Nacional

Tomasito celebra la 35 del Saprissa y no se arruga ante la pandemia

Como no llegan turistas en Panajachel, él y su mamá decidieron guardar las artesanías y ahora venden frutas y verduras

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En abril pasado el chapintico, Tomás Febelán Calel, nos comentó que estaba encerrado, junto a su mamita, doña Lucía Febelán y sin una teja o mejor dicho quetzal (moneda guatemalteca) en el bolsillo porque no tenían trabajo debido al COVID-19, pero ahora la cosa cambió porque Tomasito decidió guardar las artesanías y se puso a vender frutas y verduras. Y como si fuera poco, hasta celebró la 35 del Monstruo.

Tomás Febelán Calel el chapintico que se ganó el corazón de Costa Rica, junto a su mamá, doña Lucía Febelán.

“Al mal tiempo, buena cara”. El refrán de los abuelos le calza perfecto a este guatemalteco que el año pasado se ganó el corazón de los ticos al demostrar que conocía más sobre Costa Rica que muchos costarricenses. Ese conocimiento le permitió visitar el país, junto a su mamá, en febrero de este año y enamorar todavía más a los ticos.

La Teja lo volvió a ubicar, gracuas a su maestra en Panajachel, doña Netfis Aguilar, quien nos metió el hombro para comunicarnos con él, ya que por estos días no tiene Internet. La maestra se encargó de entrevistarlo, ya que le hizo las preguntas de parte nuestra.

Por supuesto que antes de hablar de las verduras y las frutas que ahora vende, a Tomasito no se le olvidaron las predicciones que hizo sobre el fútbol costarricense.

“Estoy agradecido con Dios por tener un día más de vida. Estoy emocionado y muy alegre por haberle dado suerte a Cartaginés, porque después de seis años volvió a una semifinal y yo se los adelanté.

Tomás Febelán Calel el chapintico que se ganó el corazón de Costa Rica, junto a su mamá, doña Lucía Febelán.

“Quiero agradecer el gran reconocimiento que me dio la afición brumosa (el grupo de Sentimiento Azul), me regalaron la camiseta y también la uso con mucho cariño”, dijo este nativo del pueblo indígena Quiché.

Para el siguiente tema, el chapín más querido por Tiquicia se acomodó mejor, se cambió la camiseta y comenzó a hablar del equipo que le causa pasión total, Saprissa.

“Vi el partido (de la final) con mi mamá en vivo, lo disfruté mucho y estoy demasiado feliz de que ganamos la 35. Saprissa me alegró mucho con el título”, comentó con la chema morada pegada al pecho y posando con las manos alzadas y de espalda a la cámara, como suelen celebrar los campeones.

Tomás Febelán Calel el chapintico que se ganó el corazón de Costa Rica, junto a su mamá, doña Lucía Febelán.

Asegura la 36

Pongan mucho cuidado todos los amantes del fútbol tico, porque Tomasito volvió a lanzar otro pronóstico. “Saprissa va a ganar la 36”. A eso hay que tenerle mucho cuidado porque él adelantó que los morados serían campeones y que Cartaginés llegaría lejos en el torneo y todo se cumplió.

Tomasito también le mandó un mensajito a la dirigencia morada.

“Me encantan los colores y el diseño de la nueva camiseta de Saprissa, está muy chiva, pero no la tengo”.

Ahí se la dejamos picando en el área a Juan Carlos Rojas y su gente, sobre todo porque el chapintico se describe como un saprissista envenenado hasta las venas.

Tomás Febelán Calel el chapintico que se ganó el corazón de Costa Rica, junto a su mamá, doña Lucía Febelán.

Se reinventaron

La crisis mundial que ocasiona la pandemia del COVID-19 golpea a muchas familias y una de ellas es la de Tomasito, ya que como Guatemala cerró sus fronteras a los extranjeros, el negocito de la venta de artesanías se les cayó.

Como pasaron encerrados por la cuarentena, ellos no tuvieron la posibilidad de ganarse ni un quetzal en varias semanas (el 16 de marzo el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, ordenó el cierre de fronteras). Aunque la comida no faltó, sí los apretó la necesidad, pero doña Lucía y Tomás reaccionaron.

En varias cajas de cartón guardaron todas las artesanías que tenían, también dejaron el puesto que tenían frente al lago Atitlán y jalaron para calle Santander, en la parte de afuera del mercado Municipal de Panajachel, a pulsearla con la venta de verduras y frutas.

“Gracias a Dios estamos ganando un poquito de dinero con la venta de verduras, eso nos ha permitido tener comida todos los días. Es un hecho que ganábamos mucho más en la venta de artesanías, pero no nos quejamos porque las frutas nos han ayudado a pagar el alquiler. Somos bendecidos”, nos comentó doña Lucía.

Tomasito ya no tiene que ir por todos lados a pulsearla con venta de chicles y artesanías, ahora está en un mismo lugar, eso sí, siempre con ese ingenio natural que tiene para que la gente le compre al menos unas cebollitas y usando mascarilla para no contagiarse de COVID-19.

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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