Si Alejandro Gómez Barrantes está vivo es gracias a que su papá, desde el cielo, lo sostuvo en el momento más crítico de su vida.
El exjugador de la Asociación Deportiva Carrizaleña de Alajuela, sobrevivió a un fuerte accidente de tránsito, el jueves 16 de setiembre del 2010, luego de chocar contra dos tráileres en la carretera Braulio Carrillo.
“Siempre estuve consciente, dos meses antes, mi papá había fallecido y recuerdo que quedé prensado y en ese momento vi a mi papá, sé que en el momento más difícil estuvo conmigo”, expresó Gómez.
Después de esa ocasión, dice que solo volvió a ver a su papá en un sueño.
Retiro
Alejandro, además de ser futbolista, tenía una empresa de animación en eventos privados, por lo que el día del bombazo regresaba de Guápiles a San José. El choque fue seis kilómetros antes de llegar al peaje del Zurquí.
Él iba en el carril interno, pero se quedó dormido y se fue hacia el derecho, chocó contra un tráiler que iba en el mismo sentido de él, el chunchón lo empujó violentamente hacia la izquierda, perdió el control del carro y pegó de frente contra otro cabezal.
“He aprendido que uno no debe de dejar decirle a las personas cuánto las quiere, porque la vida puede cambiar en cualquier segundo, uno sale de la casa, pero no se sabe si uno regresará”, mencionó.
Por el golpe le pusieron una platina en la pierna izquierda, dos tornillos en las rodillas y otros dos tornillos en la cadera. Eso le genera tanto dolor que mejor colgó los tacos, inclusive, por recomendación de los doctores no volvió hacer deportes de alto impacto.
A pesar de que ese accidente le quitó el sueño de convertirse en jugador profesional, asegura que Dios le dio un mejor regalo al compartir su vida con su esposa Maribel Barquero, fruto del amor de ambos tienen una hija, Mariale Gómez, de 4 años.
Agrega que ve su existencia como un milagro, tiene bien claro que siempre hay obstáculos, pero de una u otra manera, sale adelante.
“Dios siempre nos presenta oportunidades, ahora trato de disfrutar y hacer las cosas bien, no siempre se tiene una segunda oportunidad”, indicó el sobreviviente.
Este valiente hombre dice que no le tuvo temor al volante y a los cuatro meses volvió a manejar carro, solo que no lo hace si se siente cansado.
Actualmente está trabajando en una plaza temporal en la Cervecería de Costa Rica y asegura que le está sacando provecho al aprendizaje y a la oportunidad de esta labor.