La gente que integra la Cofradía Nuestra Señorita Virgen de Guadalupe está en salta en un pie, ya que el miércoles pasado esta organización nicoyana, con 475 años de historia, fue declarada como la ganadora del premio al Patrimonio Cultural Inmaterial Emilia Prieto Tugores 2019, el cual se entregará en mayo de este año.
La cofradía nació para darle vida a una fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe, cargada de simbolismos religiosos populares, que se realiza durante noviembre y diciembre de cada año y que incluye una serie de actividades, como la contadera de días, la pica de leña y el día del gran celebro, que se realiza el 12 de diciembre.
Mario Rojas, quien fue mayordomo de la tradicional actividad el año pasado, define la cofradía como una asociación de fieles católicos que se reúnen en torno a una advocación de Cristo, la virgen o un santo, un momento de la pasión o una reliquia.
“En otras palabras, es una congregación o hermandad formada por algunos devotos con autorización competente de las autoridades eclesiásticas para ejercitarse en obras de piedad, rendir culto a un santo, en particular a la Virgen o prestar determinados servicios relacionados con el culto”, indica Rojas.
Desde la Colonia
Según Rojas, este tipo de grupos organizados fueron muy comunes en de la Colonia, como un medio de organización de los fieles para la expresión del culto divino. Era común escuchar sobre la existencia de diferentes cofradías en las parroquias; algunas de las mas comunes eran la cofradía de las ánimas, la del Santísimo Rosario o la de Nuestra Señora de la Concepción, entre otras.
“Cabe destacar que en las cofradías existen diferentes clases de miembros, como son: los mayordomos, los diputados, los escribanos y los alguaciles, entre otros. Siempre guardan una estricta jerarquización de puestos, donde cada cofrade (miembro) debe cumplir con una misión o rol muy claramente definido. De esta manera, a través del trabajo en equipo y la división de funciones, se saca adelante el objetivo del cual todos son responsables: la celebración de la festividad”, relató.
La Cofradía de Nuestra Señorita de Guadalupe cuenta con un local ubicado 200 metros al este del parque central de Nicoya, que se conoce de diversas formas, ya que algunos le dicen la casa de la virgen, otro la casa de la cofradía o simplemente la cofradía.
Motivos de sobra
La ministra de Cultura y Juventud, Sylvie Durán, destacó que la cofradía se caracteriza por ser una estructura compleja.
“Todos los participantes comunales son portadores de la tradición y con su actuar promueven la transmisión, la salvaguardia y promoción de esta; haciendo que cada nueva generación conozca y se apropie de esta manifestación del patrimonio cultural costarricense”, señaló.
Otro criterio que pesó en el jurado es que “comprende en sí misma, los cinco ámbitos del patrimonio inmaterial”, tales como: tradiciones orales ligadas a historias y mitos ancestrales, vocablos específicos relacionados con la festividad, música y danzas tradicionales conexas; elementos de religiosidad popular que muestran un sincretismo entre lo indígena, la fe católica y cocina tradicional con comidas y bebidas particulares para el festejo; entre otros valiosos aspectos.
Ruth Mery Barrantes, actual mayordoma también celebró la designación.
“Estamos muy alegres, tanto los cofrades, que son las personas que sirven en la Cofradía, como la mayordomía y los anteriores mayordomos. En realidad, toda la comunidad está contenta porque es un premio que esperábamos en Dios y en la virgencita que en algún momento se diera”.