Rosario Salas Jiménez aún no se explica cómo hace dos años, en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Cracovia (Polonia), terminó en la tarima principal como representante de Costa Rica.
De un pronto a otro llegó el papa Francisco y ella comenzó a llorar, a reírse, a llorar otra vez.
“Tener al papa Francisco a la par es inexplicable. Es una sensación única y rara, no se puede decir con palabras lo que uno vive en ese momento, cuando yo lo vi entrar y lo tuve cerca no sabía ni cómo comportarme”, contó Rosario Salas, vecina de San Rafael de Oreamuno, en Cartago.
Para ella, esa fue su primera experiencia en una JMJ, por eso dice que pasó en una pura lloradera de tanta felicidad.
Recuerda que para ir a Cracovia tuvo que ahorrar muchísimo, pero no le fue tan complicado porque ya había comenzado a trabajar como educadora.
En cambio para la JMJ de Madrid, España, en el 2011, y la de Río de Janeiro, Brasil, en el 2013 se quedó con la alcancía a medio llenar.
“Yo no puedo explicarle cómo terminé en la tarima principal, hasta el día de hoy no lo sé, la cosa fue que me dijeron que era yo la que iba para arriba y me subí con mucho miedo, pero con mucha ilusión porque sabía que tendría bien cerquita al papa.
“Ese momento cuando el papa llega es tremendo. En la tarima había representantes de todos los países presentes, por eso casi nadie se entendía por el idioma, sin embargo, nos agarramos de la mano y fue como que al instante todos hablábamos el mismo idioma, nos entendimos en una misma fe y comprendíamos que por más diferentes que somos, en nuestro amor a Cristo somos iguales”, explicó.
Ya la brumosa tiene todo listo para ir a Panamá, de hecho es parte del equipo de voluntarios que está ayudando a los jóvenes peregrinos de todo el mundo que están en Cartago, pero la otra semana cierra la maleta y se va a tierras canaleras.
“Todos los jóvenes deberían ir a una JMJ, es un evento demasiado chiva. El amor a Cristo y al prójimo que se vive ahí es absoluto, lo de uno es de todos y uno se preocupa por lo que le pasa a todos, además, se comparte con el papa. Sé que será muy difícil, pero tengo la fe de poder tener otra vez cerquita al papa Francisco”, dijo.