Los bomberos rescatan, en promedio, 60 niños al año por caer en ‘trampas’, casi siempre en sus propias casas.
El caso más reciente se dio este miércoles en la noche, en La Guácima de Alajuela, cuando un chiquito de cinco años se metió a la secadora de una lavadora y se quedó pegado.
El bombero Keilor Angulo estuvo a cargo de la atención de la emergencia y dijo que cuando llegaron el pequeño estaba muy asustado.
“Lo primero que tuvimos que hacer fue tranquilizar el niño que ya tenía unos 15 minutos de estar atrapado y estaba llorando. El chiquito se metió en la secadora de una lavadora de esa de dos tanques y las piernas se le quedaron pegadas”, explicó el rescatista.
“Después de estar hablando con él un rato se calmó, nos ganamos la confianza de él entonces todo fue más fácil. Tuvimos que sacar todo el tanque de la secadora para trabajar con mayor comodidad”, agregó.
LEA MÁS: Bomberos rescatan a niño atrapado dentro de una lavadora
Angulo contó que el angelito estaba tan atrapado que tuvieron que usar equipo hidráulico para liberarlo.
“Usamos una máquina para ir cortando el tanque. El trabajo se hizo despacio y con mucho cuidado para no lastimar el niño.
“Durante todo el rescate estuvimos monitoreando los signos vitales del pequeño para controlar que todo estuviera bien. Cuando logramos liberarlo lo revisamos y vimos que estaba ileso, no necesitó ser llevado a ningún centro médico por dicha”, añadió el bombero.
El trabajo de rescate tardó aproximadamente 40 minutos.
LEA MÁS: Rescate sufrido en Palmares
Nada de perderlos de vista
Keilor aprovechó el caso del pequeño para hacer un llamado a los papás ymamás para que no descuiden nunca a los niños.
“Por dicha en este caso no hubo nada que lamentar, pero si es necesario poner situaciones como estas de ejemplo para que los papás no pierdan a sus hijos de vista porque la inocencia de los chiquitos puede ponerlos en situaciones de riesgo.
“Con frecuencia atendemos casos de niños no solo atrapados en lavadoras, sino en verjas, ellos meten un brazo, una pierna o hasta la cabeza y se quedan pegados, eso los hace asustarse mucho. Otros casos que hemos atendido son de niños que meten los dedos en los huecos que tienen los asientos de las paradas de buses y se quedan atrapados”, recordó.
El rescatista dice que algunos casos son fáciles de resolver que con solo calmar a los niños ellos mismos logran salir de las ‘trampas’, pero otros casos, como el del miércoles, sí necesitan más trabajo.