Sucesos

Mamá bombera recuerda con amor el rescate más importante de su vida: el día que salvó a su hijo

Lisbeth Ramírez usó todo lo aprendido en la benemérita para auxiliar a su pequeño

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Desde que Lisbeth Ramírez Alfaro tenía 15 años sabía que su profesión era ser bombera, por eso se unió a la institución como voluntaria.

A los años se casó y dejó su pasión a un lado ya que a su esposo no le gustaba mucho la idea de que tuviera ese tipo de trabajo; sin embargo, el haber formado parte de la benemérita la enseñó a ser fuerte y tener el coraje para enfrentar cualquier situación, sobre todo si se trata de salvar la vida de un ser querido.

La familia creció y llegaron los hijos, Dayanna y Andrés. Cuando el chiquito tenía cinco años años le detectaron cáncer de linfoma de Hodgkin (cáncer del tejido linfático), el pequeñito estaba perdiendo la batalla, pues una gran infección le estaba contaminando la sangre. La familia le rogaba a Dios una segunda oportunidad para el menor de la casa.

Durante ese tiempo Lisbeth tuvo una oportunidad para volver a Bomberos y así lo hizo, mientras seguía cuidando a su hijo, sus compañeros la alentaban a seguir luchando.

Al chiquito lo sometieron a muchas operaciones y luego de nueve años de lucha, cuando tenía 14 años, los doctores del hospital de Niños, le dieron de alta, habían eliminado el cáncer. Era la mejor noticia que habían recibido en años.

Ese día, el miércoles 11 de setiembre del 2015, la familia regresaba en carro hacia Atenas, Alajuela, de donde son oriundos, todo era alegría porque el muchacho estaba curado, pero cuando llegaron al cruce de El Coyol, sobre la ruta 27, un camión les invadió el carril y chocaron el carro de la familia.

Se les vino otro duro golpe. Andrés fue el que se llevó la peor parte.

Una de las puertas del vehículo se abrió, el cinturón se reventó y las piernas de Andrés quedaron dentro del carro, pero la mitad de su cuerpo quedó guindando, por eso mientras el carro daba varias vueltas, la cabeza del menor pegaba con la carretera.

“Cuando el carro paró era impactante verle el rostro destruido, la mitad de la cara no se le reconocía. Mi hija gritaba y yo solo acaté a correr hacia él y tomarle el pulso, pero no lo sentía, con nosotros iba un amigo de mi esposo que también lo revisó, al ver que no tenía pulso me hizo señales de que estaba sin vida”, recordó Lisbeth.

Pero esta valiente mamá siguió luchando y se acordó de todo lo aprendido en Bomberos, por lo que comenzó a tirar el cuello de su hijo hacia atrás para abrir las vías respiratorias, Andrés comenzó a reaccionar, pero la familia se sentía impotente porque nadie se detenía ayudarles y además estaba lloviendo mucho.

“Tuve que correr y atravesarme a un carro, le dije a la persona que iba manejando que por favor llamara al 911”, recordó.

Andrés fue llevado al hospital de San Rafael de Alajuela, pero estaba tan grave que lo pasaron al México en La Uruca, San José.

Rompió los pronósticos

Cuando llegaron al hospital México, Lisbeth escuchó las palabras más duras, cuando le dijeron que su pequeño no tenía esperanzas de vida.

“Nos dijeron que nos preparáramos, porque él tenía hemorragia en el cráneo, la cara la tenía fracturada y esos huesitos se habían hecho polvo y los tenía en el cráneo, su ojito izquierdo no se lo podían salvar. Estábamos destrozados, él había sufrido mucho con la enfermedad y ahora pasaba esta situación”, recordó esta mamá.

La familia vivió y durmió en el parque del hospital, porque temían que él muriera.

“Mis hermanos nos llevaban comida y mi hija, esposo y yo nos medio aseábamos en un baño público, nuestro temor era que Andrés muriera y no estar ahí”, manifestó la bombera.

Luego de muchas intervenciones el valiente despertó, pero los doctores dijeron que no iba a caminar, hablar, ni mover los brazos.

A Andrés le reconstruyeron la carita con placas, cuando le dieron la salida del hospital lo llevaron a casa y muchos vecinos lo estaban esperando, entre ellos el mejor amigo del adolescente. El muchacho al verlo comenzó a llorar y Andrés, quien se suponía que no iba hablar, dijo sus primeras palabras: “estoy bien”, la bombera lloró de alegría.

Esta valiente mamá nunca se ha separado de su hijo y él ahora camina y habla. Andrés actualmente está en noveno año, su madre se siente orgullosa de él.

Andrés le cuenta a todos que su mamita lo ha salvado de todo, pero más bien ella dice que Andrés ha sido el hombre que la cuida.

Héctor Chaves, director de bomberos, afirma que se sienten orgullosos de que Lisbeth sea una de las 150 mujeres que integran la institución.

“Ella se ha caracterizado por siempre mantener una actitud positiva, a pesar de las adversidades que ha enfrentado”, dijo Chaves.

Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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