Sucesos

El día en que la Vuelta Ciclística estuvo a punto de enlutarse

Justo el primer día el ciclista cubano Raúl Granjel chocó contra un carro siendo el incidente más grave de esta competencia deportiva a la fecha

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“Íbamos bajando Cambronero y empezamos a escuchar por la radio: ‘¡el médico, el médico!’, nosotros contestábamos y nadie decía nada. ‘Aquí estamos, ¿qué pasó?', les respondía, y todo el mundo hablaba y solo se escuchaba ‘accidente, accidente’.

"Nosotros íbamos detrás del pelotón y le dije a Coco (el chofer) ‘devolvámonos’. Nos devolvimos de seis a ocho kilómetros y cuando llegamos no podía creer lo que estaba pasando...”.

Esas fueron las primeras palabras del doctor Víctor Otárola cuando conversamos con él sobre su primera experiencia en una Vuelta Ciclística a Costa Rica, en la cual ocurrió un hecho que lo marcó.

Aquel viernes 17 de diciembre del 2010 no habían transcurrido ni dos horas de la primera etapa de la competencia ciclística, de Moravia a Esparza, cuando se alertó del grave accidente que había sufrido el competidor cubano Raúl Alejandro Granjel Cabrera a la altura del Cristo, en Paraíso de Esparza.

Granjel se había quedado atrás del pelotón porque se le había ponchado una llanta y cuando bajaba Cambronero a unos 80 kilómetros por hora se topó de frente con un vehículo que salía de una finca. Al parecer, iba confiado en que la carretera estaba cerrada por el paso de la caravana.

El golpe dejó al ciclista en coma casi un mes en el hospital México, hasta donde lo llevaron en helicóptero desde el Monseñor Sanabria, en Puntarenas.

Aquella era la primera vez que el doctor Otárola, oriundo de Turrialba, era contratado por la Federación Costarricense de Ciclismo (Fecoci) para ser el médico oficial de la Vuelta y le tocó estrenarse con uno de los incidentes más graves que ha ocurrido en esta competencia decembrina.

Estaba casi muerto

El doctor y el chofer que lo llevaba, Jorge Ramos, más conocido como Coco, fueron casi los primeros en llegar al lugar del accidente donde Granjel casi pierde la vida.

De hecho, fue gracias a ambos y al policía de Tránsito Franklin Sánchez Sánchez, conocido popularmente como “Papina”, que el ciclista llegó aún con signos de vida al hospital Monseñor Sanabria.

Otárola recuerda que en cuanto se bajó del carro vio que el ciclista estaba inconsciente a la orilla de la calle y que la bicicleta estaba a unos metros, completamente despedazada.

“Tenía el casco quebrado, no respiraba, hubo que entubarlo y lo primero que pensé fue ‘¿en qué putas me metí?’. Yo decía: ‘si esto va a ser así, si esto está pasando en las primeras dos horas, no me quiero imaginar el resto’. Es que yo apenas tenía si acaso dos horas de haberme montado al carro, era mi primera vez y sabía que podía haber caídas pero no a ese nivel de accidente”, recuerda el médico.

Volados al hospital

Y habría más complicaciones...

La ambulancia que iba a trasladar al cubano al hospital chocó contra la otra ambulancia que era parte de la caravana de la Vuelta y se le dañó el radiador.

Al doctor le tocó entonces subir al ciclista a la ambulancia menos golpeada para poder llevarlo lo antes posible al hospital. Estaba tan mal que podía morir en el lugar.

“Imagínese esa busetita y yo iba sosteniendo la camilla con un pie, apoyándome con el otro, dándole asistencia al paciente y viendo cómo me agarraba bajando Cambronero a, no sé, ciento veinte kilómetros por hora. Lo más parecido que se me ha ocurrido para comparar ese momento es agarrar un pollito de esos que venden, meterlo en una bolsa de papel, hacerle un nudo y sacudirlo. Así me sentía yo”, dice el médico.

Adelante de la ambulancia, abriendo paso junto con el tráfico “Papina”, iba Jorge Ramos, quien recuerda que aquella vez tardó si acaso doce minutos en llegar al Monseñor Sanabria, que estaba a unos 30 kilómetros del lugar del accidente.

“Nosotros teníamos comunicación por el radio interno y recuerdo que el doctor me decía: 'Coquito, necesito llegar al hospital porque este mae se va a morir´. Inmediatamente yo le pasé la información al director de carrera, al presidente de comisarios y él en ese momento decide neutralizar la carrera para que nos dieran la vía libre. Literalmente íbamos volando”, detalla Ramos.

Jorge recordó también que cuando llegó al hospital se bajó del carro “en un puro nervio” por la adrenalina que sentía. En sus más de 12 años de manejar para la Vuelta nunca antes lo había hecho tan rápido.

“Ya la ambulancia había alertado al hospital de Puntarenas y recuerdo que al llegar había un desfile de motos como de doscientos metros cubriendo el paso para que la ambulancia tuviera el paso libre y las puertas de (la sala de) shock estaban de par en par. El doctor Otárola lo entregó (al ciclista) y nosotros tuvimos que reincorpornos a la competencia”, contó “Coco”.

Para no olvidar

Debido al golpe contra el carro y contra la baranda de la orilla de la carretera, Raúl Granjel presentaba trauma muy fuerte en la cabeza, fracturas en el antebrazo izquierdo y al lado izquierdo de la mandíbula y una herida en la pierna derecha.

Minutos después de que llegara al hospital puntarenense desde ese centro médico se coordinó con un helicóptero para trasladarlo a San José. Estaba tan grave que era urgente mandarlo a la capital.

Los compañeros de equipo del ciclista cubano supieron del accidente hasta que llegaron a la meta. El suceso causó que la Vuelta Ciclística se siguiera corriendo con un fuerte sinsabor. La preocupación por la salud de Granjel estaba presente todo el tiempo.

Un día después del accidente, el cubano Yasmani Martínez ganó la segunda etapa, entre Esparza y Liberia, y le dedicó el triunfo a Granjel.

“Fue una Vuelta a Costa Rica atípica. Recuerdo que todos los días, al inicio de cada etapa, los ciclistas se reunían para rezar por él y cuando llegamos a San José, el último día de competencia, todo el mundo quería ir al hospital a ver cómo seguía Granjel“, dijo "Coco”.

El doctor Otárola estuvo en dos vueltas más y asegura que nunca antes había sentido tanta mezcla de susto, adrenalina, desesperación y esperanza en un solo momento.

Tanto él como el resto de personas que participó en la competencia siempre estuvieron al tanto de la salud del cubano, quien se fue del país en febrero de 2011, un mes después del accidente que casi le cuesta la vida.

Granjel vive en la provincia de Holguín, Cuba, tiene dos hijos y no ha vuelto al ciclismo de manera profesional.

El doctor Otárola trabaja en la sede de la UCR en Turrialba; “Coco” está participando, como chofer, en la actual Vuelta y “Papina”

Silvia Núñez

Silvia Núñez

Periodista de Espectáculos y Sucesos. Bachiller en periodismo de la Universidad Central desde el 2004. Labora en el Grupo Nación desde el 2013.

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