Monserrat Rodríguez Díaz, la joven boxeadora de 14 años que fue atropellada por un carro en Nicoya, Guanacaste, se aferró a la vida hasta poder escuchar la voz de su mamá por una última vez.
Así lo contó a La Teja doña Yesica Díaz, mamá de Monse, como le decían de cariño, pues dijo que pese a las heridas que ella también sufrió en el atropello, hizo todo lo posible por estar al lado de su amada hija hasta su último aliento.
“Yo firmé la salida del hospital de La Anexión para que me dejaran ir a verla (al hospital de Liberia) y unas amistades me llevaron. Solamente me estaba esperando, yo me acerqué, no me podía poner de pie, entonces lo hice en silla de ruedas, y le dije: ‘Eres mi orgullo más grande, mi amor, te amo’, duró dos minutos conmigo, nada más, se apagaron las máquinas y la doctora me dijo que mi hija acababa de fallecer”, contó Díaz.
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El incidente que cobró la vida de la joven boxeadora ocurrió la tarde del miércoles 5 de noviembre, cuando ella y su mamá fueron embestidas por un carro mientras caminaban al lado de una carretera en Nambí de Nicoya. Al parecer, el conductor del carro trató de darse a la fuga, pero fue detenido poco después.
Tras el accidente, Monse y su mamá fueron llevadas al hospital de La Anexión, pero como la muchacha estaba tan delicada fue trasladada al hospital de Liberia, donde falleció a las 2 a.m. del 6 de noviembre.
La trágica muerte de la joven ha causado mucho dolor y conmoción en distintos puntos del país, pues Monse era muy conocida por haber formado parte de los comités de deportes de Nicoya y Santa Cruz, y porque en los pasados Juegos Deportivos Nacionales ganó una medalla de plata.
Regresaban de la pulpería
Doña Yesica contó que esa dolorosa tragedia que la tiene con el corazón hecho pedazos ocurrió minutos antes de las 5 p.m., cuando ella y Monse regresaban de una pulpería cercana a la que fueron a comprar varias cosas.
“En la pulpería ella lo primero que hizo fue buscar unas golosinas y luego fue por las toallas. En lo que estábamos saliendo a la calle yo recuerdo muy bien que volví a ver hacia el lado de Nicoya y vi que venían muchos carros, entonces le dije a Monse que nos fuéramos por el monte.
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“Ella abrió unos platanitos maduros, y era tanta la confianza que nos teníamos que yo le decía mi Chanchita, entonces le dije: ‘Coma, mi Chanchita’ y ella me respondió: ‘Uy mami, que rico es comer’, yo le dije: ‘Coma, mi amorcito’, y eso es lo último que recuerdo que pude hablar con ella”.
En ese momento ambas fueron embestidas por el carro y Díaz perdió el conocimiento. Doña Yesica despertó cuando ya se encontraba en sala de shock del hospital de Nicoya, lugar donde el mundo se le vino encima tras recibir una noticia devastadora.
“Me llegaron a decir que a ella la habían trasladado a Liberia y que le habían extraído el bazo, porque tenía hemorragia. Luego me dieron la noticia más dura y dolorosa, que ella llegó a Liberia con muerte cerebral”.
Luego de eso Díaz se trasladó hasta el hospital de Liberia, en donde pudo compartir esos último momentos junto a Monse.
En cuanto al conductor que causó la muerte de Monse, su mamá dijo que lo único que saben es que se trata de un hombre muy conocido en Nicoya y que, al parecer, la Policía de Tránsito le hizo un parte por lo sucedido.
La Teja consultó al OIJ sobre este caso e indicaron que el hecho se mantiene bajo investigación, además que están elaborando un informe que será remitido al Ministerio Público. De momento no hay ninguna persona sospechosa de la muerte de Monse.
Era su orgullo
Disciplinada, educada, esforzada y muy amorosa, así fue como doña Yesica recordó a su amada hija, de quien ella se sentía sumamente orgullosa.
“Monse era mi orgullo, ella lo quería saber todo, yo le pagaba una academia de inglés y me siento sumamente orgullosa de su avance. Ella quería estar en todo, si en el colegio habían concursos de español, de dibujo, de poesía, ella quería estar en todo. Fue cuadro de honor en sus dos años de colegio”.
Según Díaz, su hija amaba el boxeo y deseaba convertirse en una destacada boxeadora; sin embargo, sus metas iban mucho más allá de ganar combates dentro de un ring.
“Ella me decía que quería ser boxeadora, pero también abogada. Cuando la metí en la academia de inglés me dijo que si le tocara ejercer como maestra quería hacerlo en una escuela pequeña, que siempre le recordara de dónde venía, porque no quería aspirar a lo grande, quería mantener sus raíces humildes y ayudar a otros niños”.
Lección para toda la vida
En medio del enorme dolor que siente por la trágica muerte de su hija, Díaz contó que de alguna manera Monse la preparó para un momento como este, pues desde hace mucho tiempo atrás ella le dio una lección de vida que quedó escrita en su mente y corazón.
“Ella me metió algo a la cabeza, siempre me decía que las derrotas no son para siempre, que había que levantarse y seguir fuerte. Monse me decía que así me quería a mí en la vida, ella me dio muchas palabras que de cierta forma me prepararon, ahorita sigo su lema de boxeo que decía: ‘Confíen en mí, que todo va a estar bien’”.
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Doña Yesica también agradeció todo el apoyo que ha recibido en estos días tan difíciles para ella y el resto de su familia.
“Estoy profundamente agradecida, no hay palabras que describan todo el amor, cariño y muestras de apoyo que me ha dado el pueblo de Costa Rica, porque he recibido llamadas de todo lado, ha sido algo increíble, porque son esas personas junto a mi hija las que me tienen de pie”.




