con él porque me sentía culpable.

“Nieta” de los Hijos del Diablo vivió en el infierno
Ana dice que cuando su esposo le pegaba era ella la que pedía perdón porque se sentía culpable. Foto: Grupo Nación. (Shuttlerstock)

– ¿Además de los golpes qué otras agresiones sufrió?

Una vez le pagó a un hombre para que viniera a violarme a mi casa, llegó cuando yo estaba sola y después de perseguirme por toda la casa me agarró y me acostó en la cama y mientras yo gritaba y trataba de quitármelo vi que en la puerta del cuarto estaba mi esposo viendo y le supliqué que me ayudara, entonces él se acercó al hombre, le tocó el hombro y le dijo que lo dejara ahí.

Durante un tiempo, ya al final de la relación, yo estuve sintiéndole mal, con dolores de cabeza y otros síntomas y luego me llegué a dar cuenta de que mi esposo me estuvo drogando. Me echaba en la bebida una sustancia para, según él, mantenerme controlada y ya cuando nos separamos recuperé mi salud.

– ¿Cómo terminó con el agresor?

Cuando yo empecé a reconocer que no estaba bien lo que yo estaba viviendo, creía precisamente eso, que era solo yo la que lo estaba viviendo y prefería aguantar porque no quería que él se fuera. Pero me puse a ver que ya mis hijas no querían estar en mi casa, preferían quedarse donde el papá. Cuando mi hijo llegaba se metía al cuarto y no salía para nada y la hija de mi esposo siempre estaba triste, entonces entendí que en realidad la situación nos afectaba a todos y decidí echar a mi esposo de la casa.

Terminamos en enero de este año, ese día hasta llamé a la Policía porque él quería llevarse a la hija pero a mí me preocupaba que le hiciera algo, entonces me dejaron quedarme con ella.

Yo empecé a recibir ayuda y aunque sabía que mi esposo me hacía daño sentían la necesidad de arreglar las cosas.

Días después tratamos de volver y un día fui a dejarle comida al taller y me di cuenta de que había estado hablando con una mujer y le reclamé, entonces cerró la puerta de la oficina y me agarró del cuello para estrangularme. Empecé a ver negro hasta que los trabajadores del negocio lograron abrir la puerta y quitármelo de encima.

Realmente creí que me iba a matar, quedé toda golpeada y llena de sangre, pero seguía sintiendo que no podía estar sin él y me decidí a hacer algo porque no podía seguir así.

Eva morera fue asesinada a los 19 años por el papá de su hijo de tres años. Foto: Cortesía. (eva morera)

– ¿Dónde buscó ayuda?

Fui al Inamu y ahí me guiaron para solicitar medidas de restricción contra mi esposo y así lo hice, además empecé a recibir terapia.

También empecé a seguir a una doctora colombiana experta en el tema y me leí un libro que se llama Amor zero, en el que explican que esas personas ejercen un poder tan grande sobre uno que hasta pueden hacer nuevas conexiones en el cerebro que generen una dependencia. En ese momento entendí que él se convirtió para mí en una adicción parecida a las drogas.

– ¿Cómo han sido los últimos meses?

Complicados, la verdad, después de la separación a mi familia y a mí nos costaba dormir porque mi expareja llegaba a la casa en las noches. Varios vecinos llegaron a verlo caminando afuera de la casa, incluso me mataron una conejita y una oveja y se me desaparecieron dos gatos. Sospechamos que fue obra de él.

Hace como quince días me estallaron las llantas del carro, aparecieron con unas platinas metidas y pareciera que fue él, pero no tenemos cómo probarlo.

– ¿Qué recomendación les da a familiares y amigos de mujeres que viven situaciones como estas?

Qué nunca las dejen solas, uno se va aislando poco a poco y eso hace que el agresor tenga más oportunidad para dominar y manipular.

Yo sé que las personas que se cansan de advertirle a uno las cosas, pero hay que tener paciencia para evitar una tragedia".

Ana dice que aunque siente temor está satisfecha de haber cortado el círculo de violencia que vivía y espera, con el tiempo, reconstruir por completo su historia.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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