Este lunes el ministerio de Justicia anunció que la famosa cárcel La Reforma ahora se llama Centro de Atención Integral Jorge Arturo Montero Castro; sin embargo, difícilmente los ticos lograrán borrar del casete el nombre con el que la han conocido toda su vida.
El nuevo nombre hace referencia al fundador del Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (ILANUD).
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En el acto estuvieron presentes la ministra de Justicia, Cecilia Sánchez; la viuda de Jorge Arturo Montero, Inés Trejos, los dos hijos de la pareja, los privados de libertad y varios invitados más.
Esta no es la primera prisión a la que le cambian el nombre, el 8 de marzo la cárcel de mujeres pasó de llamarse CAI El Buen Pastor a CAI Vilma Curling Rivera, en honor a una enfermera que se entregó en cuerpo y alma a las privadas de libertad.
Pese al esfuerzo de las autoridades por cambiar el chip de la gente y hacer que se acostumbren al nuevo nombre, lo más probable es que los costarricenses sigan recordando esos lugares con los nombres originales.
El folclorista, cantautor, escritor e investigador de cultura costarricense, Dionisio Cabal, es muy claro en explicar que el cambiarle el nombre a un lugar simbólico es una guerra perdida.
“Durante muchas generaciones se ha mantenido la costumbre de dar direcciones usando por ejemplo la ubicación de lugares emblemáticos y eso va a seguir así. En San Pedro por ejemplo, la gente da direcciones a partir de un árbol de Higuerón que ya ni siquiera existe, lo mismo con el puente de la platina, que ahora se llama Alfredo González Flores; durante tantos años la platina dio dolores de cabeza y se hicieron tanto chistes sobre eso que ya la gente lo tiene grabado como el puente de la platina y eso no va a cambiar”, aseguró Dionisio.
Cabal dice que con las cárceles es la misma historia, podrán cambiarle los nombres a todas, pero la gente las seguirá recordando con el primer nombre.
“Una decisión antojadiza tomada desde un escritorio no va a borrar los años de aceptación que tiene el nombre de una cárcel. La forma en la que los ticos se ubican y dan direcciones pertenecen a un código antiguo y muy respetado que se mantiene aún en las nuevas generaciones”, añadió el hombre.