Jessica Lynn es la hermana menor de William Sean Creighton Kopko y viajó de Estados Unidos a nuestro país para estar presente durante el juicio por el secuestro y asesinato de su ser querido.

En realidad son hermanastros, ya que la mamá de ella se casó con el papá de él y entonces desde pequeños crecieron juntos. Pero para ella su lazo es como de sangre.

En la memoria de Lynn solo hay agradables recuerdos de William y, al igual que los demás familiares del fallecido, quiere justicia, por lo que asegura que estará muy pendiente del avance del debate que se lleva a cabo en el Tribunal Penal de Goicoechea.

Ella se quedará unos días más en suelo tico, luego deberá irse, pero regresará antes de que termine el juicio, el cual podría extenderse hasta finales de octubre.

Su gran sueño

Al crecer juntos, ella conocía bien los sueños de su hermano, como el de convertirse en papá.

“Éramos muy cercanos. Siempre quiso ser papá y fue un papá increíble, era un hombre de familia, me reconforta ver a sus hijos crecer hoy día”, expresó Lynn a La Teja este miércoles, en las afueras de la sala 3 de los Tribunales.

William se casó con la costarricense Laura Varela y producto de su amor tuvieron dos hijos, quienes en la actualidad tienen 10 años y 7 años.

Lynn aseguró que estos dos niños son un regalo muy especial que él les dejó.

“Venimos (a Costa Rica) desde que los chicos nacieron y obviamente quiero estar acá para apoyar a mi familia en estos momentos difíciles”, comentó.

La pariente concluyó recordando que Creighton siempre la defendía mucho, momentos que ahora guarda como un gran tesoro.

“Él siempre fue muy protector, cuando estaba en el colegio siempre se aseguraba que nadie me hiciera daño, me protegía”, dijo Lynn con una mirada de alegría al hablar de él.

Durante el debate se ha visto a la hermana derramar algunas lágrimas, como cuando declaró su cuñada Laura Varela, en la audiencia del lunes 30 de agosto. En varias ocasiones, Lynn se limpió los ojos al escuchar la declaración sobre las llamadas extorsivas y todo el calvario que ha enfrentado la familia desde la noche del lunes 24 de setiembre del 2018, cuando Creighton desapareció.

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Los parientes del empresario no supieron nada más de él, hasta setiembre del 2019, cuando el OIJ encontró su cuerpo dentro de una tumba en el cementerio de Quepos.

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Un hombre muy inteligente

En sitio web de William Sean Creighton lo describen como un hombre muy inteligente, un genio para las matemáticas, algo que le ayudó a fundar el sitio de apuestas deportivas 5Dimes.

Él nació en Smithtown, Nueva York, en 1975, pero cuando tenía 5 años se mudó junto a su familia a Virginia. Don William ‘Bill’ Creighton, el papá de la víctima, desarrolló la cadena de supermercados Giant Eagle, la cual era muy exitosa.

Mientras que la mamá, Marianne, fue quien le inculcó que los secretos del éxito eran disciplinarios y podían entenderse en aplicaciones matemáticas, cuenta el perfil digital.

“La inclinación de su padre por la competencia y la adicción de su madre a las matemáticas lo llevaron a desarrollar una pasión por las cartas”, señala el sitio web.

Agregan que al convertirse en adulto se dio cuenta de que su futuro estaba ligado a las apuestas, algo en lo que podría sobresalir gracias a su dominio de las matemáticas.

A Creighton no le podía faltar una calculadora, pues buscaba entender todo desde la perspectiva de los números, además, tenía una personalidad muy competitiva.

Creighton llegó a Costa Rica en julio de 1999, luego fundó su casa de apuestas 5Dimes, la cual ha estado durante 20 años en San Pedro de Montes de Oca. Estando él al mando, tuvo a 500 empleados, pero luego de su asesinato los allegados siguen sosteniendo el negocio, pero con menos trabajadores.

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Las autoridades juzgan a una banda de 11 personas sospechosas de detener, secuestrar y matar a Creighton en suelo tico.

Se trata de un pizzero, con un bachillerato en Derecho y supuesto líder de la banda, de apellidos Morales Vega; su mamá, Vega Aguirre; la abuela de este, apellidada Aguirre Leal; un tío, de apellidos Vega Aguirre, y su novia, de apellidos Solís Chaves, de 27 años.

A esta grupo de acusados se les suman otras seis personas de apellidos Martínez Chacón, Sanabria Abarca (maestra), Sánchez Gamboa, Ford Dowman, Jirón López y Medrano Vargas (los dos últimos son oficiales de tránsito).