Johann Linner es más conocido como el ‘dios del trueno’ porque ha sobrevivido a la descarga de dos rayos.
El costarricense es mecánico de aviones y trabaja en el aeropuerto Juan Santamaría, en Alajuela, lugar donde sufrió los dos impactos y pese a los sustazos, le encanta su trabajo porque ama su profesión.
El primer bombazo ocurrió en el año 2000, pero el apodo que lo compara con Thor se lo ganó el 29 de abril del 2018, cuando sobrevivió al segundo latigazo de energía.
Él cuenta que cada despertar lo ve como un milagro y más cuando recuerda que estuvo al borde de la muerte.
“Creo que aún tengo algo pendiente que hacer en la tierra y por eso el de arriba no me lleva”, menciona entre risas el sobreviviente de 57 años.
Aunque es valiente por el simple hecho de seguir trabajando en el mismo lugar donde conoció a la pelona, dice que cada vez que escucha que caen rayos, sale corriendo a esconderse.
De hecho, el miércoles de esta semana un rayo golpeó a cinco trabajadores de Coopesa en el mismo aeropuerto y por suerte, esa vez don Johann no estaba en pista.
Aunque los afectados no son compañeros de él, dice que sí los conoce y que cada vez que se entera que alguien pasa por algo similar, siente feillo.
“Desde la primera vez quedé traumatizado, es triste cuando me doy cuenta que alguien está pasando por una situación similar", comentó.
Linner contó que en el primer bombazo, hace 19 años, estaba sobre el ala de un avión y el rayo cayó en la terminal doméstica, la onda expansiva llegó hasta el hangar, tocó la nave y para mala suerte, él también tocó la nave en ese preciso instante. Del latigazo quedó con la cabeza guindando y cuando se despertó ya estaba en el hospital.
"Me sentía tieso y estuve incapacitado un mes y medio. También todas las semanas tuve que ir a terapias en el hospital del INS cuando estaban por el hospital San Juan de Dios. A mí me cuentan que solo vieron un chispero, pero yo no recuerdo nada de ese momento”, expresó.
Mientras que el golpe más reciente, hace año medio, estaba despachando un avión de Avianca que iba para El Salvador y tenía todos los instrumentos de comunicación puestos cuando el rayo se dejó venir.
Esa vez él sirvió de descarga, mientras que a sus compañeros de remolque no les pasó nada.
“Quedé atontado, sentí un dolor en la cabeza y quedé arrodillado, mis compañeros me tuvieron que auxiliar, desde entonces siempre se me despelleja una parte en la sien derecha y me dan dolores de cabeza, creo que sería por el rayo porque antes no los tenía”, expresó Johan.
Adelante
Pese a que ha pasado momentos complicados, sobre todo por el trauma que le generaron los dos sucesos, el sobreviviente asegura que siempre hay esperanza para salir adelante.
Además aconseja a las personas que están pasando un momento difícil, que confíen, porque siempre hay personas especiales alrededor que ayudan a llevar la carga.
“En mi caso siempre ha estado mi familia, pero también hubo compañeros de trabajo que se preocuparon, uno debe de empeñarse en disfrutar al máximo el día a día”, expresó.