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(Video) Lluvia de confites endulzó la Pascua en Hatillo

Tradición tiene 28 años y se llevó a cabo este domingo en la comunidad josefina

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Lluvia de confites cierra la Semana Santa en el parque de Hatillo centro. El padre Fernando Hernandez lleva cinco años con esta dulce tradición.

Posted by La Teja on Sunday, April 21, 2019

La misa de Pascua de Resurrección que se realiza en la iglesia Sagrado Corazón, en Hatillo centro, es muy diferente a las que se realizan en otros templos de Tiquicia, ya que siempre estpa llena de niños con caritas felices y muchas bolsitas de plástico.

El secreto de tan tierna convocatoria es que al final de la santa eucaristía, el padre Fernando Hernández anuncia que se irá soplado a poner unas tenis y bloqueador para reunirse con todos los fieles en el parque que queda frente al templo, para dar inicio a la lluvia de confites.

Este sacerdote, de cabello largo y canoso, es famoso por ser muy activo y amante del ejercicio, tanto así que ya lleva 28 años realizando esta dulce tradición para cerrar con un dulce sabor de boca la Semana Santa.

Para calentar el asunto, el padre empieza a dar anuncios durante las misas, unas semanas antes, para solicitar a los creyentes que lleven confites de cualquier tipo, porque todos son bien recibidos, ya sean paletas, chocolates, mentas, gomitas, popis, chicles, entre otros.

Gracias a eso, cuando llega el Domingo de Resurrección tiene bastantes sacos llenos de dulces listos para repartir.

"Esta es como la misa de los niños, queremos que la imagen del Resucitado la podamos ver en estos chiquitos, a los cuales tenemos que cuidar, proteger y mantener en ellos el gozo en Jesucristo Resucitado. La mejor manera de cuidar a nuestros niños es que, junto a sus padres, puedan entender que Cristo también los ama y que es la propuesta correcta”, indicó el sacerdote.

Todo un vacilón

Ya cuando el padre Fernando se acerca al parque comienza el vacilón. El sacerdote agarra uno de los sacos y todos los chiquillos y los tatas se le ponen al corte porque en cualquier momento lanza puños de ricos dulces.

También cuenta con monaguillos y otros ayudantes que reparten en otros sectores, la idea es que nadie se vaya con las manos vacías.

Eso sí, hay que ser bien ágil para capearse los molotes y librarse de los majonazos porque la gente llega por montones a pulsear su dosis de dulces.

Pudimos ver a familias completas de la ciudadela 15 de Setiembre, de Sagrada Familia y de todos los Hatillos disfrutando de lo lindo y al padre encaramado en las bancas, en los juegos infantiles y en estructuras de todo tipo para intentar ser lo más justo posible y repatir parejo.

Actividad muy esperada

“Esta actividad nos encanta, ojalá nunca se lleven a este padre de nuestra comunidad, él es muy activo. Aquí nos asoleamos bastante, pero no nos importa porque los niños la disfrutan”, comentó Olga Montero, quien llegó con sus nietos.

Precisamente la familia de esta abuelita fue una de las que salió con más confites. Keylor, Laura, Michael, Valentina y Nitzy terminaron con sonrisas de oreja a oreja y con las bolsas cargadas. Hasta llenaron una bolsa de tela de esas que venden en el súper.

“El secreto está en andar detrás del padre y correr bastante”, reconoció Miguel Castro, uno de los papás de esta familia vecina de la ciudadela 15 de Setiembre.

Emmanuel Sandí, de 4 años, fue otro de los suertudos que salió con dos bolsitas bien gorditas. Su mamá nos contó que anduvo detrás del padre todo el rato y por eso logró buen campo para que le cayeran cerca bastantes dulces.

Pero como hay de todo en la viña del Señor también hay otros que se van sin nada. Ana Campos fue una de las que corrió, se resbaló, se cayó y se fue sin recoger un confite. “Voy a venir el próximo año a ver si tengo más suerte”, dijo entre enojada y resignada.

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