José Enrique Varela Gutiérrez ha demostrado ser todo un guerrero, a sus 23 años, pues ni siquiera un terrible accidente de tránsito en el que perdió su brazo y pierna izquierda logró quitarle la sonrisa ni las ganas de salir adelante.
“Estoy totalmente feliz y agradecido con Dios a pesar de que estoy sin mi brazo y sin mi pierna, por haberme dado una segunda oportunidad”, contó el joven vecino de Santa Cruz de Guanacaste.
La vida de Varela cambió para siempre la noche del pasado lunes 12 de julio, cuando salió en moto de su casa, en el barrio Chorotega para dirigirse a la soda en la que trabajaba, ubicada en Santa Bárbara de Santa Cruz.
José contó que ese día no le tocaba trabajar, pero su jefe lo llamó para pedirle que hiciera unas horas extras, pues mucha gente estaba llegando al negocio, por lo que el muchacho decidió ayudarlo.
“Era un viaje como de 25 kilómetros, entonces pasé a echar gasolina y cuando iba de camino ocurrió algo muy extraño, porque de un momento volví a ver hacia atrás y cuando regresé la mirada hacia adelante ya no recuerdo nada”.
Aunque el joven no recuerda nada de lo que le pasó, a él le contaron que perdió el control de su moto y se estrelló contra un poste, luego se llevó por delante una cerca de alambre, la cual se enredó por completo en su brazo izquierdo.
“Cuando iba en la ambulancia me puse a buscar mi brazo izquierdo, estaba totalmente retorcido hacia atrás, a como pude lo agarré con mi mano derecha y me lo puse en el pecho, pero me desmayé al ver como estaba”, recordó.
Si usted desea ayudar a José para que consiga las prótesis que tanto anhela puede contactarlo al teléfono: 8427-3723.
No había otra opción
José fue llevado al hospital de La Anexión en Nicoya y ahí le dieron la mala noticia de que no se podía hacer nada por su brazo, ya que las heridas eran muy graves.
“Recuerdo que a los tres días de estar ahí me desperté y vi el brazo totalmente negro, yo trataba de moverlo y de cerrar la mano, pero era imposible, estaba muy mal. Luego no lo vi más porque me lo amputaron al día siguiente, fue muy duro de verdad”.
Varela pensó que lo peor ya había pasado, sin embargo, no se había dado cuenta de que su pierna izquierda también resultó muy lastimada en el accidente, sobre todo por encima de la rodilla.
“Me pusieron pines en la pierna y me la vendaron, vi que tenía como un plástico y como una manguerita para succionar la sangre, aun no me percataba de lo grave que era”.
“Por las noches no podía dormir luego vino lo del miembro fantasma, era eso de que yo sentía que mi picaba el pie y el talón de la pierna que me habían amputado”
— José Enrique Varela
Luego de pasar un mes internado en el hospital, José se despertó sudando frío y con mucho malestar una madrugada y cuando levantó las cobijas observó que su pierna izquierda estaba sangrando mucho por lo que tuvieron que llevarlo de emergencia al quirófano.
“Ese día caí en coma, estuve así por dos días. Mi mamá me contó que le dijeron que entrara a despedirse, porque yo estaba muy mal, solo estaba pegado a las máquinas”.
El primer milagro en la vida de José ocurrió al día siguiente, pues contra todo pronóstico él despertó del coma para continuar luchando.
Varela dijo que ese milagro se produjo gracias a la ayuda de muchos vecinos de Santa Cruz que llegaron a donar sangre para él, gracias a una campaña que fue encabezada por el medio regional Aló Noticias.
Otro golpe muy duro
Lamentablemente la situación con la pierna de José seguía sin mejorar, por lo que decidieron llevarlo al hospital México, en San José, donde los médicos lo recibieron con noticias muy desalentadoras.
“Recuerdo que llegué al hospital México y me hicieron pruebas de todo, me realizaron dos lavados y al tercer día me están recomendando la amputación, pero para mí era muy difícil aceptar eso, yo quería luchar por mi pierna”.
Para colmo de males los médicos detectaron una bacteria en su pierna, por lo que tuvo que estar en aislamiento total durante un mes.
“Un día me hablaron los de ortopedia para saber si iba a aceptar la desarticulación (quitarle la pierna desde la cintura), yo les decía que no, que no quería quedar en silla de ruedas toda mi vida, que al menos quería optar por una prótesis para volver a caminar”.
Varela contó que su familia, especialmente su mamá le rogaba para que aceptara la amputación, pues de no hacerlo existía el peligro de que la bacteria llegara a otras partes de su cuerpo, por lo que al final él aceptó.
“Lloré durante tres días, porque ya había perdido mi brazo y ahora iba a perder mi pierna, jamás pensé que ese accidente iba a llegar a tanto”
— José Enrique Varela
Dos meses y cinco días después del accidente los médicos amputaron la pierna izquierda de José.
Otra prueba
Luego de la operación el joven tuvo que enfrentar una prueba más, pues los doctores descubrieron que aún tenía la bacteria en su cuerpo, lo peor de todo es que el cuerpo de José ya no aguantaba los antibióticos, por lo que tuvo una recaída muy fuerte.
Cuando la situación parecía crítica ocurrió un segundo milagro en la vida de José.
“Fue impresionante porque en cuatro días mejoré muchísimo, recuerdo que mi papá llegó a verme y el doctor le dijo que no sabía cómo había pasado, pero que yo estaba completamente libre de la bacteria. Mi papá le respondió que eso fue obra de Dios”.
Luego de todas esas pruebas tan rudas José finalmente fue dado de alta el pasado lunes 27 de setiembre y cuando llegó en ambulancia a su casa fue recibido por todos sus vecinos, como todo un guerrero que salió victorioso, en medio de música y aplausos.
Ahora la meta de José es conseguir la ayuda necesaria para obtener una prótesis para su brazo y otra para su pierna, ya que su objetivo es tener una vida más normal.