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Un regalo de EE. UU. que convirtió a Costa Rica en dueña de un pedazo de la Luna

Costa Rica es uno de los pocos países que posee un fragmento lunar. Fue un regalo de Estados Unidos en 1973 y hoy está resguardado en la Biblioteca Nacional, aunque pocos saben de su existencia

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El pedazo de Luna en Costa Rica fue entregado por Estados Unidos en 1973 como símbolo de amistad. (GRACIELA SOLIS)

Pocos lo saben, pero Costa Rica tiene en su poder un auténtico pedazo de Luna. Se trata de un fragmento lunar entregado por Estados Unidos en 1973, junto con una bandera de Costa Rica que viajó al espacio durante la misión Apolo XVII.

Este obsequio fue parte de una iniciativa diplomática con la que EE. UU. repartió pequeños fragmentos lunares a distintas naciones del mundo como símbolo de amistad y cooperación científica.

El valioso fragmento lunar se encuentra bajo resguardo en la Biblioteca Nacional de Costa Rica. (GRACIELA SOLIS)

La entrega oficial de la roca estuvo a cargo del gobierno estadounidense y fue recibida por el entonces canciller Gonzalo Facio. Desde ese momento, Costa Rica se convirtió en uno de los países que puede presumir de tener un objeto proveniente de la superficie lunar.

Aunque el fragmento lunar es diminuto, su valor simbólico es enorme: representa la conexión entre la exploración espacial y la historia diplomática de Costa Rica.

Uno que recuerda la piedra, pero que tampoco tiene mucha información sobre ella es el astronauta tico Franklin Chang, quien dijo que cuando le regalaron la piedra a Costa Rica, él ya estaba dando sus primeros pasos en la NASA

“Estas cosas que trajeron los astronautas de la Luna fueron a parar a varios lugares en el mundo, estos pedacitos de suelo lunar son rocas que trajeron los astronautas durante las seis misiones que se realizaron en la Lun y que ocurrió entre el último año de la década de los 60 y la década del 70, durante un periodo de tres o cuatro años. Recuerdo que cuando se terminó el programa lunar, en ese tiempo yo ya estaba en Estados Unidos”, comentó Chang.

Costa Rica recibió el pedazo de Luna como parte de los obsequios que EE. UU. entregó a distintos países tras las misiones Apolo. (GRACIELA SOLIS)

El pedazo de Luna en Costa Rica se encuentra bajo resguardo en la Biblioteca Nacional de Costa Rica, protegido en una vitrina de vidrio. Sin embargo, existe poca información pública sobre su estado actual y sobre si está disponible para que la ciudadanía pueda apreciarlo.

Este nivel de discreción ha despertado curiosidad e incluso dudas sobre la manera en que se conserva y exhibe una pieza de tanto valor histórico y cultural.

Directora de la Biblioteca Nacional
Laura Rodríguez, directora de la Biblioteca Nacional, dice que el fragmento lunar es un recordatorio del vínculo de Costa Rica con la exploración espacial. (Alonso Tenorio)

La historia del fragmento lunar en Costa Rica está marcada por el misterio. Pocas personas saben con exactitud su ubicación dentro de la Biblioteca Nacional, y los archivos que documentan su llegada son limitados. La falta de difusión ha provocado que muchos costarricenses desconozcan que su país forma parte de este selecto grupo de naciones con una pieza de la Luna.

Un avión sobrevuela la luna llena justo después del eclipse lunar en Fráncfort del Meno, Alemania Occidental, el 7 de septiembre de 2025. Los aficionados a la astronomía tendrán la oportunidad de ver una "Luna de Sangre" la noche del 7 de septiembre durante un eclipse lunar total visible en Asia y en gran parte de Europa y África.
El pequeño pedazo de Luna en Costa Rica representa un legado científico y cultural invaluable. (KIRILL KUDRYAVTSEV/AFP)

Aunque no existe un valor económico oficial, expertos internacionales señalan que estos fragmentos podrían alcanzar sumas millonarias en mercados ilegales. Pero más allá de lo monetario, el verdadero valor del pedazo de Luna en Costa Rica es simbólico: representa la participación del país en un momento histórico de la humanidad, la llegada del hombre a la Luna.

Para muchos, este pequeño fragmento es un testimonio tangible de la exploración espacial y una muestra de la importancia de preservar la memoria científica y cultural.

Junto al fragmento lunar, Costa Rica recibió una bandera nacional que formó parte de la misión Apolo XVII. (GRACIELA SOLIS)

Costa Rica no fue el único país al que Estados Unidos le obsequió un fragmento de la Luna, pero en naciones como Ecuador, España y Rumania, las piedras simple y sencillamente desaparecieron, probablemente por su alto valor.

El obsequio se volvió tan famoso que, aunque no tiene un precio real, se dice que hay personas que pueden pagar hasta 100.000 dólares en el mercado negro de Internet por una de esas piedras.

“El gobierno de (Muammar) Gadaffi recibió dos, y ambas están perdidas. Rumania también perdió su roca de la buena voluntad, recogida por el Apolo 17”, contó Joseph Gutheinz Jr., abogado y exagente de la NASA y quien es conocido como “el cazador de rocas lunares” en una publicación que le dedicó la BBC a este tema, en el 2012.

De hecho, según una publicación de El Mundo, de España, la piedra que les regalaron a ellos le gustó tanto a Franco que nunca la donó a ningún museo con el fin de dejársela él. Finalmente, la piedra terminó desapareciendo.

El fragmento de Luna en Costa Rica está en la Biblioteca Nacional, específicamente en ese mueble de la imagen. (GRACIELA SOLIS)

La posesión de este fragmento lunar convierte a Costa Rica en parte de la historia espacial mundial. Es un recordatorio de cómo la ciencia, la diplomacia y la curiosidad humana se cruzaron en un gesto que, cincuenta años después, sigue despertando asombro.

20/04/2018 San Jose. Fragmento de la Luna extraido en el primer viaje a la Luna donado por Estados Unidos se encuentra dentro de las instalaciones de la Biblioteca Nacional. Fotografia: Graciela Solis (GRACIELA SOLIS)

El pedazo de Luna en Costa Rica se encuentra resguardado en la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano, ubicada en el Parque Nacional, en el centro de San José. El horario de atención es de lunes a viernes, de 8:00 a. m. a 4:00 p. m., y la entrada es gratuita, por lo que cualquier persona puede acercarse a conocer parte de este valioso legado histórico.

*Esta noticia fue realizada con asistencia de la Inteligencia Artificial. El periodista reporteó todo el trabajo periodístico y un editor humano revisó el material, que es propio de La Teja.

Marcelo Poltronieri

Marcelo Poltronieri

Editor web, acomodador del periódico impreso y uno de los encargados de los posteos en las redes sociales de La Teja. Ha trabajado en Grupo Nación desde el 2012 en distintos productos y secciones. Es bachiller en Periodismo y licenciado en Producción Audiovisual en la Universidad Federada San Judas Tadeo.

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