Una muchacha que el 10 de mayo habría cumplido 18 años fue quien apareció carbonizada en un cafetal cerca del cementerio de San Vito, en el sur del país.
Las autoridades la identificaron por medio de las huellas dactilares, pero María Cecilia Berrocal, la mamá de la joven, confirmó para sí la mala noticia antes de los resultados forenses al reconocer los anillos, una pulsera y una tobillera de la muchacha.
A la víctima la identificaron como Yeimy Álvarez Berrocal, vecina de la comunidad La Flor, en El Roble de San Vito.
Su cuerpo fue encontrado el sábado 4 de abril a las 6:45 a.m. y sus familiares la sepultaron este sábado 25 de abril a las 6 de la mañana en el cementerio de La Administración, en el cruce de Fila Guinea, también en San Vito.
El cuerpo de la muchacha tenía quemaduras en el rostro, el pecho y los brazos. Los investigadores del OIJ de la zona dijeron que aún están esperando el dictamen médico legal que certifique la causa de la muerte porque se desconoce si tenía heridas de arma o si fue asfixiada.
Las autoridades no tienen sospechosos.
Posible venganza
La mamá de la joven conversó con el medio de comunicación regional San Vito Televisión.
“Esto es muy doloroso, no duermo, no como, es un sufrimiento tan grande, porque un hijo es un hijo. Me llevaron unos anillitos, una pulserita y una tobillera que ella andaba y sí son de ella. Eso no se lo merece ni un animalito, menos un ser humano”, expresó.
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Esta madre dijo no tener idea de por qué le mataron a su hija. “Puede ser una venganza”, exclamó, sin dar detalles.
Contó que su hija era soltera y recordó el último día que la vio. Fue el viernes 3 de abril, un día antes de que la hallaran muerta.
"Me dijo que iba para Ciudad Neily, le dije ‘no vaya, Yeimy, no vaya’, pero me dijo ‘mami, voy a ir’. Se despidió como nunca lo hacía, fue una despedida fugaz, muy distante, ella sentía lo que iba a suceder”, dijo la madre mientras lloraba.
Doña María Cecilia asegura que su hija era muy querida por los lugareños.
“Como madre la recuerdo como una persona muy especial, era una chiquilla muy querida”.
A pesar del gran dolor dejó todo en manos de las autoridades y de Dios.
“Yo soy cristiana, que Dios se encargue de esto, es un dolor muy grande que me han provocado. Estoy muerta en vida, pido que se haga justicia, que pague el que hizo esto, porque ella no se lo merecía, nadie se lo merece”.
Si usted tiene información de este caso, llame a la línea confidencial del OIJ 800 8000 645.