Don Maikol Hernández Soto no solo le saca una sonrisa a la gente con sus máscaras tradicionales, también les saca un buen ritmo, porque este barveño de corazón, y de pura cepa artística, logró algo que nadie había hecho antes en Costa Rica: crear máscaras con Bluetooth.
Sí, como lo leyó: máscaras que, además de llevar el alma del diablo, la giganta o la calavera, es un parlante portátil. Solo hay que conectarlo al celular… y listo. ¡Se arma la mascarada musical!
A sus 37 años Maikol vive, respira y crea mascaras desde su emprendimiento “La prole de Kakol”, donde él, su esposa y sus cinco hijos le meten vida y color a una de las tradiciones más queridas del país.
LEA MÁS: Imagen del Sagrado Corazón de Jesús del mercado Central de San José vuelve a ver a los fieles
Y como buen barveño, aunque por muchos años vivió en Coronado, no se aguanta las ganas de defender sus raíces con cada brochazo de goma, cada molde de papel maché y cada idea que le ronda la cabeza.
Un mecánico muy artista
“Yo soy mascarero, pero también locutor, animador y mecánico automotriz. De todo un poco. Pero tras una lesión en las manos, la vida me empujó de lleno al arte”, cuenta Maikol, mientras termina una máscara con peluca y ojos brillantes.
Su historia con las máscaras arrancó hace siete años, cuando decidió llevar un curso del mascarero que dio el maestro mascarero Danny Lara (creador de MascaLara) para poder compartir la tradición con sus hijos. Desde entonces no ha parado.
“La necesidad de mantener económicamente a la familia y el deseo profundo de ser artista me impulsaron a hacer esto. Empecé con máscaras miniatura y luego fui creciendo. Me gusta innovar y ahí fue donde nació la idea de meterle Bluetooth a una máscara”, relata con emoción.
LEA MÁS: Tica pasó de vivir en un precario en San José, a abrir su propio restaurante en España
Diablo inalámbrico
La idea nació como todas las buenas ideas: por inquietud creativa.
“Pensé, ‘¿y si una máscara pudiera sonar como un parlante?’. Algo que no solo fuera visual, sino también auditivo. Que no solo se viera, sino que se sintiera y se pudiera bailar con toda la alegría que encierra una mascarada”, explica.
Así nació el “Prolespeaker”, como le llama a su invento.
Es una máscara tradicional hecha 100% a mano, con todos los detalles que exige la mascarería tica, pero con una sorpresa adentro: un parlante Bluetooth totalmente funcional.
El propio Maikol se encarga de comprar todos los componentes necesarios para el sonido inalámbrico, los ensambla y adapta el sistema al interior de cada creación artística.
“Es una pieza única, que suena. Y no es solo una máscara cualquiera, es arte costarricense. Dentro de lo que cuesta en este oficio que uno hace con tanta pasión y amor es lograr que la gente realmente lo valore”, lamenta.
Con alma barveña
Maikol no copia moldes. Él crea lo que se le viene a la mente: un chancho, un payaso, un Ironman, un Thor o un Hombre Araña, incluso un Pokemón, a todo se le puede poner parlante, incluso un retrato miniatura de una persona, como el que hizo recientemente de Max Barberena y otros que se fueron hasta Italia como regalo especial.
Además, sus máscaras tienen texturas, colores y hasta pelucas. Son piezas finas, muchas veces personalizadas.
“En Costa Rica no se valora tanto la palabra arte, y menos si lo hace un tico. Pero yo quiero demostrarles a mis hijos que los sueños sí se cumplen, que uno puede vivir de lo que ama. Solo hay que creer y trabajar todos los días en ello”, dice con firmeza.
Ya vive de nuevo en Barva, donde se siente como pez en el agua.
“Aquí la gente vive la tradición. Yo crecí con mis hermanos y hermanas en medio de fiestas, mascaradas, pasacalles. Esta identidad no se me quita”, asegura con orgullo.
Alma de mascarero
Para Maikol, ser mascarero no es solo pegar papel con goma, es un estilo de vida.
“Uno se levanta pensando en qué máscara hacer, qué personaje inventar. Es gritarle al mundo que este es mi pueblo, estas son mis raíces”, dice.
Y aunque reconoce que vender no es fácil, su proyecto va creciendo. Gracias a Dios, dice, hay pedidos y poco a poco más personas se interesan en llevarse una pieza que además de ser arte, ¡pone a sonar la fiesta!
LEA MÁS: Desamparadeños triunfan en el “Campeonato Mundial de Chile Picante”
“Cada máscara mía es una experiencia. Puede ser de un personaje tradicional o una locura que se me ocurra. Pero todas llevan alma. Eso es lo que hace grande a la mascarada: el alma de quien la crea y la alegría que provoca en quien la ve”.
La máscara con Bluetooth vale 25 mil y si es completamente personalizada, con la tecnología de sonido, cuesta 30 mil.
Igualmente, si está interesado en alguna de esas o de las normales, puede localizar a Maikol al número 8566-4167 o buscarlo en Facebook con su nombre “Maikol Hernández Soto”.