La mamá de Jonathan Vargas González, de 37 años, el conductor de plataformas que murió al ser alcanzado por una bala perdida, enfrenta el dolor con una pregunta que no tiene respuesta.
Doña Ligia, sabía que su hijo era muy pulseador y se esforzaba por sus dos niños; sin embargo, él no era de hacer servicios en barrios señalados como conflictivos.
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No obstante, el 8 de abril anterior, entró a La Carpio, en La Uruca, por un servicio y, a tan 100 metros de donde estaba se armó una balacera en la que lamentablemente uno de los tiros se alojó en su cabeza.
Cinco días después falleció en el hospital México, luego de sentir la mano de su mamá.
“Era muy quitado a meterse a barrios conflictivos, pero no sé qué sucedió ese día, no sé por qué se metió ahí”, exclama la mamá, quien espera que se haga justicia por su hijo.
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Jonathan no tenía problemas, se había quedado sin trabajo hace un año y para llevar la comida a su hogar decidió trabajar con el carro.
La agresión ocurrió en la Primera Parada de La Carpio, 175 metros hacia la zona conocida como Las Gradas.
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“Lo que se maneja de forma preliminar es que el hombre herido, aparentemente trabajaba brindando servicio de transporte privado, cuando en apariencia se encontraba haciendo un servicio en ese sector y a escasos 100 metros de donde se hallaba se dio una balacera y una de estas balas lo impactó”, señalaron los judiciales.
No hay detenidos por esta injusticia y que ha llenado de dolor a la familia Vargas.