El próximo martes empezará el juicio contra un supuesto asesino serial que mataba mujeres en fechas especiales para él.
El debate se llevará a cabo en los Tribunales de Quepos y está a cargo de los jueces Rafael Víctor García, Hernán Enrique Moya Ureña y la jueza Maureen Víquez Córdoba.
Al sujeto, de apellido López, le achacan los homicidios de Anacedy Salazar Carrillo, de 35 años, y la modelo Isamar del Carmen Córdoba Ramírez, de 26, ocurridos en el 2017.
El primer crimen se dio el 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad en playa Marisol, en Puntarenas; y el segundo el 11 de mayo, día en que el sospechoso cumple años, ese suceso se dio en una plantación de sandía localizada en Barbudal.
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Pese a que el hombre habría cometido solo dos asesinatos, la Policía Judicial asegura que, según determinaron en la investigación, él se estaba preparando para seguir atacando mujeres.
El presunto homicida fue arrestado el martes 18 de julio del 2017, en Los Ángeles de Parrita. La captura se dio cuando el supuesto asesino iba camino a su trabajo, en una finca agrícola.
Los agentes judiciales allanaron la casa en la que López vivía con su compañera sentimental y sus dos hijos pequeños, ahí decomisaron la moto y un teléfono celular del hombre y al menos un cuchillo, que se presume, habría sido utilizado en los dos homicidios por los que se le investiga.
Ese día, Wálter Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), detalló varias características del sospechoso que le pararon el pelo a más de uno.
“Según el análisis que realizamos, existía la posibilidad de que cometiese otro hecho delictivo semejante transcurrido el periodo de enfriamiento, que es de tres meses, con lo que casualmente coincidiría con el Día de la Madre", relató el director de la Policía Judicial.
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Las buscaba por Facebook
López habría contactado a sus dos víctimas por medio de la red social Facebook. A ambas las citó en sitios públicos del Pacífico sur para que ellas no se sintieran en riesgo y luego se las llevó a lugares solitarios, donde las atacó con un cuchillo.
Los dos cadáveres aparecieron semidesnudos y con la ropa interior destrozada.
Entre las características que destacan del asesino está que hirió a las dos víctimas en las mismas partes del cuerpo y que las llevó a lugares abiertos conocidos por él, donde no había testigos.
Anacedy tenía dos heridas en el cuello muy profundas, de seis y diez centímetros, mientras que Isamar murió por asfixia con un mecate y también tenía una herida en el cuello. Además, ambas recibieron estocadas fuertes en la base del cráneo con un cuchillo y otras en abdomen, estómago y los costados del cuerpo.
El móvil de ambos homicidios tiene características sexuales, tanto así que la marca o la firma del sujeto es cortar la ropa interior y dejar sus genitales expuestos. Con el paso de la investigación, los agentes analizaron si el hombre las había violado, pero esos datos no fueron revelados.
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Llamadas que confundían
Luego de matar a las mujeres, al parecer, López les sustrajo el celular para llamar a familiares o conocidos de ellas y contarles que andaban de paseo y la estaban pasando bien. Con eso pretendía que cuando encontraran los cuerpos él no fuera visto como un sospechoso.
El director del OIJ dijo que esa conducta denota frialdad y el objetivo de establecer una coartada o un argumento que lo protegiera ante alguna investigación o interrogatorio de parte de las autoridades policiales.
Isamar se dedicaba al modelaje y el día del crimen fue hallada boca abajo y con las manos amarradas. Los tatuajes que tenía ayudaron a las autoridades a que la identificaran con rapidez.
Por su parte, Anacedy trabajaba en un restaurante de Parrita. Su cuerpo fue hallado a unos 20 metros del carro en el que llegó al encuentro con el sospechoso.