En el hogar de doña Kembly López Aguirre no hay perrito que “ladre” ni gato que “maúlle” más fuerte. En su casa, la reina es Meredith, una ternera de apenas dos meses y medio que llegó como cualquier animalito de finca, pero que hoy es un miembro más de la familia... y con corona.
Kembly vive en Cerro Cortés de Aguas Zarcas, en San Carlos, un lugar rodeado de naturaleza, donde creció entre pizotes, pericos, ardillas y hasta una oveja.
Así es ella: de espíritu libre y amante de los animales desde chiquilla. Pero ni en sus sueños más locos imaginó que un día tendría una vaca de mascota. Y mucho menos que se portara como un zaguatico.
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“Yo me enamoré a primera vista de la mamá de Meredith, que se llama Melody. Es de la finca que queda detrás de mi casa. Cuando supe que estaba embarazada, pensé: ‘¡Ay qué dicha!’. Y un día, Melody llegó con su ternerita justo donde estaba yo. ¡Fue amor a primera vista también!”, cuenta Kembly, entre risas y caricias a su peculiar mascota.
Chupón y cobija
Apenas Meredith llegó a su vida, Kembly supo que no era una ternera cualquiera. Fue a hablar con don Froylán, el dueño de Melody, para ver si se la vendía. Él no tenía planes de hacerlo, pero por la insistencia (y ternura) de Kembly, se la dio.
“Jamás me imaginé que estaba comprando un perro”, dice riéndose. “Esta ternera es increíble, es muy inteligente. Ama su cobija, no puede estar sin ella. Y el chupón... ese es su vicio. Es un chupón especial para terneros, se lo damos con leche dos veces al día y cuesta quitárselo”.
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Meredith se mete al corredor, se echa al lado de los hijos de Kembly, Amanda e Hytan, y hasta parece que quiere ladrar cuando las perras de la casa la retan.
“Yo le digo a la gente que en cualquier momento empieza a ladrar, porque hasta para las orejas cuando alguien llega. Las perras le ladran y ella como que quiere contestarles”, asegura la sancarleña.
Más chineada que los hijos
Kembly es manicurista y cuando llegan las clientas, lo primero que hacen es saludar a Meredith. “Una vez vino un señor y hasta le dio el chupón, no se resistió”, cuenta. “Ella anda conmigo para arriba y para abajo, hace más caso que mis hijos. De verdad, a veces no lo puedo creer”, confirma.
La ternerita convive con dos perras, un conejo y una gata. Todos la quieren, y ella los respeta. No hay celos ni pleitos, más bien cariño compartido. En las noches duerme en un corralito que le construyeron con mucho amor y, al amanecer, ya está lista esperando que le abran.
“Se despierta a las 5 a.m. y empieza a mugir bajito. Yo sé que ya tengo que ir a atenderla. Ella no toma agua como cualquier ternero, hay que dársela con chupón, ¡es tan chineada!”.
Famosa en TikTok
Esta historia tan inusual y linda no tardó en hacerse viral. Kembly subió algunos videos a TikTok y la cuenta se le disparó. Su usuario es kemblylopez9.
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“Antes tenía como 400 seguidores, pero cuando empecé a subir videos de Meredith llegué a 5.000 en una semana. Todo el mundo está encantado con ella”.
La idea de tener a ternerita como parte de la familia ya no tiene vuelta atrás. No es ganado, no es futura lechera, mucho menos se usará para carne.
Es la bebé de la casa. “No se vende, no se va a comer. Ya es parte de nosotros. Mis hijos se acuestan con ella, juegan, le esconden la cobija y ella los sigue por todo lado. De verdad, es como un perrito grande”.
Una vaca de amor
Meredith es mezcla de razas, la mamá es raza gyr y el papá nelore, pero lo que más define su raza es el cariño.
“Ella siempre lo está chupando a uno, le encanta que la acaricien. Da un amor que no tiene comparación. Los animales dan amor para toda la vida y nosotros, los humanos, necesitamos aprender de eso”.
Kembly y su familia han roto todos los moldes con esta historia. No hay perro que ladre más fuerte que el amor de esta ternera, que encontró hogar, cobija, chupón y varios corazones amorosos donde crecer.