Don Marco Solano Moya vive en Paraíso de Cartago y desde hace varios años está en una dura lucha con el objetivo de salvar un cementerio en el cual hay más de mil personas que fueron enterradas al final de la época colonial.
El mayor problema que enfrenta el paraíseño se llama desconocimiento. Como casi nadie sabe sobre el cementerio que se dejó atrás, cuando Ujarrás tuvo que ser trasladada a lo que hoy se conoce como Paraíso, se le complica la batalla y que las autoridades municipales comprendan que sin pasado no hay presente, que ese es un pedazo muy importante de la historia local y nacional.
Su idea es que puedan comprarle el terreno a los actuales dueños y así preservarlo.
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La primera persona en ser enterrada ahí fue un alcalde de Ujarrás, que se llamó Blas Miguel Sáenz. Actualmente los dueños son unos abogados que tienen su bufete en Cartago centro.
“De acuerdo a la historia que se tiene confirmada, el cementerio colonial de Ujarrás estuvo abierto de 1814 a 1832 (que fue cuando la comunidad se mudó de Ujarrás a lo que hoy es Paraíso). Antes de 1832 se llamaba Campo Santo. Después de 1982 se le empezó a llamar como cementerio El Calvario.
“En aquella época las leyes españolas obligaban que los cementerios estuvieran cerca de la iglesia católica.
“A partir de 1813 se tomó otra decisión desde España para ubicar los cementerios a no menos de un kilómetro de la iglesia, por eso se trasladó de lugar a donde está hasta el día de hoy”, explica don Marco.
Estudio lo confirmó
Ujarrás, para aquellos años de 1832, ya era un pueblo completamente formado, rondaba los 2 mil habitantes que estaban distribuidos en 8 barrios, incluso tenía representación en la asamblea legislativa con un diputado.
Fue declarada villa desde 1814 gracias a un hijo ujarraceño, don Florencio del Castillo, quien hasta fue diputado de las Cortes de Cádiz por Costa Rica.
El terreno del cementerio colonial es de 1.275 metros cuadrados, en el cual hay 1.056 personas enterradas, según confirma el libro de defunciones de la Iglesia católica.
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El problema arranca después de 1821, porque Ujarrás olía a caña de azúcar, ese era el gran negocio, el aguardiente, entonces empezó a darse la compra de tierra para sembrarlo, allí el cementerio pasa a manos privadas.
“Una estudiante universitaria realizó su tesis en el cementerio de Ujarrás. Hizo trabajos arqueológicos en el lugar y confirmó que sí hay personas enterradas ahí. Ella se llama Ericka Amador.
“En el cementerio hay enterrados indígenas, españoles, población negra y mestiza”, comentó.
Hubo otro trabajo arqueológico que también confirma la ubicación del cementerio, ya que se desenterraron dos cráneos. Están, además, los archivos de la Iglesia católica que lo confirman.
El cementerio no tiene declaratoria de patrimonio histórico ni religioso por eso está, como quien dice, al garate, sin la protección que sí tienen, por ejemplo, las ruinas de Ujarrás, que son administradas por el Instituto Costarricense de Turismo.
Traslado cumplirá 193 años
“El próximo 13 de julio se cumplen 193 años del traslado del pueblo de Ujarrás a lo que hoy es Paraíso, incluido el cementerio.
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“La propiedad la están vendiendo y los dueños están muy anuentes a negociar el precio. No es mucha plata. Lo que se ocupa es que nos organicemos como comunidad para que ese cementerio colonial se rescate y pase de manos privadas a manos del pueblo”, explica don Marco.
El cementerio pasó a manos privadas en 1834 y partir de 1930 el dueño fue don Luis Guzmán González, de hecho, él lo mantuvo muy bonito hasta el 2000. Como formaba parte de una gran hacienda, el señor se encargaba de cuidarlo.
Lo cuida solo
Y ahora es don Marco quien tiene ya varios años metido de cabeza con el tema, incluso es quien mantiene el terreno, pagando de su propia bolsa todo. Comenzaron 5 personas, pero como el asunto era poner platica a cada rato para el mantenimiento, quedó solo él.
Incluso, dos árboles grandes se cayeron en la propiedad y le tocó a él pagar para que los cortaran y los retiraran. El pasado 11 de junio nos confirmó que hace pocos días lo chapeó para que se vea bien bonito.
“Los dueños quieren vender y eso está garantizado. Creo que es importante la batalla porque nuestra historia ujarraceña no se puede perder, así como así. Lo que urge es que nos unamos comunalmente en el rescate de este patrimonio cultural histórico.
“Los dueños me dieron un poder para poder limpiar el cementerio y tengo la opción de compra, o sea, soy el primero en la fila, pero no es para que yo lo compre sino para que la comunidad lo adquiera y así lo conservemos todos en beneficio de las futuras generaciones, quienes no deben dejar de conocer esta parte de su historia”, aclara el paraíseño.