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Temas de familia: Inseguridad Emocional

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Al llegar la adolescencia muchos padres de familia no saben qué hacer o qué decirles a sus hijos cuando empiezan a experimentar inseguridad emocional.

Los jóvenes no se sienten suficientemente buenos para lograr sus metas o hacer las cosas bien en sus actividades escolares, relaciones de amistad y sobre todo en el amor. No se creen lo suficientemente valientes o inteligentes. En el fondo no se sienten capaces de cambiar.

La inseguridad emocional es algo que sufrimos todos en algún momento de nuestras vidas. Es un sentimiento hacia uno mismo que denota falta de autoconfianza. Es una dificultad para elegir entre las opciones que se nos presentan en la vida, en un momento determinado. Una forma natural de medir el éxito o el fracaso de un evento futuro. Nos pone en alerta, agudiza los sentidos. Obliga a un esfuerzo de concentración.

Es un problema cuando se presentan síntomas como dificultad para tomar decisiones, dudas constantes y angustia imparable, ante lo que se ha hecho o dicho.

Sentirse incapaz de alcanzar objetivos. Sobre todo un permanente miedo a la crítica y al qué dirán. Evitar lo nuevo y tener complejo de inferioridad. También sentir que no lo aman lo suficiente.

Este conjunto de síntomas van llevando a la persona a perder el control y llorar hasta caer en una depresión.

Lo primero que debemos enseñarles a los jóvenes en el hogar es a centrarse y tratar de encontrar la raíz del miedo que originó esa inseguridad. Luego aprender a discernir las críticas. Quedarse con las que son constructivas y ayudan a crecer, pero dejar ir las que roban energía, producen dolor, malestar y rencor. Esas no son importantes para evolucionar.

Aprender a ser mejor persona favorece el bienestar. Destacar siempre las virtudes y aceptar los defectos. Dejar fluir la vida, no oponerse a la adversidad. Ni estar en contra de lo que no podemos cambiar. Aceptar el dolor como un motor para seguir adelante.

Buscar personas que lo aprecien de verdad. Ser agradecido con los amigos y volver a construir sueños.

Padres, madres o cuidadores deben abrazar y halagar cada esfuerzo de alegría y sonrisa para que la seguridad del amor familiar transmita fuerza a esa etapa tan confusa del desarrollo humano.

Deben asegurarles que este mal momento pronto pasará, que son solo tormentas emocionales para crecer y aprender.

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