El cruzrojista Leonardo Calderón Loaiza ha tenido en sus manos la responsabilidad de salvarle la vida a muchas personas debido a su profesión.
Pero un acto de amor que lo marcó fue el reciente parto de gemelitos que tuvo que atender, era de alto riesgo y la vida de la mamá estaba en peligro.
El nacimiento de estos niños, cuyos nombres desconoce, fue la tarde del pasado martes 30 de noviembre.
“Recibimos el llamado que una embarazada necesitaba atención médica. Ella es de Quebradas de Santubal, en Grano de Oro de Turrialba. De ahí la sacaron en una tractomula (cuadraciclo grande) hasta la entrada de Santubal, donde llegaba la ambulancia, ya que por el camino no podemos entrar más.
“Creo que la mujer se llama Amable, de 35 años. Tenía dolores cada dos minutos y venía sola”, recordó Calderón.
El rescatista, además de atenderla, debía manejar, por lo que era inevitable sentir una gran presión por las tres vidas que tenía a cargo. Recuerda que le pidió a la futura mamá que le avisara cuando ya no aguantara el dolor.
“Iba por el sector de La Selva, en La Suiza, cuando nació el primer bebé, eran las 2:51 de la tarde. Fue un momento difícil porque la criatura venía de pie, es decir, salieron primero los pies en vez de la cabeza, era una labor de parto complicada y muy riesgosa porque estaban en peligro tanto la mamá como los bebés”, explicó.
El segundo pequeño nada que nacía y cuenta que la mujer sentía cada vez más dolores, entonces tuvo que volver a manejar con la intención de llegar rápido al hospital, pero en el puente de La Leona tuvo que orillarse para recibir a la segunda criatura.
“Eran pasadas las tres de la tarde cuando nació el segundo, todo salió bien. Gracias a Dios todo fue excelente y solo quedaba llevarlos al hospital”, contó.
Allí los esperaban los médicos, quienes se llevaron la sorpresa de ver a los niños en los brazos de la mamá.
“Como miembros de la Cruz Roja, en esta zona atendemos muchos partos, no de gemelos, este es el primero que me toca así, creo que es una bendición de Dios atender partos. Tengo 19 años en la Cruz Roja y quizás he atendido más de 20 nacimientos”, recordó con alegría.
Por esta acción, la ginecóloga Ana Lucía Rivera lo felicitó por la manera en la que atendió a los tres y los llevó con bien al hospital William Allen de Turrialba.
Muchos de estos nacimientos son de madres indígenas, quienes hablan poco español, pero al final paciente y rescatista siempre logran entenderse.
“Todos los cruzrojistas estamos capacitados para recibir partos, no sabemos cuándo nos va a tocar, pero sí nos toca”, mencionó.
Los niños van a cumplir una semana de nacidos, pero el paramédico no los ha vuelto a ver, dice que le gustaría reencontrarse con ellos y chinearlos.
La satisfacción para él aumentó cuando le hicieron llegar una carta con el reconocimiento de la ginecóloga Rivera.
“...quiero dar una felicitación al cruzrojista que atendió este parto y trasladó de manera eficiente a la paciente. Como ginecóloga sé lo complicado y riesgoso que son estos partos, pero gracias a la buena labor que desempeñó el cruzrojista, tanto la madre como ambos bebés se encuentran en perfectas condiciones, es de admirar su trabajo”, escribió la doctora.
Estas palabras se las hicieron llegar a Calderón mediante la Contraloría de Servicios de la Cruz Roja, que le envió un correo electrónico, el cual imprimió y ahora guarda como un tesoro.
“A la doctora no la conozco, solo la había visto, ella nos dio la felicitación. Creo que es para todos los del comité, ya que hacemos un trabajo en equipo y como familia todos tratamos de hacer una gran labor”.
El paramédico espera seguir sirviendo a desconocidos y salvarles la vida, dice que esa es una de las satisfacciones más grandes que se pueden experimentar.
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Otro caso conocido en Turrialba fue el del policía de la Fuerza Pública Gerardo Fernández, quien ayudó a atender el nacimiento de un bebé, hijo de una indígena, en febrero del 2019, en esa ocasión estaba cerca un doctor que lo iba guiando.