Uno de los tres hombres detenidos como sospechosos de asesinar de varios balazos a Franklin Serrano Bravo, dueño de la joyería Zafiro Azul, ubicada en el centro de Cartago, tenía apenas cuatro meses de haber salido de la cárcel.
Se trata de un sujeto de apellidos Mcquillan Gutiérrez, de 25 años, quien la mañana de este jueves fue capturado por oficiales de la Fuerza Pública cuando huía de la escena del crimen. Los otros capturados son dos hombres de apellidos Rodríguez Mora, de 20 años, y Mora Fallas, de 27.
Una fuente cercana al caso, le contó a La Teja que Mcquillan salió el pasado 17 de julio del Centro de Atención Institucional (CAI) Jorge Arturo Montero Castro, más conocido como La Reforma, en San Rafael de Alajuela, tras cumplir, con descuento, una pena de 3 años y 4 meses de prisión que se le había impuesto por un delito de robo agravado.
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Intento de asalto a almacén
Según la sentencia número 303-2017, el 14 de diciembre del 2017, el Tribunal Penal del Primer Circuito Judicial de Alajuela condenó a Mcquillan y a otros dos hombres, de apellidos Jiménez Monge y Moreno González, como responsables de un intento de asalto a un almacén de Importadora Monge en San Rafael de Alajuela.
Los jueces justificaron su decisión asegurando que los tres actuaron de forma organizada y encañonaron a los dependientes, además de que trataron de huir con un botín, de varios celulares y consolas de videojuegos, valorado en ¢8 millones.
En mayo del 2018, la abogada que representaba a los tres hombres presentó una apelación ante el Tribunal de Apelación de Sentencia de San Ramón para que se les disminuyera la condena; sin embargo, los jueces rechazaron el recurso.
En cuanto al caso por el homicidio del joyero, Mcquillan, Rodríguez y Mora todavía se encuentran a las órdenes del Ministerio Público a la espera de que se dicten o no medidas cautelares en su contra. Al parecer, la Fiscalía solicitaría como mínimo 6 meses de prisión preventiva.
Tristeza y temor
Este viernes, en los alrededores de la joyería Zafiro Azul, ubicada 25 metros al oeste de Plaza Mayor, se percibía un ambiente de tristeza y temor entre las personas que pasaban por ahí, así como en los comerciantes cuyos locales están cerca.
Uno de los comerciantes, quien pidió que su nombre no fuera publicado, contó que todos en la cuadra están muy afectados por lo que le ocurrió a Frank, pues era de esas personas que se daban a querer y que todas las mañana pasaba saludando a sus “vecinos”.
“Él era una persona muy especial, buen compañero, de esos que cuando uno ocupa un favor más bien se esmeraba en hacerlo. Tengo unos cuatro años de trabajar aquí, mas o menos el mismo tiempo que tenía de conocerlo a él.
“Estamos muy indignados con lo que ocurrió porque aparte de que era muy temprano, por aquí pasa tanta gente y los sospechosos no eran de Cartago, entonces uno no se espera algo así”, dijo.
El hombre también comentó que el homicidio del joyero ha causado un sentimiento de mucha inseguridad y temor entre los negociantes, quienes de cara a las fiestas de fin de año se sienten desprotegidos.
“Con lo ocurrido ayer (jueves) tenemos temor, especialmente para la época navideña, y debemos de tener de tres a cuatro ojos más, por lo que pedimos a las autoridades más protección, aunque uno es consciente que los policías ni pueden estar con cada uno de nosotros cuidándonos, ellos hacen hasta donde pueden”, añadió.
Vigilia en su honor
La entrada de la joyería amaneció este viernes llena de velitas, flores e imágenes de santos, debido a que la noche del jueves amigos, familiares y allegados del joyero realizaron una vigilia para honrar su recuerdo.
La actividad fue organizada por Leonardo Montoya, dueño y administrador del restaurant Balcón Criollo y la administración de la panadería colombiana Jary, quienes incluso lograron que un sacerdote participara en la vigilia.
“Hay muchas cosas que aún están ahí y las persona pasan viendo, se detienen y eso nos llena de mucho sentimiento, algunos se detenían a participar de la vigilia y se sorprendían que él había sido el de la noticia, dicen que familiares de él también pudieron asistir, había personas que traían velas”, dijo Montoya.
Montoya también contó que Frank estaba muy contento porque ya se estaba dando la reapertura de los negocios, por lo que poco a poco más personas iban visitando su amada joyería, la cual mantuvo por más de 10 años.