Sucesos

Montañista que estuvo extraviado: “Fue una experiencia única, como de película”

Don Jesús Porras pasó cuatro días en las montañas de Sarapiquí

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Don Jesús Porras Sibaja, de 59 años, pasó cuatro días extraviado en las montañas de Las Horquetas de Sarapiquí, logró salir solito la mañana de este martes 28 de julio después de muchas horas de caminata y por suerte está en muy buen estado de salud.

Porras le contó a La Teja que el sábado pasado se fue con tres amigos a pasear por la montaña, sin embargo, se adelantó y cuando se dio cuenta se había extraviado, don Jesús asegura que vivió cosas que nunca olvidará.

La desaparición se reportó en La Colonia, en Horquetas de Sarapiquí y el papá de tres hijos logró salir por el antiguo puesto policial del Chirripó, sobre la ruta 32, en el cruce entre Guápiles y Sarapiquí.

Los socorristas mantenían la búsqueda desde este lunes.

–Don Jesús, ¿cómo fue que se perdió?

–No ve que uno de los compañeros se desvió y los otros dos se quedaron retrasados y yo seguí porque cuando uno va caminando por la montaña le dan unas ganas y un impulso que uno no se puede detener.

-¿Qué pasó cuando se percató de que estaba solo y extraviado?

–Yo tengo más de 40 años de andar en las montañas y sabía que en algún momento iba a salir bien, pero sí me dije: ‘tiene que disfrutar esto porque si no el asunto se puede complicar', la mente es muy poderosa, entonces yo me hice la idea de que todo iba a estar bien.

–¿Andaba suficiente comida en la mochila?

–Yo siempre ando todo lo que puedo, andaba galletas integrales y dulces y unos sándwiches pequeños que me alcanzaban para cuatro días, además unos jugos de frutas con semillas, pero esos solo me duraron dos días, también andaba para chorrear café, entonces hoy (martes) me hice uno en la mañanita.

–¿Cómo fue la travesía por esa montaña?

– Fue una experiencia única, como de película, el lugar es demasiado bonito, pero claro, a uno no le deja de preocupar todo lo que puede ocurrir, yo caminé hacia el este y al norte, por dicha yo andaba la tienda de acampar de un amigo, entonces me salvé porque pude armarla y descansar, todos los días caminaba montones de horas, no me he podido sentar a calcular cuántos kilómetros fueron.

–¿Tuvo que enfrentarse a situaciones peligrosas?

–Sí, claro. Tengo unos cuantos raspones y el bulto me sirvió de almohada para atajarme varias veces, tuve que pasar por un río que tiene unos ochenta metros de ancho, pasé por unas cataratas preciosas que me costó bajar y en un momento encontré unas huellas y las empecé a seguir como durante cinco horas, pero no me llevaron a ningún lado.

–¿Vio algunos animales?

–Sí, una manada de jabalís, una danta, varios monos cariblancos y hasta un gatillo que me pasó cerca y una culebra.

–¿Sintió miedo?

–Lo normal, es que yo doy mantenimiento en una finca de una fundación y hago mucho trabajo de campo, entonces estoy acostumbrado.

–¿Usted pensó que lo estaban buscando?

–La verdad yo pensé que mis hijos estaban preocupados, la noche del lunes encontré una cabaña abandonada y dormí ahí, hasta pensé en quedarme otra noche más, pero como ellos esperaban que saliera antes, pensé que sí estaban con la preocupación, pero jamás que imaginé que había un operativo para encontrarme, la verdad hubiera sido toda una sorpresa si me hubiera topado con alguna de las patrullas.

–¿Tomó muchas fotos en el recorrido?

–Eso fue lo peor, que no pude tomar fotos porque tenía que cuidar lo que me quedaba de batería para poder hacer alguna llamada para avisar donde estaba, pero no tuve señal.

–Cuando logró salir a la ruta 32, ¿quién le ayudó?

–Yo vi que ya estaba cerca la carretera y le hice señas a un muchacho de una vagoneta para que me ayudara a salir hasta la calle y él me dijo, ‘señor, a usted lo están buscando en la montaña’ y me enseñó hasta unas fotos y luego una pareja en un carro paró y me dijeron, ‘¿usted es el señor que está desaparecido?' y en ese momento fue que me di cuenta de la torta, por el montón de recursos que mandaron a buscarme, entonces llamé a mi hijo para decirle dónde estaba y al momentito estaban los socorristas.

–¿Qué le dijeron sus hijos?

Estaban muy angustiados, mi hijo hasta se puso a llorar, estaban muy asustados.

–¿Cómo está de salud?

–Por dicha, como tenía la tienda de acampar dormí siempre seco, los cruzrojistas me revisaron y estaba muy bien y hasta hice amistad con uno de los bomberos que también es de Naranjo, a mí me salvó que yo estoy acostumbrado a esto, hago mucho ejercicio y me alimento muy sano.

En la clínica de Río Frío de Sarapiquí me pusieron un suero y me hicieron varios exámenes por las horas que pasé caminando, pero todo está bien. A las 6 voy a agarrar el bus a San José para irme donde mis patrones de la fundación que viven en Tibás y me están esperando.

–¿Qué tiene pensando hacer ahora que llegue a San José?

–Descansar, tengo antojo de un pinto y lavar la ropa y vamos de nuevo, mis patrones me están esperando para conversar, ellos son muy buenos conmigo, seguro también me voy a ver a mis hijos y después me voy para mi trabajo, en la finca en Naranjo.

¿Los socorristas le dijeron algo?

–No, ellos estaban muy contentos de verme bien, los enojados eran los del Minae, que me jalaron el aire y me hicieron una advertencia para que no se repita más por todo el recurso que se movilizó.

–¿Cuándo piensa volver a la montaña?

–Con esto que pasó yo creo que ya voy a colgar los tacos, por toda la preocupación que les di, ahora voy a hacer recorridos pequeños, pero como este está difícil, aunque es algo que cuesta dejar.

¿Lo ha llamado mucha gente?

–Sí, la verdad es que muchísimas personas se preocuparon por mí, tengo muchos mensajes y todavía no los he podido terminar de contestar todos, se alegra uno de que le tengan tanto cariño, creo que dieron la alerta muy pronto de que me extravíe, pero claro, es parte de la preocupación de todos.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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