El sacerdote José Fabio Garro jamás olvidará la misa que celebró en Batán de Limón pues cuando estaba a punto de leer el Evangelio dos encapuchados se metieron al templo para asaltar a todos los fieles.

El insólito hecho ocurrió este viernes a eso de las 6:15 p. m., dentro de la humilde capilla, ubicada en la comunidad de 24 Millas de Batán.

Garro recordó que los asaltantes vestían de negro y andaban con la cara tapada. El cura comentó que los bichos cerraron las puertas y empezaron a gritar que se trataba de un asalto, mientras encañonaban a las doce personas que participaban de la misa.

“Les quitaron todas las pertenencias a las personas, particularmente estaban buscando celulares. Todo ocurrió muy rápido y ellos se fueron igual de rápido. Se dice que son gente de aquí cerca y que huyeron por lo bananales”, contó.

El sacerdote dijo que gracias Dios ninguna persona resultó herida, pero obviamente muchos estaban afectados emocionalmente por el sustazo que se llevaron.

“La respuesta de los oficiales de la Fuerza Pública fue muy buena, ya que en cuestión de cinco minutos estaban en el lugar con tres patrullas y eso fue reconfortante porque la gente se sintió más segura”, añadió.

Encañonado por la espalda

Garro señaló que nadie se salvó de los maleantes, ni siquiera él, pues los bichos llegaron hasta su púlpito para encañonarlo y exigirle que les entregara su celular, pero para mala fortuna de los bichos, el sacerdote lo había dejado guardado en el carro.

“Me llevaron al carro porque ellos insistían en que les diera el celular y les dije que lo tenía dentro del carro, pero a la hora de llegar no me obligaron a abrirlo y más bien tomaron la decisión de irse, no sé si fue porque tenían algún temor”, agregó.

Pese a que en todo momento tuvo una pistola apuntándole en la espalda, Garro dijo que nunca se sintió asustado o vulnerable, más bien se sentía muy tranquilo y él le atribuye eso a que Dios los estuvo cuidando durante esa situación tan ruda.

No detuvieron la misa

El padre dijo que en medio de esa noche tan angustiante hubo un momento que de verdad lo llenó de alegría y esperanza y que ocurrió minutos después de que los asaltantes se dieron a la fuga.

“Yo entré de nuevo a la iglesia y como apenas habíamos empezando con la misa les pregunté (a los fieles) si querían que continuáramos con la misa o lo dejábamos ahí, pero la gente me respondió que sí por lo que respeté ese deseo y seguimos con la misa, se leyó el Evangelio, la predicación y todo transcurrió con total normalidad”, recordó.

En cuanto a la pregunta de si volverá a celebrar una misa en la iglesia de 24 Millas, el sacerdote ni se lo pensó para decir que sí, pues aseguró que la fe de las personas de esa comunidad está por encima de cualquier miedo.

“Creo que la gente dio testimonio al quedarse, me parce que es justo que se continué con las misas y tal vez tomaremos algunas medidas de seguridad. Mi recomendación para ellos y todos los demás es que no lleven celulares, porque no hace falta y más bien atraen a los delincuentes, o que mejor usen unos más baratos”.

Vigilados

Según el sacerdote todo indica que los asaltantes no actuaron a lo loco, más bien parece que tenían todo bien planificado, pues incluso en medio del asalto les pasaron diciendo a los feligreses que los tenían vigilados.

“Aparentemente habían planeado el asunto porque un señor que trabajó en el templo durante la tarde observó a dos hombres muy sospechosos merodeando”, añadió.

Por su parte, el OIJ confirmó que los representantes de la iglesia ya interpusieron una denuncia ante la oficina regional de Batán para que el asalto sea investigado.