Doña María Marín Salas sobrevivió a un terrible accidente de tránsito y, aunque perdió un ojito y con el otro casi no ve, ella todos los días agradece al cielo estar viva.
Pero lo que más la entristece es que lleva nueve años esperando una pensión y nada que se la dan.
Su vida cambió el 24 de enero del 2010, cuando iba de paseo con cuatro familiares más en el carro de un sobrino.
Su destino era Limonal de Abangares, pero cuando pasaban frente al Complejo Wílmer López, en La Plywood de Alajuela, la fatalidad se les cruzó.
“Un bus nos pasó muy cerca, tanto que perdimos el control del carro. Yo me entregué a Dios, me arrepentí y le pedí perdón. El carro dio cualquier cantidad de vueltas y yo fui la única herida”, narró la mujer, quien fue policía por 20 años.
Está valiente, de 54 años, perdió su ojito derecho por el fuerte golpe, además nos contó que sufrió una fractura en su cara y empezó a tener problemas de azúcar.
“Los médicos aseguraban que yo no iba a vivir, incluso mis familiares me decían que me fuera tranquila, pero yo estaba aferrada a la vida y en mi cabeza pensaba que iba a sobrevivir. Pase por muchas cosas dolorosas, pero aquí estoy.
"Dios no me ha olvidado, pero he pasado momento muy difíciles, me han operado tres veces y casi no veo nada con el otro ojito. Ahora me van a atender porque me tienen que operar de nuevo, de lo contrario me voy a quedar completamente ciega, yo a las 5 de la tarde ya prácticamente no veo nada”, contó María.
La expolicía vive en un apartamentito que una sobrina le dio para que tenga un techito donde vivir, ha buscado brete montones de veces, pero asegura que cuando ven que le falta un ojo no se lo dan.
“Yo salí un día de mi casa siendo una mujer bonita, feliz, activa laboralmente y regresé siendo discapacitada”, dijo con dolor.
Para poder costearse sus gastos, ella ha vendido desinfectantes y otros productos de puerta en puerta, pero como ya casi no puede ver, salir es un peligro.
“Mis vecinas me ayudan demasiado, son muy buenas conmigo y como saben la situación que vivo, me regalan cositas de comer para que yo la vaya pasando”, dijo la sobreviviente.
Ella asegura que ha peleado por una pensión desde que ocurrió el accidente, incluso el Poder Judicial la declaró con invalidez por tener una discapacidad orgánica del 65%.
“No me quisieron pensionar porque no pude pagar las cuotas que me hacían falta y la ley de la Caja así lo dice, hasta un recurso puse, pero nada. Ahora estoy viendo si me dan una pensión por el régimen no contributivo, son ochenta mil colones, algo así, pero yo podría hacer milagros con ese dinero.
"A veces cuando no tengo para comer o pagar recibos tengo que ir y empeñar alguna cosa de la casa y la termino perdiendo, eso a mí me deprime mucho, pero yo tengo ganas de seguir luchando. Hice el trámite en la sucursal de la Caja de Alajuela y me dijeron que pueden durar tres meses para ver si la dan o no, pero yo sigo creyendo en que Dios hará que todo salga bien”, dijo Marín.
Doña María también nos contó que ahora pesa 60 kilos, antes la báscula marcaba 115, y eso le ha permitido dejar de sufrir por la diabetes.
“He pasado por pruebas difíciles, pero no hay que dudar, hay que seguir hacia adelante con más ganas, hay días más duros que otros, pero estar con vida es maravilloso, es una bendición”, dijo la vecina de Tuetal Norte de Alajuela.