La historia de la Vespa empezó a rodar con más fuerza en 1953, gracias al impulso que le dio la película “Vacaciones en Roma”, con Audrey Hepburn y Gregory Peck, quienes en la cinta paseaban enamorados a bordo de una de estas motocicletas por la capital italiana. Desde ese momento, la revolucionaria motocicleta se convirtió en un icono de modernidad, libertad y movilidad.

Desde que se registró la patente para su fabricación en Italia, 23 de abril de 1946, la legendaria motocicleta ha acompañado a generaciones enteras gracias a su estilo silencioso y ligero, un vehículo económico y capaz de ofrecer la movilidad necesaria.

Los tatas de la criatura Enrico Piaggio y el ingeniero aeronáutico Corradino D’Ascanio presentaron las primeras 15 motos Vespa en el Club de Golf de Roma ese año.

Como este mes la famosa Vespa celebra su cumpleaños 75, la marca Piaggio lanzó una serie especial, de colección y con venta limitada durante este 2021, que tiene a los fiebres de la marca muy ilusionados.

En sus 75 años de historia y con 19 millones de motocicletas circulando en las carreteras de los cinco continentes, la Vespa no ha perdido su encanto, siendo el scooter más famoso del mundo.

“He tenido tres Vespas”, cuenta a la AFP el romano Marco Guerrieri, quien considera que hoy se ha convertido también en “un emblema social de éxito”.

La moto que revolucionó el mundo de las dos ruedas ha sabido adecuarse a los tiempos, registrando por décadas un éxito notable tras llegar a triplicar sus ventas.

“Diecinueve millones de Vespas vendidas corresponde a tantas historias de hombres y mujeres jóvenes de todo el mundo que han conquistado libertad sobre el lomo del vehículo de dos ruedas más conocido. Vespa ha acompañado sus vidas y forma parte de sus sentimientos y deseos de libertad”, comenta la marca Piaggio en su sitio web.

La fabricación de Vespa inició en Pontedera, en Toscana, su crecimiento ha sido constante a lo largo de tres cuartos de siglo y se ha impuesto en los mercados occidentales, incluido el americano y se ha extendido con plantas en Vietnam e India.

Gajito de oro

Don Óscar Miranda Bogarín, de 69 años y vecino de Tibás, no puede asegurar si él escogió a su amado “Gajito” o este lo escogió a él, pero sí puede asegurar que desde el momento en que se vieron, se juraron amor eterno, aunque ya era un fiebre de las Vespa.

El “matrimonio” nació hace siete años. Él ni sabía que existía, pero como sucede en muchas relaciones, alguien los “presentó”, en este caso fue un amigo de Óscar que le enseñó una foto de una moto hecha leña que estaban vendiendo en ¢250 mil para repuestos.

“Inmediatamente supe que era una oportunidad de oro. Había que ser un amante de las Vespas como yo para identificar semejante rareza, una Vespa Rally 200 centímetros de 1976; no podía creer que la vendieran tan barata, por eso de inmediato le di la plata a mi amigo para que me la comprara.

“Estaba fatal, pero sabía que sería un proyecto en mi vida. Recuerdo que cuando me la fueron a dejar a mi casa yo no estaba, entonces mis hijos (Óscar y Ricardo) y mi esposa (Blanca Picado), me la pusieron en el centro de la sala para hacerme una broma, pues cuando llegué se burlaron de mí.

“Me dijeron: ‘Aquí le dejaron este gajo’. En honor a aquella burla, le puse Gajito”, cuenta este amante de las Vespas.

Amor eterno

Don Rodrigo Sauma, otro fiebre de las Vaspa y quien ahora tiene 78 años, recuerda que en 1958, jaló con su tata y con 3.600 colones en el bolsillo para comprarse una Vespa nueva de paquete de 150 centímetros cúbicos, modelo Gran Turismo. El quinceañero, en ese momento, quedó debiendo, así que completó el pago en 15 cuotas mensuales de 120 colones.

Don Rodrigo nunca le puso nombre a su Vespa y tampoco le dio vuelta, así que ha sido la única moto de su vida desde que la sacó de la agencia de los hermanos Adriano y Carlos Feoli, que para aquel entonces tenía sus oficinas en la avenida Central, en San José.

“El primer amor jamás se olvida. Fue un 24 de enero de 1958 cuando la compré, yo tenía 15 años, cumplía 16 el 8 de noviembre de ese año.

“Esta vespita era casi que lo mejor a lo que se podía aspirar porque con las calles del país en pura piedra, las otras motos se estallaban y lo dejaban a uno botado, con la Vespa, que carga su repuesto, eso se eliminaba. Yo me enamoré desde que la vi, me apasioné”, explicó don Rodrigo.

Ejemplos como los anteriores abundan en el mundo y confirma que la Vespa es una moto capaz de generar mucha pasión y lealtad.