Sucesos

Conductor le arrebató sueño de ser oficial de tránsito pero Dani no deja de luchar

Jovencito logró sacar el bachillerato pese a las severas lesiones con las que quedó tras accidente.

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La vida de Daniel Durán Quesada cambió el 3 de diciembre del 2020. Un accidente de tránsito lo dejó, hasta la fecha, con lesiones de gravedad después de que perdió una parte de su cráneo.

Él y su mamá son todo un ejemplo y, pese a que les ha tocado durísimo, no dejan de luchar. Él sacó el bachillerato el año pasado y su mamita, doña Noemy Gabriela Durán Quesada, también se fajó y ya va por noveno.

Doña Gaby, como le dicen de cariño, nos contó que su hijo tenía 19 años cuando ocurrió el accidente. Ahorita tiene 21.

“Yo vivía en San José y mi hijo vino a visitar a mi mamá y le salió una entrevista de trabajito en el Depósito Libre de Golfito. Entonces, un amigo de él le dijo que se quedaran durmiendo donde el papá, que vive cerca, para no tener que viajar tanto. Mi hijo tenía una moto y estudiaba en el colegio nocturno; el día antes de la entrevista en la noche iban de camino a la casa del papá del amigo, cada uno en una moto cuando en el kilómetro 14 en Golfito un conductor borracho los chocó”, contó la mamá.

“A mí hijo lo pegó de frente y, como dicen, lo volvió a rematar. El amigo de mi hijo pudo esquivar el carro, pero siempre resultó herido, eso sí la peor parte se la llevó Dani”, agregó su mamita.

Doña Gaby recuerda que el amigo de su hijo la llamó y le dijo “Ma”, y a ella se le clavó en el corazón que algo había ocurrido.

“Yo le dije: Dani, y él me contestó: “si ma”, en eso me hizo videollamada y yo vi a Dani boca abajo torcido. Él cortó y yo llamé a la ambulancia”, relató.

Al joven lo llevaron al Hospital Escalante Pradilla en Pérez Zeledón; su mamá llegó a las 7 de la mañana del día siguiente y al estar la pandemia en los más y mejor la mandaban de un lado para otro.

Dani estaba luchando por su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos y los médicos le dijeron a la mamá que había sufrido una lesión severa en el cráneo, por lo que tenían que vigilarlo 72 horas y las únicas dos probabilidades eran que muriera o que quedará como un vegetal.

A Dani no solo le faltaba una parte de su cabecita, sino que estaba entubado, en coma, con una traqueotomía, sonda urinaria, aparatos para la circulación de las piernas, “mangueras” por todo lado.

Su mamá cuenta que durante los primeros días se aferró a Dios y que, incluso, lo operaron dos veces, porque tenía un hematoma en el cerebro y necesitaban sacarle la sangre majada.

A los seis días lo sacaron de la UCI y lo pasaron a salón. Por el covid doña Gaby tuvo que empezar a verlo por video llamada porque el hospital restringía las visitas.

“Hubo un momento en que me dijeron compre todo para el funeral, tenga todo listo, no le puedo explicar lo que yo sentía”, dijo la mamá.

Dani pasó ocho meses en el centro médico y luego lo pasaron al Hospital Tomás Casas, pues su mamá tuvo que regresar a vivir a Piedras Blancas de Osa. Al no despegarse de su hijo, se quedó sin trabajito, pues la despidieron. El muchacho tenía que vivir en un lugar donde no hubiese demasiada altura, ya que era peligroso por las lesiones en su cabecita.

“Dani era como un bebé recién nacido, le decía mi bebé grandote, estuvo en coma y hay muchas cosas que él no recuerda. El golpe le provocó dificultad para hablar; a veces logra decir tres palabras seguidas, por lo que va a terapia de lenguaje”.

Su mamá nos contó que todos los meses convulsiona y eso lo afecta mucho, porque luego le cuesta volver a hablar; además, tiene una parálisis al lado derecho del cuerpo, aunque sí puede mover sus manitas.

Hay días difíciles para este valiente pues no puede dormir. Él usa silla de ruedas y, a veces, puede dar dos pasitos, pero necesita volver a sentarse porque no aguanta.

Este 14 de febrero cumple un año de que le hicieron una reconstrucción de cráneo.

Dani era un joven líder, estudioso, que tenía novia y que tenía el gran sueño de convertirse en oficial de tránsito. Esa era la meta que más alegría le daba.

“Todavía cuando logramos salir y él ve un oficial de tránsito es demasiada la emoción para él”, dijo la mamá.

El accidente de Dani está en una etapa para ir a juicio, ya que su mamá interpuso la denuncia.

Este sobreviviente ama escuchar música y ver películas y fábulas, pero no tienen televisor; además, disfruta armar rompecabezas y cada vez que su mamá puede le consigue alguno, ya que le sirve como parte de su recuperación.

Doña Gaby no puede trabajar, porque no tiene quién le cuide a su hijo. Ella la pulsea vendiendo alguna comidita que prepara cuando tiene víveres y le ofrece a sus vecinos que, según nos contó, son unos ángeles para ella pues siempre que pueden le compran.

Ella y su hijo no han perdido el tiempo, ya que se pusieron a estudiar de manera virtual. Ella tiene el deseo de poder sacar el quinto año, pero espera que le puedan seguir ayudando con las clases virtuales porque no puede salir de casa.

Dani necesita ayuda para que le compre una camita porque la que tiene está en peśimas condiciones y además es muy peligrosa cuando convulsiona. También les urge ampliar el baño de la casita, porque es demasiado pequeño, por lo que su mamá tiene que hacer milagros para poder bañar a su hijo, pues no caben, y ella debe cargarlo.

Si usted quiere echarles una manita lo puede hacer al Sinpe Móvil: 6486-1338 Noemy Gabriela Durán Quesada.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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