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Talentoso tico restaura la esperanza de una linda tradición navideña gracias a su trabajo

Diego Villalobos Quirós trabaja como restaurador de portales y afirma que cada pieza terminada tiene su propia anécdota.

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A menos de dos meses para que llegue diciembre, muchas familias corren al recordar que una pieza del portal se quebró el año pasado o que cuando sacan las cajas para decorar se dan cuenta de que una figura se dañó y necesita un arreglito urgente. Ahí es donde entran a jugar los famosos restauradores para ayudar a salir a más de uno, de un apuro.

Trabajo de un restaurador de portales.

Ahora estamos en la temporada alta para estos artistas que tienen mil y una anécdotas para contar, pues detrás de cada imagen restaurada siempre queda una historia, si no que lo diga Diego Villalobos Quirós, quien desde pequeño aprendió esa tarea, pero no sería hasta la pandemia causada por el covid-19 que se metió de lleno.

Aunque él restaura todo tipo de imágenes religiosas, los pesebres representan una sensación distinta, debido a la responsabilidad que implica, pues en algunos casos prácticamente es revivir piezas que un cliente espera colocar de nuevo en el pasito.

Una de las primeras historias que cuenta tiene a una Sagrada Familia (con mula, buey, el niñito Jesús y un corazón de Jesús incluidos) como su protagonista principal, pues tardó un año y medio en repararla.

“Era una pieza del reconocido artista tico Lico Rodríguez. Son piezas de madera que en sí mismas tienen un arte, van laminadas en oro y les tenían puestas tres capas de pintura. Esa es la que más he durado”, contó.

-¿Y cuáles han sido las imágenes de mayor valor que restauró?

Según este vecino de Santo Domingo de Heredia, las piezas más delicadas y de mayor valor histórico son precisamente las de Lico Rodríguez y otros escultores, nacionales y extranjeros, de finales del siglo antepasado, ya que las trabajaban en madera.

“Han sido las más caras porque muchas son consideradas invaluables y pertenecen a un museo. Yo más bien recomiendo no restaurarlas y dejarlas así para que mantengan su antigüedad”, afirmó Diego, de 48 años.

Eso sí, en caso de que la persona insista en el trabajo, los expertos le pueden hacer un tratamiento que implica revisar las técnicas y todo un estudio para definir la mejor forma de hacerlo. En esos casos, la chambita cuesta más platica, más tiempo y una técnica más depurada.

¡Qué congoja!

Y de esa invaluable Sagrada Familia pasamos al día en que Diego vivió una de sus más grandes congojas. Concluyó una figura y le avisó al cliente que podía recogerla. Faltaban minutos para que eso ocurriera, pero se le cayó cuando la envolvía para entregarla al dueño.

“Se me quebró, cuando me acuerdo hasta que se me para el pelo y lo peor fue que tuve que mentirle al cliente y decirle que se esperara un poquito más. No me preocupaba volver a restaurarla, pero la congoja estaba en que el cliente estaba por llegar”, recordó.

Los restauradores como Diego Villalobos Quirós recuperan imágenes que parecieran no tener arreglo.

Con Diego conversamos sobre las figuras que más canas le sacan y no dudó en su respuesta: los niñitos Jesús.

“Son terriblemente complicados de trabajar, la gente no lo entiende y a veces dicen tan pequeñito y cobra tan caro, pero entre más pequeño significa más trabajo”.

Lo curioso es que son figuras que sale más caro restaurarlas que comprar una nueva, pero tienen un valor o significado para la familia.

“Siempre les digo que si lo van a restaurar, que lo hagan por el valor sentimental e histórico de la pieza. Una vez a un niño Jesús no le pegaba el brazo, por más que intentaba con todas las técnicas habidas y por haber”, relató.

El restaurador mantiene fresquito también el episodio que vivió con una virgen dolorosa de Santo Tomás de Santo Domingo de Heredia, la figura de mayor tamaño con la que ha trabajado.

Se suponía que se había caído y se la llevaron para que la arreglara. Primero le dijeron que solo era un retoque en la nariz y la barbilla, pero qué va, estaba bien complicado el asunto.

“Cuando revisé la estructura o el balastro como le decimos, estaba podrido, hubo que cambiarle todo el balastro, pasarlo de pino a madera de cedro y eso llevó más tiempo de lo que esperaba”, dijo.

Diego Villalobos Quirós es un restaurador de portales. Vive en Santo Domingo de Heredia.

Sus piezas preferidas.

Diego se confiesa amante de todas las piezas de un portal, pero existen tres que reciben un toque especial: la virgen María, san José y el niñito, más cuando el pesebre es traído de China.

“Hay que trabajarlos muy bien. A veces vienen con los ojos saltones y uno trabaja para que no queden con caras raras, se busca esa ternura y momento especial que debe representar el nacimiento del niño Jesús”, explicó.

Trabajo de un restaurador de portales.

Según Diego, una persona paga a restaurar una sola pieza cuyo trabajo sale más caro que comprar un portal nuevo, pero lo hacen porque tiene un valor familiar y sentimental demasiado grande.

“Unen a las familias, tal vez son una herencia de los abuelos o los papás, fueron regalos muy importantes que quieren mantenerlos”.

Este restaurador también confecciona casitas de Navidad, así que si usted necesita arreglar una figura o comprar una casita, lo puede contactar al teléfono 8349-2229. ¡Quién quita que al final su piecita sume una anécdota más para él!

Keneth Rojas Barrantes

Keneth Rojas Barrantes

Periodista con 20 años de experiencia en televisión, radio y prensa escrita, en medios como Al Día, La Nación, Noticias Repretel y Canal 9, donde laboró como jefe de redacción.

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