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Una pequeña Costa Rica en Roma: el convento en Italia donde se come gallo pinto y se habla de Saprissa y la Liga

Las ticas son mayoría en un convento en Roma donde también reciben huéspedes a buenos precios

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En el puro centro de Roma, cerquísima de una iglesia tan importante como lo es la basílica de San Juan de Letrán, hay un lugar que cuando uno entra literalmente se siente en Costa Rica.

Es el convento de las Oblatas al Divino Amor, donde la risa de seis religiosas ticas lo hacen a uno sentirse como en casa. Hay días que hasta hay gallo pinto, olla de carne y hasta uno que otro vacilón futbolero entre saprissistas y manudas.

Hermanas Oblatas al Divino Amor en Roma.
En el convento hay 10 hermanas, seis son ticas. (Ricardo Silesky/Ricardo Silesky)

Y es que en ese lugar se da la particularidad de que, a pesar de estar en otro país, la mayoría son costarricenses. Del total de 10 religiosas que viven allí, seis son nacionales, de hecho no hay italianas porque el resto también son centroamericanas: una panameña, una hondureña, una salvadoreña y una nicaragüense.

Según la hermana Alexandra Núñez González, originaria de San Mateo de Alajuela, ese detalle convierte esta casa en algo muy especial: “Aquí se siente uno como en Costa Rica, hablamos igual, cocinamos igual y hasta vivimos el mismo fútbol”, dice entre risas.

“Esto ayuda mucho en la convivencia porque nos identificamos, por ejemplo, con las palabras que decimos o con otras cosas. Además, al tener la particularidad de ser centroamericanas, nos sentimos muy unidas y nos llevamos muy bien. Nosotras, al ser de Costa Rica, por ejemplo, aprovechamos para hacer gallo pinto de desayuno o también tortillas, o hacemos olla de carne, entonces las comidas sí son a lo nuestro”, cuenta la hermana, quien dice que las de otros países también de vez en cuando hacen comidita de sus países.

Sor Alexandra, quien hizo sus votos perpetuos hace un año, dice que este tema de las comidas y el hablar con las mismas palabras, hace que se sientan como si estuvieran en casa.

“Siempre se extraña la tierra, pero el compartir y tenerlas a ellas, que somos del mismo país, pues ayuda un poquito. Pero yo crro que cuando uno toma esa decisión y se consagra, Dios le da a uno la gracia para que, aunque no esté en su país, se sienta como en casa”, agregó.

Y como pasa en todo lado, no falta un saprissista y un liguista, y aunque por los horarios a veces les cuesta estar muy atentas, tratan de hacerlo y vacilar pero muy sanamente.

Hermanas Oblatas al Divino Amor en Roma.
Así es el convento, que está muy bien ubicado en el centro de Roma. (Ricardo Silesky/Ricardo Silesky)

“Yo soy aficionada a Alajuelense, la hermana que vive a la par (en una casa de noviciado, donde se preparan nuevas religiosas, solo que ahora no hay ninguna), que también es de Costa Rica, es mucho más aficionada que yo. Ella es de quedarse hasta la madrugada viendo partidos, yo no llego hasta ahí. Sor Jennifer es muy saprissista. Entonces siempre se va a encontrar a un saprissista y un liguista”, mencionó.

Otra forma en que se sienten cerca de casa, es manteniéndose actualizadas de lo que pasa en nuestro país, pues es una forma de mantener ese lazo con su tierra.

“Yo por las redes sociales me gusta estar actualizada. La verdad es que me mantengo muy al día y sino le pregunto a mi familia, porque a veces uno no encuentra todo en redes. Me gusta saber de mi país, que no sea que me vine para acá y me desentendí.

Siempre hablando del tema del país, la hermana dice que en algún momento todas pueden ser enviadas de regreso al país e incluso, vienen al país de vacaciones a visitar a sus familias.

Hermanas Oblatas al Divino Amor en Roma.
Las hermanas todos los días ofrecen un pequeño desayuno. (Ricardo Silesky/Ricardo Silesky)

Pero estas hermanas tienen otro gran ligamen con el país y es la casa de acogida Margherita Diomira, que es una especie de hotel dentro del mismo convento.

“Ahora acá es una casa de hospitalidad, para recibir a peregrinos o personas que vienen a Roma a conocer o a pasear. Anteriormente era una escuela; luego un pensionado donde se atendía a adultas mayores, ya sin familia, pero cuando ellas fueron muriendo hubo que repensar la obra y se convirtió en esto, en una casa de acogida, de hospitalidad”, explicó sor Ale.

La cuestión es que ellas no tienen página web ni aparecen en buscadores, sus huéspedes llegan allí por el boca a boca. De hecho, en nuestra cobertura del cónclave que eligió a León XIV como nuevo papa, nosotros nos hospedamos ahí por una recomendación de un sacerdote amigo y fue una gran elección, por lo bien que nos atendieron y por la cercanía, pues está muy cerquita del metro y eso es una salvadota.

Entonces precisamente ese boca a boca ha hecho que muchísimos costarricenses elijan ese lugar para hospedarse, ampliando el número de ticos en esa “pequeña Costa Rica”.

Hermanas Oblatas al Divino Amor en Roma.
Esa es la recepción de la casa de acogida. (Ricardo Silesky/Ricardo Silesky)

“Tenemos huéspedes italianos, pero lo del exterior son muchos costarricenses, bastantes. Y lo bonito es que vienen porque nos recomiendan, algunos sacerdotes que han venido van y dicen: ‘¡Vayan donde esas hermanas!’. Muchos al escribirnos nos dicen que lo hacen porque un familiar o un amigo estuvo acá antes.

“Tratamos de ayudarlos y hacerlos sentir en casa porque a mí me gustaría que si llego a otro país haya gente que me aconseje, me oriente, me diga dónde puedo ir... Es algo que a nosotras nos gusta hacer porque son personas que están llegando y no conocen mucho”, añadió.

Además, dice que cuando los huéspedes son ticos llegan hasta a sentirlos de la familia, incluso cuando llegan al final del día hablan de los lugares que conocieron y demás. “Es como que llega uno de los míos”, reconoce la hermana.

El lugar tiene 23 cuartos con su baño, calefacción, Wifi y un pequeño desayuno. Hay habitaciones desde sencillas hasta cuádruples, que van de los 56 euros (32 mil colones) a los 164 euros (a los 94 mil colones).

Se ubica en vía Marruvio 4, muy cerca de la basílica de San Juan de Letrán y de la estación de metro de San Giovanni, desde donde ya se puede mover a todos los destinos turísticos de Roma. Acá les dejó el WhatsApp, donde rápido le contestan: +39 342 182 2669

Yo que ya estuve ahí, se los recomiendo, es bonito, con una gran ubicación y la atención de las hermanas es muy especial.

Adoración eucarística
Las Oblatas al Divino Amor son una congregación religiosa femenina fundada en 1923 en Sicilia, Italia, por la madre Margarita Diomira Crispi.
Su carisma gira en torno al amor y la oblación (entrega total a Dios), lo que se expresa especialmente en la adoración eucarística diaria y en su labor en parroquias, escuelas, casas de retiro, hogares para adultos mayores y centros de acogida para peregrinos.
Actualmente están presentes en varios países de América y Europa, con casas en Italia, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Estados Unidos, Colombia, Venezuela, Honduras, Nicaragua y México.
Ricardo Silesky

Ricardo Silesky

Editor responsable de la sección de deportes de La Teja. Bachiller en Periodismo de la Universidad San Judas Tadeo y bachiller en Filosofía de la Universidad Católica. Con experiencia en manejo de redes sociales y elaboración de notas de nacionales, deportes e internacionales. Labora en Grupo Nación desde el 2013.

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