“Nuestros corazones están rotos”. Así es como Carmel Navah y Sarah Vatani describen sentirse tras la desgarradora manera en la que perdieron a su padre Eshraghollah Vatani, el empresario estadounidense de origen iraní asesinado en Costa Rica.
Después del 20 de mayo del 2025, cuando trascendió la desaparición de Eshra, sus hijas viajaron hasta suelo tico con la intención de encontrar a su ser querido.
LEA MÁS: Hijas de empresario estadounidense asesinado en Costa Rica se aferran a darle un último regalo
“Durante dos semanas agonizantes, mi hermana y yo lo buscamos desesperadamente en pueblos desconocidos, suplicando a Dios para que nos dejara encontrarlo vivo y lo trajera a su hogar a salvo. Lo trajimos a su hogar, pero en un ataúd para enterrarlo”, exclamó Sarah.
Ella describió a su papá como un hombre de paz, un hombre de Dios, que vivió para ayudar a otros y no hacía daño a nadie.
LEA MÁS: Zapatos y ropa confirmaron el trágico desenlace de empresario estadounidense en Costa Rica
Vatani era de origen iraní, radicado en Texas, Estados Unidos; el ingeniero tenía una empresa familiar.
“Construyó una vida para que sus hijos pudieran tener un futuro mejor, después de años de sacrificio; finalmente, encontró su paraíso en Costa Rica. Se enamoró de su tierra, su gente y su cultura. La abrazó como su segundo hogar y lo llamó su santuario y aún así, en este paraíso, que adoró, le fue tendida una trampa, hostigado y asesinado violentamente a sangre fría”, expresó Sarah.
LEA MÁS: Al carro del empresario estadounidense asesinado en Costa Rica le dieron un uso macabro
Con esta muerte, las hijas afirman que el mundo se les derrumbó y ya nunca verán la paz.
“Fue emboscado, golpeado y robado por jóvenes criminales, quienes robaron su carro, su dinero y su vida. Pero lo que realmente destruyeron fue mucho más, robaron el corazón de nuestra familia”, dijo.
En medio del dolor, ellas lo único que suplican es por justicia.
Eshra fue visto con vida por última vez el 19 de mayo anterior, en Mercedes Norte, Heredia; allí, en apariencia, fue cruelmente asesinado. Su cuerpo apareció el 5 de junio anterior en una finca en Bermejo de Quebradilla, de Cartago.