Familia de profesor que murió ahogado en Limón vive resentida con el mar

Joven estaba a meses de casarse cuando ocurrió tragedia

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“Estamos resentidos con el mar, nos arrebató lo que más amábamos y ya no tenemos la ilusión de ir a la playa, ya no nos metemos al mar”, dijo con tristeza Zoraida Jiménez, hermana del profesor Luis Fernando Jiménez Naranjo, quien murió ahogado Limón hace más de tres años.

Luis, de 26 años, falleció el 17 de diciembre del 2015 cuando pescaba junto a unos amigos en la boca del río Sixaola.

Él era profesor de Estudios Sociales y Cívica en Sixaola de Talamanca y sus alumnos le tenían muchísimo cariño. Además, el 2016 sería un año muy especial para Luis porque tenía planeado casarse con su novia.

Su familia, pero sobre todo su mamá doña María Rosa, siempre lo esperaban con gran ilusión cada vez que avisaba que iría a visitarlos a Volcán de Buenos Aires, en Puntarenas, de donde era oriundo.

Doña Zoraida, asegura que la muerte de su hermano es como tener una lanza en el corazón, un dolor que día a día vive con ellos, ya que no hay un solo momento en que no lo piensen.

Luis había salido a vacaciones y les dijo a sus papás, doña María y Rafael, que iría a pescar con sus amigos, otros profesores.

“Mi papá le dijo a mi hermano: Machillo... huevón... no vayas a la playa porque es muy peligroso y mi hermano en ese momento le respondió: ‘pero si me muero será haciendo lo que me gusta'", recordó Jiménez.

Ese trágico día, Luis Fernando se montó a un bote con sus compas y jalaron a la desembocadura del río Sixaola, en el límite entre el Caribe y Panamá, pero luego decidieron ir mar adentro.

A las 11:31 de la mañana, el motor del bote falló, una ola lo volcó y todos cayeron al agua, Luis sabía nadar muy bien, pero algo salió mal. En aquel momento sus amigos le contaron a La Teja que posiblemente se golpeó la cabeza al caer del bote y no pudo nadar.

El agua empezó a llevarse al profesor, por lo que uno de sus amigos nadó para sujetarlo. Después de nadar durante casi un kilómetro, llevaron al profesor a la orilla donde le dieron maniobras de resucitación, pero nada funcionó, Luis falleció.

La noticia golpeó a los vecinos de Sixaola, ya que Jiménez era profe en dos colegios de la comunidad.

“Un compañero llamó a uno de mis hermanos para avisarle. Hoy, tiempo después de lo sucedido no le puedo explicar el dolor que sentimos en ese momento, y que aún sentimos. Nosotros nunca habíamos pasado por algo así, tan inesperado, por lo que mi mamá todos los días llora por mi hermano, como si fuera el primer día”, comentó Zoraida.

La hermana asegura que es durísimo para ella cada vez que pasa por el cementerio de Volcán de Buenos Aires, que queda cerca de la casa de su mamá, porque sabe que su hermano está ahí y no puede abrazarlo, tocarlo ni hablar con él.

“Mi hermano murió un 17 y para nosotros ese es un número terrible, nos marcó para siempre. Yo cumplo años el 17 de marzo y siempre relacionó mi fecha con la de su muerte y me siento fatal”, dijo la hermana.

Según Zoraida, ellos quisieran que nadie más muera ahogado, por lo que le piden a la gente que tenga precaución pues ellos no le desean este dolor a nadie.

Cuando llegué a una playa, río, o a piscina no tenga vergüenza de preguntar a qué peligros se expone, ya que los lugareños son su mejor fuente de información.