Sucesos

Esposa de sobreviviente a asalto: “Nuestras vidas cambiaron, pero el amor sigue intacto”

Pandemia tiene distanciada a pareja que asegura Dios les hizo un milagro

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Shirley Rodríguez y su esposo Juan José Corrales tienen un amor a prueba de todo, hasta a la distancia por la pandemia, para ellos no importan la dificultades mientras dos personas se amen.

Rodríguez nos contó cómo su vida y la de su esposito cambió en cuestión de segundos por un asalto que sufrió Juan José.

“El 10 de agosto del 2017, mi esposo fue asaltado y apuñalado en la parada de buses de Tibás en San José, le dieron cuatro puñaladas, una fue detrás de la oreja y le ocasionó una trombosis (un coágulo en el interior de un vaso sanguíneo). Después de que lo asaltaron y le robaron todo lo que andaba, me lo dejaron tirado, yo siempre he pensado que él puso resistencia y probablemente por eso lo hirieron así”, dijo Rodríguez.

Shirley recuerda que cuando ella llegó al Hospital Calderón Guardia, su esposo, de 37 años, todavía estaba consciente.

“Yo le agarré la mano y sus últimas palabras en ese momento fueron: ‘te amo, me estoy muriendo, me sacaron de emergencias y a las horas me llegaron decir que le dio una trombosis y que había perdido el habla y le dio una paraplejia en la parte derecha del cuerpo.

“En ese momento a mí se me derrumbó la vida y lo más doloroso para mí fue tener que llamar a mi suegra para decirle lo que había ocurrido, los doctores no daban esperanzas de vida, estuvo tres días intubado”, dijo la mujer que lleva seis años con Juan José.

Está mujer, de 38 años, asegura que ella todavía no supera lo que pasó, pero que en todo momento en lo único que piensa es cómo ser mejor para su esposo y cómo hacerlo más feliz.

“Yo no quería separarme de él ni un minuto, aún es así, cuando él estaba en el hospital yo salía del trabajo a las 4 de la tarde y me iba a cuidarlo de 5 pm a 3 de la mañana, porque a las 6 a.m., tenía que estar en el trabajo en Cartago, el pasó un mes en el hospital y otro en el Cenare”, contó Shirley

Juan José también sufrió tiempo después, a raíz de las secuelas, dos derrames y lo tuvieron que operar del cerebro, hace 10 meses le pusieron una prótesis de cráneo que le ha permitido a poquitos decir algunas palabritas.

Pandemia complicó todo

Para esta mujer la pandemia ha sido una pesadilla, pues ella tiene que trabajar en San José y su esposo está con su suegra en San Carlos, por lo que desde hace cuatro meses no ha podido viajar hasta la zona norte por miedo a enfermarlo a él o a sus suegros.

“Yo tengo dos hijas, entonces trabajo, no son de Juan José, pero para la más pequeña él es su papito, mi suegra está con él todo el día porque necesita muchos cuidados.

“Yo antes de la pandemia, cuando estaba libre, me iba a estar con él, lo atendía, lo ayudaba a bañarse, le cortaba el pelito y le daba todo mi amor y chineos. Para mí estos meses han sido demasiado duros, lo extraño demasiado, aún así yo todos los días le hago videollamadas a cada rato para que él sepa que estoy pendiente y que lo amo”, dijo Rodríguez.

Ella asegura que por su mente nunca ha pasado la idea de separarse de su esposo.

“Yo deseara ser quien lo cuide todo el tiempo, nuestras vidas cambiaron, pero el amor sigue intacto, él es y seguirá siendo el amor de mi vida, él es un milagro de Dios, una persona que deja a su pareja por algo así no sabe amar o nunca ha amado de verdad”, dijo.

“Mis suegros me adoran y me dicen que yo he sido muy fuerte, en una ocasión me dijeron que yo estoy joven y que qué esperaba de Juan en la situación en que él está, y yo les dije que no es lo que yo espero de él sino lo que él espera de mí”.

Aunque Shirley asegura que le encantaría poder estar en San Carlos junto a su esposo, la necesidad de trabajar y la falta de empleo en esa zona norte no se lo ha permitido.

La familia de Juan José asegura que ha visto la misericordia de Dios, pues además de que el hombre dice algunas palabritas, desde hace un año con ayuda de un bordón puede ponerse de pie y caminar a poquitos.

“La mano derecha la tiene inmóvil, y está como un niño pequeño que no puede leer ni escribir, todavía tiene citas, pero por la pandemia se las han cancelado y va a terapia del lenguaje. Con los avances que los doctores han visto dicen que va quedar con secuelas, que no va ser nunca igual que antes, pero solo Dios sabe el propósito que tiene para él”, dijo.

Por este asalto nunca se detuvo a nadie porque Juan José no recuerda lo qué pasó y nunca pudo decir si logró reconocer a alguien, además no había cámaras cerca.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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