Bajo una llovizna constante y unos vientos bastante fuertes y fríos, fieles de San Isidro de Heredia festejaron la mañana de este domingo el 90 aniversario de la fiesta en honor al Cristo Rey.
El tiempo no fue un impedimento para que quienes se congregan en la parroquia de San Isidro acompañaran el recorrido de la imagen sobre bellas alfombras de ciprés, flores y aserrín con las que decoraron las calles.
Uno que se apuntó al trabajo de darles forma a las alfombras fue don Antonio González, integrante de los Soldados Romanos de San Isidro y quien desde hace unos 40 o 45 años se ha visto involucrado en las actividades de la Iglesia.
Este domingo lo vimos con una bomba de riego a la espalda echando agua con miel sobre las alfombras para prevenir que el fuerte viento se paseara en el esfuerzo de decenas de personas que desde las cinco de la mañana acudieron a colocarlas para que a la salida de la misa de las 9:30 estuvieran listas.
Wilson Gómez también le echó la mano a don Antonio y nos contó que desde que tenía diez años anda en estas actividades. Hoy, 40 años después, su labor es de demarcación de la calle, acomodo del ciprés y la picada de las flores. Solo en los 100 metros que les correspondieron a ellos se usaron 30 sacos de ciprés, 15 de hortensias y varios de aserrín.
La procesión arrancó a las 11: 20 de la mañana por las calles aledañas a la parroquia y con gritos de ¡Viva el Cristo Rey! a los que respondían con un viva tres veces. Recorrieron con el Santísimo las alfombras de flores dispuestas por las filiales.
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En cada una de las cuatro esquinas se colocó un altar en el que se elevaba una oración por nuestros gobernantes, por los adultos mayores y por las familias, todas acompañadas por el Padre Nuestro y Gloria, entre otras.
“Te pedimos por los gobernantes locales, por el presidente de la República, los diputados y los magistrados, para que no se dejen influir por presiones externas”, indicó el padre Arturo Morales, párroco de San Isidro de Heredia, en la primera estación.
Prometedor futuro
Un detalle que llamó la atención fue la participación de gran cantidad de niños. Las más coloridas y tiernas fueron las jardineras que iban regando pétalos y flores a su paso.
Las pequeñitas Sharisley Hernández Fonseca y Nazareth Chacón, ambas de seis años, llegaron vestidas de ángeles y adornaron el altar de la tercera estación donde el padre Arturo oró por los adultos mayores, animando a amarlos y respetarlos.
El recorrido finalizó a las 12:30 del día con aplausos y cánticos en la plaza local y un llamativo juego de pólvora.