Una anécdota curiosa que pasó en estos cuatro años en la Asamblea Legislativa tiene como protagonista a Ottón Solís, amado por muchos y odiados por otros.
Al fundador de Partido Acción Ciudadana (PAC) se le conoce por su formalismo, siempre bien vestido, a veces con sombrero y con fama de serio y de pocos amigos.
LEA MÁS: Pachos y metidas de pata hicieron famosos a algunos diputados
Un segundo protagonista en esta historia es el diputado Edgardo Araya, del Frente Amplio, amigo de Ottón, con quien concuerda en muchas posiciones y muy amante del cafecito, que a la postre es el tercer protagonista.
Araya, quien no puede tomar café en su curul por inquieto, porque anda de aquí para allá, andaba un día medio apurado y ya se había capeado varios encontronazos con otros legisladores.
Pero en una vuelta entrando al directorio, chocó de frente con Ottón y el café con leche se derramó en el saco de su amigo.
Araya sudaba tacacos y Solís no tuvo más que jalar al baño a ver cómo se limpiaba. Edgardo lo siguió para ayudarle. “Vieras qué vergüenza me dio. Es que precisamente era Ottón, con otro me da pena igual, pero fue Ottón. No sé qué pasó con el saco, si se le echó a perder o qué. Él supo que fue un accidente”.