Sucesos

Crímenes en La Unión convierten a vecinos en prisioneros de sus casas

Pleito por territorio de drogas ha provocado siete homicidios

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La violencia entre pandillas del narcotráfico en el cantón de La Unión, en Cartago, ha provocado que los vecinos se sientan presos en sus propias casas, pues aseguran que tienen miedo de que una bala perdida los alcance, por eso la mayoría solo sale para lo estrictamente necesario.

En lo que va de este 2018, siete personas han sido asesinadas en ese cantón brumoso, tres de ellas en el distrito de San Diego, y el resto en Tres Ríos, Dulce Nombre, San Juan y Linda Vista de Río Azul.

Aunque las investigaciones están en camino, los casos están relacionados con narcotráfico, venta y distribución de droga.

En días pasados, el jefe de planes y operaciones del OIJ, Michael Soto, detalló que estos homicidios pareciera que se dan por ajuste de cuentas por narcomenudeo.

El jefe policial asegura que están preocupados, porque 603 personas fueron asesinadas en todo el país en el año 2017, de esa cantidad, 21 casos ocurrieron en La Unión, por lo que prevén que a final de año esa cifra va superar la del año pasado.

Los asesinatos ocurren en esa zona a cualquier hora del día, por lo que los vecinos se sienten temerosos y el ambiente está impregnado de miedo.

"Yo vine a vivir aquí hace 22 años y era un lugar tranquilo, ya no quiero vivir aquí, pero no tengo opción de dónde ir. En las noches los balazos son cosa seguida, yo voy a dejar a mi nieto a la escuela y él a veces se pone a llorar, porque no lo dejó salir, nos venimos soplados para evitar que se dé algo en la calle y una bala nos alcance, los vecinos sentimos mucho la inseguridad", dijo María Luisa Vargas, vecina de La Unión.

Vargas asegura que lo que pasa en la comunidad es problema de venta de droga, y que los muchachos se pelean por dominar la zona, que es bastante amplia.

"Cuando aquí matan a alguien uno pregunta qué pasó y siempre dicen que andaba en asuntos de droga, ya no se extraña uno, pero esto nos roba la paz. La Policía pasa por aquí a varias horas, el problema es que matan a uno por esos problemas y al ratito ya hay otro, uno lo que hace es ver, callar y oír", dijo la mujer.

El dueño de una pulperia, que por temor no se identificó, contó que él solo se encomienda a Dios, aunque sabe que mientras no diga nada nadie se mete con él.

"Aquí todos los días el problema es de drogas, ni siquiera de asaltos, porque esa misma gente espanta a los ladrones. Hace mucho yo llamé a la patrulla, porque estaban vendiendo droga a unos estudiantes y en la tarde me apedrearon el negocio. Decidí que nunca más, mejor me hago el maje. Con esa gente uno no se puede meter, yo lo tomé como una advertencia", dijo el comerciante.

Otra vecina, de apellido Valverde, tiene siete años de vivir en esa comunidad con sus hijos y asegura que en los tres últimos años la cosa se puso furris.

"Un día de estos mataron a un muchacho que andaba en malos pasos por aquí, yo sentí que se me iba a salir el corazón del susto, le dispararon 12 veces, pero aquello sonó como un juego de pólvora. Nosotros nos tuvimos que comprar un carro para salir y entrar seguros y no dejamos a nuestros dos hijos salir a jugar, solo en el patio, ellos saben, porque tienen 8 y 10 años.

"Los fines de semana nos subimos al carro y nos vamos largo, para poder respirar aire, queremos vender la casa, pero por lo peligroso nadie nos la ha comprado", contó muy angustiada Valverde.

Doña Rita Castro asegura que ella tiene cinco años de vivir en San Diego y se ha acostumbrado a vivir con el susto.

"Aquí la gente decente se queda en su casa y prefiere salir lo mínimo. Hay gran cantidad de gente que vende droga y ni qué decir de los que la consumen, lo peor de todo es que los consumidores andan viendo qué se roban para pagar el vicio", dijo Castro.

Algunos de los parquecitos y la plaza de San Diego de La Unión es común verlos pelados por la misma inseguridad. Los únicos que siempre están en ese lugar son los piratas, pero según los vecinos, ni ellos tienen paz al quedarse por largo rato en ese lugares, ni de día ni de noche.

Le consultamos al criminologo Gerardo Castaing sobre la situación que ocurre en La Unión y nos explicó que la ola de asesinatos se debe a minicarteles que se formaron en todo Cartago.

"Las bandas del Pollo (Luis Ángel Martínez Fajardo) y El Indio (Marco Antonio Zamora Solórzano) habían ramificado las ventas de droga en gran parte del territorio nacional, tenían minicarteles en todo Cartago, que eran manejados por subalternos de ellos, cuando los detienen se descabeza y empieza una lucha por los mercados", dijo Castaing.

El experto asegura que además se está dando un enfrentamiento por líos económicos, gente a la que le dieron droga o dinero y no paga, además de la lucha sin freno por ser el líder de los grupos.

"La violencia que se está dando queda retratada en la eliminación de los demás, los narcos actúan con extrema violencia para dejar claro quién domina o quién manda. En esa zona el mercado de droga tiene alta demanda y por eso hay varios lideres, un narco de este tipo puede ganarse hasta dos millones (de colones) por semana", dijo Castaing.

El criminólogo explica que estos asesinatos también son una muestra de la decadencia social que se está viviendo, además de que otro problema en La Unión son los cinturones de miseria. Según el experto, el traslado a esos lugares de personas que se encuentran en situación de pobreza ha aumentado los problemas de narcotráfico, sobre todo en los poblados de San Vicente, La Eulalia, El Carmen, San Francisco y en Tirrases.

El 16 de enero, en Alto El Carmen en el distrito de Dulce Nombre, de La Unión, Roger Antonio Ponce Zapata 27 años, estaba en las afueras de un búnker cuando un carro pasó, un hombre se bajó y le disparó en el pecho, espalda y nuca.

El 20 de enero Jonathan José Montoya Segura, de 26 años, fue asesinado de 12 balazos. Él era pirata, las autoridades informaron que estaba al costado norte del parque de Tres Ríos cuando le dispararon, había sido investigado por transporte de droga.

El 17 de febrero, en el barrio San Martín, en San Diego de La Unión, Esteban Romero Ortega, de 28 años, alias Quijada, estaba con un grupo de amigos cuando un carro pasó y le dispararon varias veces, cuatro de los "compas" también fueron baleados.

El 27 de febrero, en calle Girales, en San Diego, el pulpero Greivin Valderramos Martínez, de 34 años, fue asesinado en su negocio que era una pulpe sin rotulo. El local ya había sido baleado dos veces, además, el hombre estuvo detenido por narcotráfico en el 2014.

El 16 de marzo fue asesinada Grettel Tatiana Téllez Ortiz, de 18 años, en Linda Vista de Río Azul de La Unión. Ella estaba embarazada y fue baleada en el corredor de su casa, este caso se investiga como un femicidio.

El 28 de marzo, Marvin Joshua Fairclough, estaba en un carro en San Juan de La Unión y le dispararon varias veces, el hombre falleció en el hospital.

El 7 de abril, Roberto Salazar Barquero fue asesinado San Diego de La Unión por un par de hombres que viajaban en moto.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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