Nacional

Taxista se montó un bazar en el carro para salir adelante

La fuerza roja se tuvo que poner las pilas y ofrecer algo más en sus servicios para darle guerra a Uber

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El 21 de agosto de 2015 empezó una historia gris para la fuerza roja. Ese viernes la empresa Uber empezó a trabajar en las calles de Tiquicia y a ganarle terreno a los taxistas que hasta ese momento ya competían con los piratas.

Mientras algunos taxistas empezaron la lucha de forma equivocada agarrando a los uber a pedredas o tirándoles huevos, otros se pusieron las pilas para salir adelante.

Este es el caso de Sandro Paniagua, quien ha visto como cada día se vuelve más difícil cumplir con la cuota de ¢18 mil que tiene que pagarle al dueño del taxi, el cual maneja todos los días, más los ¢12 de la gasolina, por lo que se montó un bazar en el carro.

“Yo tengo que hacer más de ¢50 mil para poder salir con todos mis gastos", explicó el taxista de 45 años.

Para lograr la meta convirtió el dash del taxi en un mostrador, en el que ofrece desde juguetes, aretes, anteojos de sol, sombras para los ojos y corta uñas, todo lo que pueda parecer interesante a sus pasajeros.

"Algo vendo en el día, no es que venda un montón, pero me ayuda a salir con mis gastos. Por ejemplo, los aretes los vendo de ¢500 en adelante, las sombras a ¢1.500, los carritos de juguete a ¢1.400, los cortauñas en ¢650 y los lápiz de ojos para mujer en ¢650.

"Me pasa que tal vez no tienen plata al momento del viaje, entonces se dejan mi tarjeta y luego me llaman para otro viaje y ahí me compran alguno de los artículos que yo tengo", aseguró don Sandro.

Con la venta de estos productos es que logra llegar a la cuota diaria que necesita para al menos salir tablas, aunque confiesa que ha pensado seriamente en renunciar y buscarse otro trabajo porque ya no le alcanza la plata.

"Fue una idea mía, parte de la familia tiene negocios, son comerciantes, a como voy vendiendo voy surtiendo, hay días que casi no puedo vender porque hay mucha lluvia, pero siempre vendo alguna cosa en el día, a veces ¢10.000 o más, todo depende de la gente que se sube al taxi y decide ayudar"", contó este taxista.

Ser chofer es la profesión que ha ejercido por los últimos 21 años por lo que renunciar y buscarse otro brete no es cosa sencilla.

“Ahora que entró la competencia de Uber la cosa no está tan fácil”, aseguró don Sandro, quien asegura que sus ingresos han bajado casi a la mitad.

Además de las constantes marchas y protestas en contra de la Aresep y el Gobierno por no ponerle un freno a Uber, Rubén Vargas, líder de la fuerza roja asegura que ser taxista ya no es un buen negocio.

"A muchos les ha tocado ponerse hasta a limpiar jardines porque esto se ha puesto cuesta arriba”, dijo Vargas, quien aseguró que muchos dueños de las concesiones han sufrido las renuncias de los choferes y a algunos les ha tocado devolver la concesión y vender el carro.

Aunque parezca cuento las cifras dan la razón, de acuerdo con el reporte que realiza el departamento de Administración de Concesiones y Permisos del Consejo de Transporte Público (CTP), en el 2016 se registró la cancelación de 254 concesiones para taxi, mientras en lo que va del 2017 ya se contabilizan 229 cancelaciones.

Caso contrario a años anteriores en los que más bien los taxistas se tiraban a las calles para que sacaran a concesión más placas.

El mayor atractivo de Uber es el uso de la tecnología y el bajo precio, como los taxistas no pueden hacer descuentos a las tarifas de taxi están explotando las facilidades del mundo del internet.

Este es el caso de un grupo de 30 taxistas escazuceños que se organizaron para dar un servicio que ellos llaman Taxi virtual.

El sistema es similar a los que usan las cooperativas, la diferencia es que reciben las solicitudes de servicio mediante un mensaje de texto o de voz por WhatsApp con la ubicación del cliente.

El número 7098-8341 es administrado por una operadora que alerta mediante una aplicación de celular, que convierte el teléfono en un radio, sobre la ubicación del pasajero, el primero que contesta se lleva el viaje.

Como la solicitud se hace por medio de la aplicación, el cliente y el chofer tienen los datos de cada uno para saber con quién se está viajando. Una vez terminado el viaje la operadora envía un mensaje en el que el usuario puede evaluar el servicio.

Para reconquistar aún más a los clientes cada chofer anda con un talonario de acciones, según el precio que se pague por el servicio queda participando en una rifa de un premio que se sortea con la lotería.

Esta idea se le ocurrió a don Omar Vargas, de 52 años, junto con otros colegas que vieron como sus choferes dejaron de trabajar y les tocó ponerse a manejar de nuevo para pagar sus cuentas.

“Con manejar taxi no nos íbamos a hacer millonarios, pero antes de Uber se podía vivir con dignidad, ahora toca tener hasta dos trabajos para salir adelante”, aseguró Vargas.

Como explicó prefieren idear estas técnicas de ventas que seguir peleando con la gente en las calles o esperar que el Gobierno los compense por las perdidas que está generando la aplicación Uber.

Bella Flor Calderón

Bella Flor Calderón

Comunicadora

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