Sucesos

Delincuentes ganaron ¢30 millones al engañar a gente con licencias falsas

Además estos delincuentes se adueñaron de 150 celulares, valorados de ¢300 mil para arriba

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Quienes se dedican a producir y a vender licencias de manejar falsas hicieron su agosto durante la época más dura de la pandemia y ganaron ¢30 millones (aunque podría ser más).

Así lo informó Manuel Zúñiga, de la Sección de Delitos Contra la Integridad Física y Tránsito del OIJ y quien dijo que, además del platal que se echaron a la bolsa, esos delincuentes también se adueñaron de 150 celulares de sus víctimas.

Según Zúñiga, esos celulares pueden tener, en promedio, un valor de ¢300 mil, por lo que se estima que el daño económico que causaron anda por encima de los ¢45 millones.

“De agosto del 2020 a diciembre del 2021 tuvimos más de 150 denuncias en nuestra Sección de San José, lo que representa un perjuicio económico de alrededor de ¢30 millones y a eso se le debe sumar el valor de los 150 celulares”, detalló Zúñiga. Nada menos que ¢75 millones.

En lo que va de este año, el OIJ de San José ha recibido 21 denuncias por esos mismos hechos; sin embargo, esos no serían todos los casos. Existe una cantidad importante de personas que no denuncian.

Desesperados

Los gavilanes trabajan de dos maneras: en una le entregan a la víctima una licencia de falsa asegurándole que es real; en la otra simplemente reciben el dinero del que busca su licencia sin pasar por la prueba y lo dejan guindando.

“Tenemos una población muy grande que no quiere pasar por los medios oficiales para sacar su licencia de conducir, pero también tenemos a personas que a pesar de que han intentado sacarla de forma legal han perdido las pruebas tres o cuatro veces y al necesitarla (la licencia) para trabajar ven en estos anuncios (que ponen los gavilanes) la tentación para evitarse ese larguísimo camino”, dijo Zúñiga.

Los gavilanes incluso usan uniformes y gafetes falsos para engañar a sus víctimas. Foto Mopt.

Uno de los principales anzuelos que usan estos maleantes son anuncios que publican en redes sociales y en los que ofrecen las licencias de conducir sin ninguna prueba o trámite de por medio. Esto lo hacen especialmente para atraer a personas de zonas rurales.

“En esas zonas las personas tienen condiciones muy diferentes a las personas de la capital pues para llegar a una sede tienen que viajar más y muchos de estos ciudadanos tienen una escolaridad distinta.

“Muchas veces los citan desde zona rural a la sede de Paso Ancho, entonces hemos tenido casos de personas que vienen desde Upala, La Cruz de Guanacaste, Ciudad Neily y que los (gavilanes) hacen pagar de previo hasta ¢150 mil, a lo que se suman los gastos del viaje”.

Siguen cayendo

Durante la pandemia los gavilanes se enfocaron en las redes sociales para captar víctimas; sin embargo, muchos ya han vuelto a los alrededores de Paso Ancho y La Uruca, donde suelen usar uniformes, gafetes distintivos falsos para engañar a la gente.

Zúñiga dijo que desde el OIJ han tratado de combatir este problema informando a las personas sobre estos delincuentes y las consecuencias de conseguir una licencia falsa, pero al final muchos no ponen atención.

“Inclusive estando nosotros en el sitio, hemos tenido personas que no ponen atención y que acceden a ese tipo de ofrecimientos”, añadió.

En cuanto a los celulares, Zúñiga explicó que los gavilanes no los toman por la fuerza, engañan a las personas diciéndoles que necesitan extraer una información para darles la licencia, se alejan con el aparato y no regresan más.

“No se los quitan porque la personas se los entregan voluntariamente con la idea de que van a ocupar una fotografía para el documento de la licencia, entonces pierden el dinero, el celular y al final están perdiendo entre ¢600 mil y ¢1 millón”.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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