El papa León XIV tuvo su primera audiencia general este miércoles 21 de mayo y, como siempre pasa en los eventos importantes, hay un costarricense presente, en este caso, una tica de Guadalupe, quien hasta recibió la bendición papal.
Paula Umaña Hidalgo, quien nació en el barrio La Margarita de Guadalupe, estuvo presente en la plaza de San Pedro y vivió una experiencia histórica e inolvidable con el pontífice, quien iba caminando, se detuvo, le agarró la mano por 20 segundos seguidos y después le puso la mano en la cabeza para bendecirla.
A esta costarricense nosotros se la presentamos en octubre del 2021, en una nota que titulamos: “Esta es la historia de la tenista tica que quedó cuadripléjica y volvió a caminar”.
Fue una enfermedad que la afectó y la postró en una cama, de la cual le dijeron que jamás se levantaría, pero ello lo hizo y ahora se ayuda con un aparato especial para caminar.
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La pensó para ir
La propia Paula nos cuenta que ir a Roma no fue una decisión de la noche a la mañana, desde hace varios años la familia se había puesto de acuerdo para hacer el viaje en el 2025 por el Jubileo. Por supuesto que no tenían ni idea que fallecería el papa Francisco y se nombrarían a León XIV.
“A mi familia y amigos les dije que en Roma tenía planeadas solo dos cosas: ir a la plaza de San Pedro y comerme unos buenos espaguetis”, recuerda.
Siente que no viajó en las mejores condiciones de relación con Dios, porque como que tuvo un pleitillo porque el hijo menor juega fútbol y tenía unas pruebas con visores de Inglaterra, pero días antes se fue a un río a pescar y le cayó una piedra encima que lo fracturó, entonces Paula le cuestionó al de arriba que por qué le pasó eso en un lugar tan sin gracia, no lo lesionó un rival o en una jugada en la cancha.
El pasado domingo 18 de mayo, la familia fue a la misa de toma de posesión del papa. Ella andaba con su escúter y el hijo con el yeso, entonces una persona de la organización de Cáritas los vio y se los llevó para un sector especial, al puro frente. Tras la celebración, cuenta la guadalupana, el gringo-peruano pasó cerquita en su papamóvil, lo saludó de lejos y nada más, calabaza, calabaza.
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Este miércoles, nuevamente, la gente de Cáritas los vio y los volvió a poner al frente, como a 15 filas de la tarima. Estando ahí vio que había personas con sillas de ruedas más cerquita del papa. “¿Qué pasa si intentamos meternos con esas personas en silla de ruedas?” Le preguntó ella al esposo, pero él lo dudó mucho.
Sintió un gran amor
Se fueron a pulsearla y la gente de seguridad del Vaticano, al verlos, los pasó de inmediato. Ahí ella se acordó que, el día anterior, la familia se fue a conocer más lugares en Roma, pero ella no podía entrar casi a ninguno por su discapacidad, entonces se frustró y volvió a cuestionarle a Dios.
“Me sentí, la verdad, como un poco abandonada por Dios, por eso cuando me pasaron todos los controles y subí a la rampa, a 20 metros del papa, no podía creer que estaba tan cerca”, reconoció.
“Cuando terminó la audiencia y el papa comenzó a saludar a la gente, se fue a donde estábamos los discapacitados yo le decía a mi esposo: ‘¿Qué está pasando, estamos aquí y el papa ahí tan cerquita’. No lo podía creer.
“‘Ahí viene, ahí viene’, le decía a mi esposo. Sentía algo en el corazón inexplicable. Se acercaba cada vez más. Comencé a pensar: ‘¿Qué hago, le digo a la gente al lado que me tome fotos, qué hago?’. En eso mi hija mayor me escribió un mensaje de texto: ‘Mami, hágame un favor, disfrute lo que le va a pasar. Disfrute lo que Dios le va a regalar’”.
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A la par de Paula y su esposo había una señora mexicana muy enfermita que empezó a llorar y llorar, no tenía ni idea que iba a tener al papa tan cerca. Le habían regalado el tiquete aéreo y no podía creer que estaba ahí. Las dos comenzaron a llorar juntas.
“Cuando el papa me ve, le dije: ‘Hola, papa, yo soy Paula y soy de Costa Rica’, me dijo: ‘¡Costa Rica!’ muy alegre y admirado. Después le dije que mi esposo era de Francia y vivimos en Estados Unidos. ‘¿Y dónde viven en Estados Unidos?’, me preguntó el papa, le dije que en Atlanta y ahí fue cuando me puso la mano en la cabeza y me bendijo. Mi esposo le dio un beso en la mano.
“No puedo describir lo que sentí. Fue mucho. Sentí un amor que no se puede explicar, eso sentí, amor grande, grande. Nada más. No sentí temor, ni miedo, ni pena, fue amor puro. Sentí como si él fuera mi hermano, mi tío, mi papá, como si fuese de mi familia, como si estuviera en mi casa y mi papá me pusiera la mano en la cabeza. Me sentí en familia”, recordará para siempre.
Al irse el papa, la tica quedó en shock, todo le temblaba. Se fue a comer en familia y la comida no le pasaba por la garganta, seguía impactada. “No sabía ni lo que había pasado, pero sí entendí que fue un regalo para mí, para mi esposo, para mi familia, porque yo le dije que tenía 5 hijos. Dios me dio este gran regalo”, asegura.
La tica se puede ver en la cadena católica EWTN con el programa “Regalos de Esperanza”, el cual arrancó el pasado 28 de abril.