Doña Marlene Jiménez Arias, de 56 años, es la mujer a quien su hijo de 17 años, aparentemente, le quitó la vida y la enterró en el patio de su casa.
Una de sus amigas nos contó que siente mucho dolor al ver la tragedia que se detonó y, aunque confiesa sentirse impactada, lo que más se viene a su cabeza es pensar en la nobleza que había en el corazón de su amiga.
“Ella era una mujer muy buena, siempre decía que por lo menos intentaba hacer su mejor esfuerzo, que no era perfecta, pero hoy en mi corazón pienso que ella era capaz de perdonar lo que fuera, hasta a su hijo por matarla. Qué doloroso y qué duro porque es que esta mujer tenía un corazón de oro”, dijo.
La entrevistada, quien pidió no publicar su nombre por prudencia y por lo doloroso del caso, nos contó que tenía muchos años de conocer a doña Marlene y a su hijo.
“Ese güila yo lo conozco desde hace mucho y por eso me duele, porque uno siente el corazón traicionado y lleno de dolor. ¿Cómo te explicas que un hijo sea el sospechoso de matar a su madrecita? Una mujer que, humildemente, daba lo que fuera por cualquiera de sus hijos.
“Es que te ponés a pensar, ¿quién va a querer estar al lado de él ahorita que esto ocurrió? Te ponés en los zapatos de todos ellos, porque existe un sentimiento en que la madre y los hijos siempre se protegen entre ellos, es lo que se espera en la vida. Yo quiero pedir permiso para ver si me dejan irlo a ver, porque quiero preguntarle por qué lo hizo, si no existen razones para acabar con la vida de nadie, mucho menos la de la propia mamá”, comentó.
La señora asegura que ella estaba al tanto de que algo raro pasaba porque siempre doña Marlene le regresaba las llamadas y esta vez no.
“Ella era muy atenta y si uno se perdía un poco, llamaba, aunque fuera para chismear y saber que todo estaba bien. Cuando la empezaron a buscar, yo empecé a pensar que algo malo había pasado, porque no era común no saber de ella. Se volvió una situación demasiado angustiante para la familia y para la comunidad”, explicó.
La mujer asegura que, incluso, ella le preguntó al joven por su mamá. Recuerda además que él iba con prisa y solo le dijo: “Todo bien”.
“Creo que eso ya había pasado, y le confieso que hay noches en que el dolor me estremece, porque pienso que cómo es posible que él durmiera en esa casa, sabiendo que el cuerpo de su mamá estaba ahí. Eso nos duele a todos en la comunidad”, dijo.
La allegada sostiene que el muchacho era medio rebelde y que eso era motivo de preocupación para doña Marlene.
“Uno no logra entender, lo que se dice es que hubo una discusión entre ellos y luego de eso se dio la tragedia. Pero la herida es muy grande para la familia de ella, por como pasó todo. Yo solo podría hablar cosas buenas de ella y así la quiero recordar, y así creo que la vamos a recordar todos en los que ella dejó huella. Fui afortunada de conocerla”, dijo.
“Varias semanas antes de lo ocurrido le dije que tenía ganas de ir a pasear a Guanacaste y me dijo que al rato se iba conmigo. Me gustaría que estuviera aquí, es que cómo se extraña a las personas”, añadió.
La denuncia por la desaparición de Marlene fue interpuesta ante el OIJ el pasado 7 de julio; sin embargo, la última vez en que se supo algo de ella fue el 23 de junio, día en el que, supuestamente, tuvo una discusión con su hijo.
Su hija fue quien denunció el caso ante el OIJ y las sospechas que tenía de su hermano, porque su mamá siempre le contestaba los mensajes de WhatsApp por mensajes de voz y ahora solo lo hacía por textos.
El cuerpo fue encontrado enterrado en el patio de la casa en Laurel de Corredores, zona sur del país, cuando el OIJ allanó la vivienda y detuvo al menor.
El Juzgado Penal Juvenil ordenó tres meses de detención provisional por el delito de femicidio contra su madre.