Juan Luis Chinchilla Muñoz llevaba la comidita a su familia breteando como electromecánico y taxista informal en aplicaciones de transporte; sin embargo, fue víctima de un asalto y una golpiza que le cambiaron para siempre su vida.
A él lo diagnosticaron con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y, según su pareja, Mili Johanna Velilla Pérez, este mal se detonó por los golpes en la cabeza que le dieron en el robo. Asegura que los médicos le dijeron que quizás estaba predestinado a sufrir ese padecimiento, pero avanzó rápidamente por la agresión.
Él tiene 41 años y es papá de tres hijos (19, 11 y 9 años). Por ellos y por su compañera sentimental es que se esforzaba a diario, pero ahora no puede mover las piernas y los brazos como antes, además cada vez le cuesta más hablar, por eso pasó de ser el proveedor a necesitar que su esposa e hijos lo cuiden las 24 horas.
En un servicio
Según contó Johanna, el 21 de setiembre del 2020, Juan Luis aceptó un servicio en barrio La Cruz, en San José, para cuatro pasajeros. Le dijeron que primero fuera a las paradas de Cartago en San José y dejara a una pareja y que luego llevara a dos hombres a Ochomogo.
Así lo hizo, pero antes de llegar a ese último sitio los tipos lo golpearon en la cabeza en múltiples ocasiones y le robaron todo, desde el celular hasta el carro.
“Él tenía cuatro años de trabajar con estas aplicaciones. Ellos pidieron el servicio por la plataforma, supuestamente usaron un perfil falso, luego de pasar el peaje fue cuando lo golpearon y le dijeron que se trataba de un asalto, él opuso resistencia y desde ese momento lo comenzaron a golpear con la pistola y lo bajaron”, narró.
Este ataque ocurrió cerca de las 7 de la noche y fue un chofer de bus quien lo auxilió y logró avisar a la familia de Juan Luis.
Muscular |
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La ELA provoca que las células nerviosas (neuronas) motoras se desgasten o mueran y ya no puedan enviar mensajes a los músculos. Con el tiempo, esto lleva a debilitamiento muscular, espasmos e incapacidad para mover los brazos, las piernas y el cuerpo. La afección empeora lentamente. Cuando los músculos en la zona torácica dejan de trabajar, se vuelve difícil o imposible respirar. |
A Juan Luis lo atendieron en el hospital, pero de una vez le dieron la salida, pero su pareja afirma que desde ese momento no volvió a ser el mismo hombre activo.
“Solo nos dijeron que teníamos que tenerlo en control porque tenía el corazón más grande de lo normal, él empezó a recaer con la salud, caminaba y se caía de repente, veíamos que eso no era normal, lo llevamos a Emergencias y nos dijeron que era hipertenso y que por eso se caía, lo tuvimos en control y los exámenes salían como si estuvieran bien, pero pasaron los meses y cada vez se ponía peor.
“Le hicieron un TAC y una resonancia, el neurólogo lo internó por tres días, luego nos dieron el diagnóstico, eso fue el 19 de marzo del 2020. Los médicos nos dijeron que los golpes fueron la causante que le activó y desarrolló la enfermedad”, dijo la esposa.
El doctor Carranza, de medicina general, explicó que quizás el estrés ayudó a que se desencadenara la enfermedad, pero que Juan Luis Chinchilla ya traía la enfermedad y la iba a desarrollar en cualquier momento.
Johanna mencionó, además, que cuatro meses después encontraron el carro desmantelado en Aserrí, para ese momento ya habían puesto la denuncia en el OIJ.
Un cambio total
A Juan Luis le cambió la vida en un 100%. No puede sostener su cabeza y se alimenta a través de una sonda de gastrostomía conocida como PEG y su capacidad respiratoria se le está deteriorando, por lo que debe dormir con un dispositivo especial.
“Él depende de nosotros, tengo un hijo de 19 años, pero mi hijo nació en Colombia y por toda esta situación no encuentra trabajo, también el último año de colegio no lo terminó por ayudarme, porque para poder bañarlo lo tenemos que alzar y lo necesito para poder moverlo”, expresó.
Lo que más necesita ahora es una silla de ruedas con basculación (que el asiento y el respaldo se pueden inclinar hacia atrás) para que pueda tener un vida plena, además de un colchón de aire con celdas y un compresor.
Johanna es manicurista y trabaja desde la casa, así ha logrado ir sacando a su hogar.
“Lo bueno es que mis clientes comprenden la situación y no han dejado de apoyarme viniendo a que les haga sus uñas”, afirmó.
Ella es colombiana y Juan Luis costarricense, juntos tienen alrededor de 17 años, hasta hace unos días una amiga de ella, con una fundación, logró recaudar la prima para que la familia tenga un techo y nadie los tenga que sacar, ahora ella vive en Moravia, San José.
Concluyó diciendo que en el OIJ nunca les solucionaron nada sobre la denuncia del asalto.
“Yo debo correr para atenderlo a él y no me queda tiempo para ir a preguntar si resolvieron algo sobre el asalto”, exclamó.
Johanna le agradece a todas las personas que les han ayudado y a los demás que puedan hacerlo, usted la puede contactar o hacerle un Sinpe Móvil al 6021-6061 a nombre de Mili Johanna Velilla Pérez.