Cuatro años llevaba la familia Cano José luchando para que derribaran dos árboles Gavilán que tenían al lado de las casas en las que vivían en Loma Linda de Chilamate, en Puerto Viejo de Sarapiquí.
Aseguran que el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) ni mucho menos en la Municipalidad de Sarapiquí les resolvieron la petición de años y este viernes en la tarde la peor de las pesadillas se convirtió en realidad, cuando uno de los troncos cayó sobre la vivienda y cobró la vida de las hermanas Ivania Antonia, de 49 años y Elsa, de 46.
Arturo Cano, hermano de las fallecidas, dijo que él estaba afuera de la casa con una de sus hijas, estaban jugando con un perrito cuando la pequeña le dijo: “¡Papi, papi, el árbol se va a caer!”. Al ver eso, él trató de correr para decirle a su familia que saliera, pero todo fue en cuestión de segundos y no le dio tiempo, solo avanzó cuatro metros.
“Cuando llegué mi hermana mayor (Ivania) estaba muerta, quedó debajo de la pantalla de televisión. Elsa pedía ayuda, pero estaba debajo de los troncos y si lo hubiésemos logrado levantar ella tal vez se salva, pero la gente llegaba y solo se quedaba viendo, nadie ayudaba. Mi hermana pedía ayuda, pero murió asfixiada, los rescatistas tardaron mucho en llegar”, contó el hermano, quien sintió impotencia al querer salvar a sus parientes sin éxito.
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Pensaron que era un terremoto
Arturo contó que fue desesperante escuchar los gritos, porque en la vivienda, además de las hermanas, estaban su esposa Kattia Mathus, otra de sus hijas, Hilary Cano, y dos sobrinas de 3 y 5 años, hijas de Elsa. A las chiquitas sí las lograran sacar porque alzaron los pesados troncos.
Ellas cuatro resultaron heridas y están hospitalizadas. La pequeñita de cinco años está internada en el hospital de Niños y de acuerdo con los parientes está en condición delicada. Las demás heridas están en el hospital San Vicente de Paúl en Heredia.
Pedro Córdoba, cuñado de la familia Cano, dijo que estaba junto a su esposa en una casa al lado, cuando escucharon un fuerte viento, luego el golpe y los lamentos de los familiares.
“No puedo explicar cómo fue que ocurrió todo, fue desesperante escuchar los lamentos y no poder sacarlas a tiempo, yo le decía a mi esposa que esto parecía un terremoto, aún recuerdo los gritos de agonía de mi cuñada, agarré un machete para tratar de cortar las ramas, pero eran muy gruesas y no se podía”, relató Córdoba.
Córdaba mencionó que, incluso, hace una semana uno de los sobrinos fue a pedir ayuda al Minae y a la muni para que les quitaran el árbol, pero les dijeron que en la propiedad había una naciente y, al ser considerada manto acuífero, no la podían tocar.
La familia vivía desde hace 20 años en la zona, los vecinos afirman que son muy luchadores y las hermanas se esforzaban por sacar a sus hijas adelante.