El mes de la Virgen no pudo comenzar de mejor manera para Alexánder Salazar y su familia.

Y es que este hogar de tibaseños, católicos y devotos de la Virgen María recibió el viernes un regalo muy especial.

Se trata de una imagen de la Virgen de Fátima, que hace más de 15 años perteneció a doña Mireya, la mamá de Alexánder y que fue restaurada, algo que ven como una señal de que la mamá de Dios nunca nos deja solos.

“Esa imagen se la regalé a mi mamá y recuerdo que era un sueño que se hizo realidad. Cuando mi mamá falleció, hace 17 años se decidió que yo la tuviera y hace 6 años se la entregué a una persona muy especial, con la esperanza de que se pudiera restaurar porque tenía la cara y el cuello dañados”, expresó.

Para sorpresa de Salazar, esa persona lo contactó el viernes para que la visitara un momento. Al llegar, le entregó la imagen, sin recordar que era aquella que perteneció a su mamá.

“Por cosas de la vida no habíamos encontrado el momento para tener nuevamente la imagen en la casa, pero al rato de verla me di cuenta de que era esa misma que una vez regalé y me emocioné mucho por la sorpresa, porque quedó muy bonita y porque es una muestra más de que los creyentes vivimos a través de los signos”, expresó.

Esta imagen, hecha con yeso, ya tiene un espacio en la casa de la casa de Alexánder.

Alimentar el espíritu

Salazar expresó que en él, su esposa, Ilse, y su hijo, Juan Pablo, son devotos a la Virgen y como creyentes, viven a través de los signos que Dios les envía a diario.

“Nosotros vivimos por medio de los signos y precisamente, la llegada de este presente a la casa nos demuestra eso, que nada es casual. No solamente somos cuerpo, sino que también somos espíritu y así como debemos alimentar nuestro cuerpo, cada día debemos alimentar nuestra parte espiritual”, dijo.

Este tibaseño agregó que la celebración de este mes tiene un tinte particular, debido a lo que se vive en el país, a causa del coronavirus.

“Creo que es un momento de introspección muy profunda, el coronavirus nos ha llamado a revisar nuestros propios caminos y los pasos que damos en la vida. Además de la oración y la forma en la que ya vivíamos nuestra fe, ahora con esto agregamos el Salmo 91 (”El que mora en el lugar secreto del Altísimo, permanecerá bajo la sombra del Todopoderoso") a nuestras plegarias, para aplicarlo a nuestras vidas.

“La devoción no se acaba y menos en estos momentos, debemos seguir orando, no parar y no perder la fe”, expresó.