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Wendy, la trans que renunció del MOPT por acoso: “Un compañero me tocó las nalgas y otro me las enseñó”

El estrés era tanto que, en julio del año 2015, decidió dejar su empleo botado

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Wendy Vanessa Sánchez, hoy de 57 años, ha sido una de las transexuales ticas que ha batallado duro por su inclinación sexual. Una de las batallas más fuertes la dio en su propio trabajo en el 2013.

Cinco años después quisimos conocer sobre sus luchas y lamentablemente las ha perdido

Sánchez nos atendió en el parque de Ciruelas de Alajuela, de donde es oriunda, ahí abrió su corazón y nos dijo cómo ha cambiado su vida luego de renunciar a su plaza en propiedad bacheando calles para el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), ubicado en Montecillos de Alajuela.

La decisión la tomó cansada del constante acoso y burlas que recibía por parte de sus compañeros.

Ella nació varón bajo el nombre de Francisco Javier Sánchez Artavia, desde pequeño sabía que se sentía como una dama, aunque dice ser lesbiana porque le gustan las mujeres.

Según nos contó, se puso Wendy porque cuando tenía 12 años trabajaba en una pulpería y llegaron unas muñecas muy bonitas con ese nombre y desde ahí le gustó.

Sánchez vivió un verdadero infierno luego de que en agosto del año 2013, interpusiera una denuncia contra dos compañeros del MOPT por acoso sexual.

Para colmo de males, en setiembre de ese año, pidió que la dejaran llegar al trabajo vestida de mujer, eso generó que más personas en el brete se burlaran y la ridiculizaron.

“Yo quería llegar en enagua, con tacones y pintada, pero no me dejaban, empezaron a decir que yo quería trabajar así mientras estábamos en la calle y no era cierto, cuando uno trabaja en las calles usa uniforme, en tacones no se puede, Dios guarde, me quiebro toda”, recordó.

Debido a su solicitud de vestimenta y a la denuncia que puso contra sus compas, la trasladaron al departamento de aseo, estando ahí limpió pisos, escritorios, orinales y servicios.

“Me querían hacer la vida imposible, el trabajo mío era en la calle, no limpiando, pero aún así lo hacía”, dijo con voz firme.

Al borde de la locura

Sánchez empezó a trabajar para el MOPT en el año 2009, pero fue hasta en el 2013 cuando decidió llegar vestida como mujer.

“Desde ese momento me empezaron a molestar, me decían de todo, yo solo me quedaba callada porque no soy de pelear, pero todo lo que me decían era bastante doloroso”, mencionó.

“Una vez un compañero me dijo ‘tome ¢500 y me viene a hacer sexo oral’, todavía no digiero que alguien pueda decir semejante cosa pensando que uno es un objeto. Otro compañero me tocó las nalgas y otro se las peló al frente mío”, añadió.

Los problemas en su trabajo, así como los que ya tenía con su familia por sentirse mujer, la tenían al borde de la locura.

“A uno le pasan tantas cosas por la cabeza (hace una pausa), a veces lloraba porque sentía que nadie me entendía, realmente fue un momento muy complicado para mi”, detalló.

Estrés la jodió

El estrés ocasionado por las broncas en su trabajo le generaron un problema más, dolores físicos.

“Cuando iba a abrir el portón de mi casa para ir al trabajo me entraba un dolor de panza increíble, en ocasiones me tenía que devolver porque no aguantaba, iba hasta 3 veces al baño por el mismo estrés que tenía”, añadió.

“Luego empecé a padecer de contracturas musculares en la espalda, era algo bastante molesto porque iba a citas y me decían que no tenía nada, pero yo sentía un dolor tremendo”, continuó.

El estrés era tanto, que en julio del año 2015 decidió dejar su empleo botado, además, meses antes había recibido la noticia de que la denuncia que interpuso contra sus dos compañeros que la acosaban fue desestimada por el Juzgado de Trabajo de Alajuela.

“Ya no quería estar ahí, aguanté mucho y me enfermé, pero para mí estar tranquila es mejor que estar aguantando tratos denigrantes, la gente me decía que no me fuera porque mi plaza era en propiedad, pero al final no pude más”, mencionó Sánchez.

Verse como hombre

Antes de salir del MOPT, Wendy solicitó una reubicación; sin embargo dijo que se la negaron. Consultamos a este ministerio sobre esta versión y la negaron.

Hugo Jiménez, director de Educación Vial de esta institución, contó a La Teja que hace poco más de 3 años recibió a Wendy en su oficina para ver como podían ayudarle.

“Yo le dije que si tenía al frente a un hombre, entonces, tenía que proyectarse ante el usuario como un hombre. Ese día llegó con brassier y le hice saber que no era recomendable verse así”, explicó el funcionario.

Según Wendy, esto la hizo negarse a seguir trabajando para esta cartera.

Temor de pasar lo mismo

Lleva exactamente tres años sin trabajo, a pesar de que ha buscado por todos lados, no la contratan.

Ha pasado necesidades, a veces come solo lo necesario, en otras, su familia le tiende la mano; actualmente está recibiendo ayuda económica por parte del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) para mantenerse.

“Mi principal miedo es tener otro trabajito y soportar tratos como los que me daban, ninguna persona, ya sea por su orientación sexual, religión, color de piel o con cualquier otra característica, merece ser humillada”, aseguró.

Desde su salida del MOPT, Wendy contó a La Teja que ha recibido tratamiento psicológico ya que todo lo que vivió le generó traumas que todavía lo afectan.

Bryan Castillo

Periodista

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