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Vacunan a la abuelita de La Unión: doña Josefa tiene 100 años

Cita fue a las 10 a.m. y no quería que le agarrara tarde

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Doña Josefa Monestel Moya está a tres meses de cumplir 100 años y es un roble, solo padece de la presión, pero la mantiene controlada.

Este martes no cabía de la contentera porque finalmente la vacunarían contra el covid-19.

Ella es la persona de mayor edad de La Unión de Cartago y como tal fue llamada para aplicarle su primera dosis.

La segunda, ya para disminuir su riesgo de que si le da el “bicho” --como le dice ella-- no corra tanto peligro, se la pondrán el 23 de marzo a las 10 de la mañana.

Doña Josefa se levantó más temprano que de costumbre y comenzó a preparar todo para ir porque no quería que le agarrara tarde, nos contó su hija Olga Sánchez.

Además aprovechó para desayunar bien, previendo que le tocara esperar mucho. Su hija Cecilia Sánchez, quien también la acompañó a la cita. nos contó que es buena para el diente.

“Estaba ansiosa, todo lo que sea por salud y cuidarnos hay que atenderlo”, contó la simpática abuelita, que tuvo 12 hijos y cuenta con “nada más” 44 nietos, 72 bisnietos y 11 tataranietos, un familión que la chinea como lo merece.

La emoción de la vacuna no le quitó el sueño, nos dijo que durmió como un bebé.

La cita era en el auditorio de la iglesia católica de Tres Ríos; ahí, respetando el distanciamiento físico, gran cantidad de adultos mayores esperaban su turno pacientemente.

A las 10:30 a.m., ya doña Josefa estaba recibiendo el pinchazo que, según nos contó, no le dolió nada.

Bien cuidada

Antes del inicio de la pandemia, doña Josefa asistía a un grupo de adultos mayores de la comunidad, en el que aprovechaba para hablar “tonteras” de la juventud.

Todo eso está en pausa mientras pasamos esta emergencia mundial.

La “abue” pasa entre las casas de sus hijas Celina, Cecilia y Olga. Se queda una semana o unos días más en cada una y algún fin de semana lo pasa con su otra hija Hilda.

Como es tan coqueta, Dios guarde no le empaquen ropa suficiente y variada; nada de repetir, ni siquiera la bata de dormir.

El mayor de sus nietos, Eladio Gamboa, tiene 55 años; la menor es Adriana Sánchez, de 23 y la cumiche de la familia es Maripaz, de dos añitos, la más reciente tataranieta.

Durante toda su vida, doña Josefa se ha dedicado a las labores del hogar y actualmente disfruta lavar los trastes, aunque ya casi no le toca hacerlo.

Está bien entera de salud, algo que comprobamos este martes mientras hacía la fila para vacunarse. Se sentaba y se levantaba de la silla como chiquilla de 15, dijo ella misma.

“Está mejor que nosotras sus hijas, si se le cae algo, se agacha como si nada y lo junta”, dijo Cecilia riendo.

Aunque, claro, los años no pasan en vano y doña Josefa sí tiene un caminar pausado, pero es natural.

Su esposo, Antonio Sánchez, falleció hace ya 16 años, recién cumplidos en diciembre pasado.

Doña Josefa vivió muchos años en Turrialba pero nació en 52 Millas de Siquirres. Como que el buen aire del Caribe la ha ayudado para tener una vida tan larga.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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